El exilio sefardí en México

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La expulsión de los judíos en 1492 no solo abarco al territorio de Sefarad, sino que se extendía más allá de las fronteras llegando hasta el Nuevo Mundo.Cuando Hernán Cortés conquistó a los aztecas, estuvo acompañado por varios judíos convertidos a la fuerza al cristianismo durante la Inquisición de 1492. Conversos, o Anusim, emigraron en masa a Nueva España (actual México) y algunos estiman que a mediados del siglo 16, había más criptojudios en la ciudad de México que católicos. Las cedulas reales y papales enfatizaban que “ninguno nuevamente convertido a Nuestra Santa Fe Católica, de moro o judío, ni sus hijos pueden pasar a las Indias sin expresa licencia nuestra”. Luis de Carvajal, obtuvo del intransigente Felipe II, a pesar de ser judío una provisión real que le autorizaba descubrir y pacificar un reino que se debería de llamarse Nuevo de León. Carvajal seleccionó para esta misión a cien familias, mayoritariamente judías que viajarían formando parte de una flota donde uno de sus pasajeros era el recién nombrado Virrey don Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de la Coruña.

La flota arribó a costas mejicanas entre el 1580 o 1581en Tampico, de donde se adentraron hasta llegar a la sierra de San Gregorio, lo que dio lugar posteriormente a la fundación de la ciudad de León (hoy Cerralvo, N. L.). A partir de aquí, se genero la fundación de varias ciudades como seria la Villa del Saltillo y Villa de San Luis (posteriormente paso a llamarse Monterrey), siendo su alcalde mayor el capitán Gaspar Castaño de Sosa. El primer fundador de la ciudad de Monterrey fue Alberto del Canto (1547 – 1611), un militar luso español de origen sefardí, que durante la conquista de América exploró la zona noreste de México. Gaspar Castaño de Sosa fue encarcelado por la Inquisición acusado de judaizante, pero escapó y vivió entre los nativos hasta que se retiraron los cargos. De las cien familias que embarcaron hacia México, 68% eran de origen judías, que probablemente habían conseguido embarcarse gracias al oro judío que poseían con el fin de huir de la persecución religiosa que estaban sufriendo en gran parte de Europa. Sin embargo con el resultado que se encontraron era bastante distinto al esperado.


La vida para los sefarditas traídos por Carvajal se torno difícil por las inclemencias del tiempo, los continuos ataques por parte de los indios y la persecución que continuaban sufriendo por parte de la Inquisición. La huida había sido casi inútil ya que su situación se había incluso empeorado.

Carvajal profesaba la fe mosaica aunque se convirtió al cristianismo. No fue una conversión para salvar su vida, sino que fue un acto sincero, aunque el virrey Lorenzo Suárez de Mendoza se encargara de sacar a la luz el origen “impuro”. Poco tiempo transcurrió hasta que este terminara a pesar de su gesto sincero en las cárceles secretas del Santo Oficio. Aunque los inquisidores no encontraron motivo alguno para acusarlo de seguir su práctica judaica, se le condeno al destierro aunque continúo prisionero por motivos jurisdiccionales. En el año 1590 tuvo que verificar su Auto de Fe, haciendo penitencia mientras escuchaba su sentencia en la Catedral de México.

Peor suerte corrió su sobrino Luis de Carvajal, también conocido como “el mozo”. Fue judío sincero que nunca renegó de sus creencias, siendo ese el motivo por el que toda su familia fuese hecha prisionera. Gracias a una merced especial del inquisidor general de España, fueron perdonados aunque Luis “El mozo” continúo “desafiantemente” practicando su fe, hasta que se le apreso nuevamente. Los inquisidores trataron de convertirlo por todos los medios, pero todo fue inútil siendo condenado a la hoguera. El miedo de sufrir este martirio lo hizo razonar y convertirse al cristianismo a última hora, siendo el medio de ejecución trasformado en la muerte por el garrote vil para ser posteriormente quemado. La conversión fue un acto de disimulo para evitar la agonía a la que se había expuesto al no cumplir las órdenes de los inquisidores. Antes de morir se despidió de su familia con el Shma Israel, siendo hoy venerado por los judíos como el protomártir de América.

Sin hacer pública su fe, lograron diversas familias judías a sobrevivir en la parte noreste del país, aunque no pudieron evitar sus añosas costumbres y hábitos alimentarios. Con el transcurrir del tiempo, los sefarditas fueron lentamente desapareciendo, aunque se conservaron algunas tradiciones, costumbres y hábitos alimenticios que en la actualidad forman parte de la vida cotidiana de los habitantes del noreste del país. Un ejemplo de ello es en el ámbito gastronómico el cabrito que aún no ha sido detestado. Algunos historiadores opinan que esta práctica está relacionada con los sacrificios que el pueblo judío ofrecía a Dios, y que el Pentateuco menciona.

En ciertos pueblos existe la costumbre de ofrecer en fiestas, bautizos y bodas, pan “fino” a los invitados y también perdura la costumbre de curar con huevos, pasando estos repetidamente por el cuerpo mientras se pronuncian ciertas oraciones. Otra de las costumbres de aquella época que se salvaguarda es la de regalar al nieto, al segundo día de vida, una almohada que la abuela confecciona con lana cardada. Con ello se pretende evitar el tal llamado “mal de ojo”. Los judíos que sobrevivieron y prosperaron en el noreste del país, lo debieron a la discreción, optando incluso por un cambio de nombre para disimular su descendencia. Queda fuera de dudas, que las localidades de Monterrey, Saltillo y otras poblaciones tuvieron entre los primeros pobladores a los judíos sefarditas.

A la colonización del noreste, auxiliaron considerablemente las voluntades de los abnegados frailes de la antigua provincia franciscana de Zacatecas, los que instituyeron sus conventos y misiones en lugares separados por enormes distancias, en medio de territorios desérticos: Charcas en San Luis Potosí, desde los cuales fue operable adentrarse hasta Matehuala en 1683. Otros frailes implantaron sus conventos en Mazapil, Saltillo y Monterrey, y en muchos casos fenecieron en manos de los bárbaros. Tal es el caso de fray Martín de Altamirano, quién había fundado con fray Lorenzo González el convento franciscano de Monterrey y que fue asesinado por los indios quamoquanes, cerca del río Nadadores en Coahuila en 1607.

Otro de los casos fue el de fray Bartolomé de las Casas de Coahuila, fray Juan de Larios, quien en compañía de cinco indios cotzales, se introdujo al norte de Coahuila a cristianizar a las naciones de los llamados indios bárbaros en 1676. En otras ocasiones, los misioneros también se brindaron a buscar espacios donde había minerales para así cautivar a los españoles a que poblaran en ellos, porque como decían: “no entra el evangelio sino donde hay plata”. Aún existen misiones y templos que nos conmemoran la acción de los franciscanos: Villaldama, Lampazos y San Bernardo de Guerrero, Coahuila.

Acerca de María José Arévalo Gutiérrez

María José Arévalo Gutiérrez (1967) nació en Goslar (Alemania), siendo hija de emigrantes, retornando a España en el año 1985 donde reside en El Puerto de Santa María (Cádiz). Diplomada en Turismo, cuenta con un amplio currículum académico, donde se especializo en el sector Vitivinícola (Master) y Gestión de Empresa (MBA). Su carrera profesional se ha realizado durante más de dos décadas en el sector turístico y últimamente se esta desarrollando en el ámbito de la docencia. Su inquietud e interés por el mundo judío, le vienen desde la juventud, entrando en contacto históricamente con el holocausto en Alemania, donde efectuó los estudios obligatorios. Su enamoramiento por Andalucía y su diversidad cultural, le llevaron a investigar los aspectos históricos - culturales en el ámbito mas cercano, entre ello la cultura sefardí. Colabora en varios boletines y revistas especializadas con el fin de aportar con su trabajo a la difusión de la información recabada.

1 comentario en «El exilio sefardí en México»
  1. Hola que tal.
    es un gusto leer sobre la llegada de criptojudios o benei anusim a tierras mexicanas o centroamerica.En mexico,centroamerica y suramerica,existen muchisimas comunidades de benei anusim o criptojudios,que actualmente se observan mandamientos,leyes,costubres y tradiciones judias como son:practicar el britmila,hacer shejita a los animales y hacer su proseso de salado,abtenerse de comer animales solo admitidos por la biblia,celebrar shabat en casa,celebrar fiestas biblicas,hablar en ladino o formas del ladino,como también,el de casarse entre familiares solamente o entre primos,esta es una costumbre sefaradita en america,el motivo es para no mezclarse con las demas personas que no sean de origen criptojudio o judio,pero sin importar que religion lleve,sean protestantes,cristianos,entre otros,lo que ha importado es la linea de desendencia,todo lo mencionadado arriba,es muy comun y desde la salida de españa se ha practicado en los criptojudios en mexico y centroamerica.Claro que solo pasa eso en comunidades o familias de anusim,para una persona que no está relacionada o sea cercana a los benei anusim,le será muy dificil saber,encontrar,o contactarse con los anusim pero, para un anusim es sensillo identificarlos,en ciudad de mexico y sus alrededores han existido miles de anusim y están muy bien organizados,teniendo documentos tan antiguos de historia y legado,todos estos escritos están en hebreo,ladino o arameo y en originales,si llegaran a descubrir todo este legado historico anusim,la nacion mexicana reclamaría todo este material historico como patrimonio de la nacion,es por eso que actualmente todo está tan oculto aun para las mismas comunidades judias o de cualquier judio recien llegado o de cualquier persona que no sea anusim,claron que tienen sus rabinos las comunidades y son ortodoxos por así decirlo,por si hay duda de todo lo mencionado.

    ELIAS HERRERA HERRERA

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