Faltan aún dos meses para que el presidente electo, Joe Biden, asuma el poder, pero ya empiezan a registrarse movimientos en la estratégica región del Medio Oriente de cara a tal cambio. En el caso de Palestina, el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, acaba de anunciar su disposición a reanudar su colaboración con Israel en asuntos de seguridad y de economía, después de que en mayo pasado Abbas rompiera con ello cuando el Plan del Siglo para Oriente Medio presentado por Donald Trump abriera la puerta a que el premier israelí Netanyahu pudiera anexar cerca del 30% de Cisjordania. Se ha dicho que entre los motivos para el reciente cambio en la disposición del mandatario palestino está no sólo la crisis económica derivada de la ruptura con Israel, sino también las expectativas que se abren con la administración entrante de Biden respecto a su capacidad de impulsar de nueva cuenta el proyecto de “dos Estados para dos pueblos”, el cual fue abandonado durante los cuatro años pasados.
En cuanto al caso de Irán hay que recordar que en mayo de 2018 el presidente Trump decidió abandonar el acuerdo nuclear con el país persa (conocido por la siglas JCPOA, o bien, como el acuerdo G5+1). En consecuencia, Washington reimpuso sanciones que castigaron fuertemente a Irán, nación que en este 2020 ha sufrido, además de los bajos precios del petróleo, los duros embates de la pandemia del covid-19 y la limitación en su acceso a fuentes de financiamiento internacionales. En ese contexto, la beligerancia antinorteamericana de Irán subió más de tono, retomando como represalia, el enriquecimiento de uranio que se había comprometido a suspender en el JCPOA.
Como agravante adicional de las tensiones, Trump anunció hace tres días la imposición de más sanciones a Irán, anuncio simultáneo a la difusión por la prensa estadunidense de que hace algunos días, después de las elecciones del 3 de noviembre, Trump estuvo cerca de ordenar un bombardeo contra el centro de desarrollo nuclear iraní de Natanz. Y desde el otro bando también se registraron hostilidades: milicias chiitas proiraníes lanzaron un ataque a la zona verde de Irak, donde se asientan las tropas de EU desplegadas en ese país.
Pero aun con esta escalada en curso, el régimen iraní registra movimientos en dirección inversa derivados de la inminente llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, en la medida en que éste manifestó desde su campaña su voluntad de reincorporarse de nuevo al acuerdo, ajustando condiciones que no fueron contempladas con anterioridad. En concordancia con esto, el presidente de Irán, Hassan Rouhani, declaró la semana pasada que “nadie tiene derecho a desperdiciar oportunidades”, al tiempo que el canciller, Mohamad Javad Zarif, quien dijo conocer a Biden desde hace 30 años, se atrevió a decir que si el próximo presidente norteamericano revoca sólo tres órdenes ejecutivas referentes a las sanciones, no habrá necesidad de otra cosa para reinstalar el JCPOA en sus términos originales, con Irán cumpliendo con sus obligaciones también. Textualmente, su oferta fue así: “estamos listos para discutir cómo Estados Unidos puede retomar el acuerdo… la situación mejorará en los próximos meses… Biden puede levantar las sanciones con tres órdenes ejecutivas”.
Sin embargo, no es posible predecir si esta posibilidad de retorno a un acuerdo que comprometa de nuevo a Irán a cumplir en el tema nuclear se va a concretar. Aún están por transcurrir dos meses en los que la administración de Trump estará vigente y con capacidad de actuar a fin de alterar dramáticamente el escenario con el propósito de que su sucesor se vea imposibilitado a poner en marcha los planes que tiene respecto a esta situación.
Mientras tanto, sigue en pie la controversia entre los diversos actores que consideran al régimen de Teherán una amenaza real en virtud de su comprobada actividad terrorista y su ambición de expandir su hegemonía regional y su perfil teocrático chiita. A saber, ¿hay más posibilidad de contener esa amenaza teniendo a Irán bajo un control parcial que impida su actividad nuclear al menos, como lo consideran Biden, Macron, Merkel y Johnson, o es mejor opción el estrangulamiento económico y el aislamiento internacional del país persa, a pesar de la peligrosidad implicada en el aumento de su pasión revanchista, como lo perciben Trump y los gobiernos de Israel y de varios de los más importantes países árabes sunitas?
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