El festejo de los 100 años de la nona Esterina

Mientras ayudábamos a preparar la receta en la cocina, no podía evitar sentirme nostálgica. Recordaba cuando era pequeña y ayudaba a la nona en la cocina, ella siempre me dejaba revolver los porotos y me contaba historias sobre su vida. Fue ella quien nos enseñó la receta del guiso de pavo con porotos,  y ahora, a sus cien años, estábamos cocinando su receta especial para celebrar su cumpleaños.

La casa estaba decorada con guirnaldas y luces parpadeantes, y todos los familiares que vinieron de lejos estaban vestidos con sus mejores ropas. Incluso mi primo Salomón, que acababa de llegar de París para las vacaciones de invierno, estaba presente. Su madre, mi tía Almendra, había contribuido con su receta de pan artesanal, que se horneaba en el horno de leña.

Mientras disfrutábamos del pan recién horneado y del café colombiano, los aromas del guiso de pavo con porotos llenaban la casa. Finalmente, después de varias horas, la receta estuvo lista. Nos sentamos juntos alrededor de la mesa, con la nona Esterina en el centro, radiante con su vestido de lentejuelas y joyería.

El guiso de pavo con porotos fue todo un éxito, y todos disfrutamos de la deliciosa comida mientras compartíamos historias y anécdotas. Después de la cena, los nietos hicimos un espectáculo para la querida nona con una canción y un baile especial que habíamos ensayado. Fue un momento mágico y emotivo, y todos sentimos la importancia de estar juntos y de honrar la vida y la sabiduría de ella.

Mientras la noche avanzaba, no podía evitar sentirme agradecida por mi familia, y por la receta especial que nos había unido una vez más. Aunque el festejo había terminado, sabía que siempre recordaría esa noche como una de las más mágicas y emotivas de mi vida. Y, por supuesto, seguiría preparando el guiso de pavo con porotos para honrar la memoria de mi nonita y mantener viva su receta por muchos años más.