Un niño se acercó a su padre y le preguntó: “Padre, de dónde venimos nosotros”, el padre le respondió: “hijo, nosotros venimos de la evolución de los simios, anteriormente el planeta estaba lleno de simios con el pasar de los años fueron evolucionando hasta que llegamos al ser humano actual”. El niño se acercó a su madre y le hizo la misma pregunta que le hizo a su padre, y la madre contestó: “Hijo, nosotros venimos de el primer hombre y la primera mujer que fueron creados por D–os, ellos poblaron la tierra”, el niño algo confundido le dijo a su mamá –“Mamá pero tú dices que venimos del primer hombre y la primera mujer, y mi papá dice que venimos de los simios, entonces ¿cuál historia es cierta?”, y la mamá le responde: “Hijo no hay problema, tu padre está hablando de su familia y yo estoy hablando de la mía”.
En la Parashá que leeremos esta semana, Ki Tetze, habla de algunos casos aparentemente diferentes, uno de ellos es cuando un hombre sale a la guerra y conoce a una mujer con la que quiere casarse, sólo por su belleza. Veremos el proceso que debe seguir para casarse con ella. Otro caso es el de un hombre que tiene dos mujeres, a una de ellas la ama y a la otra la odia y el tercer caso, es el de un hijo rebelde, que según la Parashá hay que matarlo, pero en el Talmud dice que nunca existió ni existirá ese caso del hijo rebelde. ¿Entonces por qué la Torá habla de un caso hipotético?
Todos estos casos no son casos distintos, que van por separado, sino que es una historia que nos relata estos tres casos que les estoy mencionando por separado.
Cuando uno no sabe controlar sus deseos y se casa con una persona sólo por su belleza exterior y después la llega a odiar, posiblemente el hijo que salga de esa familia sea un rebelde.
Una de las condiciones para que el hijo rebelde sea castigado es que sus padres tengan una “misma voz”. Pero si el papá dice una cosa y la mamá otra, es decir no están de acuerdo y cada uno transmite sus diferentes creencias, el hijo no tiene la culpa.
Al hijo se considera rebelde siempre y cuando a él le hayan enseñado de una forma clara, de una “misma voz”. A veces el niño pide algo a su mamá y ella responde que no, entonces va con el papá para escuchar un sí, si el papá le contesta que si, el niño percibe que sus padres no están de acuerdo y empieza a jugar con esto.
Uno de los motivos y del peligro entre matrimonios mixtos, de diferentes religiones, es que el hijo termina confundido, cada uno le transmite las cosas desde su punto de vista, desde lo que a ellos les han enseñado en su religión. Yo conozco un caso donde el papá es del islam y la mamá es judía, su hijo terminó siendo ateo.
No es suficiente con decirle al hijo que no puede hacer algo, decirle no puedes tomar aquello, no puedes tocar esto otro, no puedes mirar eso, y mil ejemplos más, también debes enseñarle a tu hijo que es lo que sí puede hacer, porque no es suficiente con mostrar las cosas negativas, se debe también mostrar el lado positivo, así las cosas negativas se borran.
Un ejemplo de esto se da cuando nosotros queremos quitar la oscuridad de un lugar debemos llevar luz. No se puede simplemente sacar la oscuridad con las manos y arrojarla a otro lugar y listo; debemos llevar a ese lugar oscuro una vela prendida o una linterna encendida para que la oscuridad desaparezca. Lo mismo ocurre con las cosas, siempre se deben borrar las cosas malas y los actos negativos con buenos actos y cosas positivas.
Así también debe entenderse que no es suficiente con decirle a la esposa: “Tranquila, agradece que no te maté” o “Tranquila, mira que no te traté mal”, etc. Tiene que actuar bien y hablarle bonito.
Una vez llego un joven con su maestro y le preguntó: ¿Por qué me sacaste de la clase? No hice nada”. Contestó el maestro: “¡Por eso! Aquí hay que hacer”.
Un rabino llega a visitar a su hijo al pueblo donde vivía, y le preguntó a su hijo cómo era la gente de ese pueblo. Su hijo le contó que eran buenas personas, que no robaban, no asesinaban, no trataban mal a sus vecinos, no hablaban mal de nadie y que él creía que si ellos seguían comportándose así, pronto llegaría el mesías. Después de verse con su hijo el Rabino iba caminando por el pueblo con su ayudante y encontraron un burro muerto, el rabino le dijo a su ayudante que tomara el burro y lo metiera en un ataúd, y que dijera a todos en el pueblo que alguien muy importante había fallecido y que sería enterrado. Todas las personas llegaron al cementerio y el Rabino comenzó hablar, –“Quien falleció era alguien que nunca hablaba mal de nadie, nunca robó, nunca asesinó, nunca se le escuchó quejarse, decir un mal chiste, o un chisme, tenía poca ropa, trabaja todos los días, no comía mucho, tampoco tenía mucho tiempo para descansar y sin embargo nunca se quejó”.
Cuando el rabino terminó de hablar todos en el pueblo estaban intrigados por saber quién era esa persona, así que el rabino les dijo que abrieran el ataúd, cuando las personas lo abrieron y vieron que era un burro se molestaron pensando que el Rabino se estaba burlando de ellos. Y el rabino les dijo: “Nada de lo que les dije era mentira, el burro nunca hizo nada negativo y así son todos los animales, pero lo que les quiero enseñar es que no solo basta con no hacer cosas negativas, sino que también se deben hacer cosas buenas, actos positivos para que puedan esperar la llegada del mesías”.
Por eso también esta Parashá contiene más preceptos en comparación a las otras Parashot, 27. Es el tiempo de hacer.
Estamos en el mes de Elul, es la oportunidad de reflexionar, de mejorar nuestros actos, de hacer cosas positivas, no sólo no hacer cosas negativas, de hacer el bien para el prójimo. Algunas personas piensan que la sinagoga es sólo para venir a rezar durante los aniversarios, o cuando alguien fallece, pero no es así, la sinagoga es un lugar donde podemos unirnos como comunidad, así que los invitamos a que vengan a las fiestas, a disfrutar y a celebrar todos en familia y en comunidad, para que pasemos juntos un rato agradable.
El vídeo.
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