Cuántas veces hemos oído de este hipódromo donde son famosas las carreras de caballo además de ser el lugar donde algunos de ellos tienen sus caballerizas, sin embargo no sabemos la historia de cuál es su origen.
La idea original viene de Bruno Pagliai de construir un hipódromo en Las Vegas, ya en 1901 tenía en operación el primer casino, el Golden Gate, como un complemento completo para la “ciudad del juego2, después de la negativa se fue a California con el mismo resultado.
En 1941 solo operaba en México uno en Tijuana, logrando convencer al gobierno de su construcción.
Corrió con buena suerte porque el General Manuel Ávila Camacho fue el más entusiasta de los presidentes de México en materia hípica, después de algunas investigaciones, cuando el General Lázaro Cárdenas emitió la concesión de un hipódromo que no había sido construido, ésta le fue concedida a Pagliai.
Gustavo Zepeda Carranza, Carlos Gómez y Gómez, José “Che” Méndez Salazar, Ben Smith, John I. Sullivan y Pagliai fueron los primeros accionistas, tanto con su dinero y su trabajo. Méndez y Pagliai pusieron manos a la obra el 6 de marzo de 1943 un terreno de la Secretaría de la Defensa Nacional con casi 60 hectáreas, la construcción, la pista, caballerizas, estacionamiento y tribuna cubrían este espacio con una concesión de 10 años exento de impuestos.
Recordemos que era época de la Segunda Guerra Mundial, la hípica estadounidense no operaba.
Trajeron algunos de los grandes ejemplares de allá.
La tarde del 1943 el General Manuel Ávila Camacho en compañía de Carlos Calderón Guardia, Presidente de Costa Rica inauguraron la “Loma de Sotelo”, la yegua que ganó según los libros de Records fue “Touch Betty”, la carrera inaugural.
6.5 furlongs era la dimensión del a pista original, un poco más de 1,307 metros, actualmente medio furlong es decir más de cien metros.
Nombres con letras de oro Step By, Gay Dalton, Cachara, Guadamur, El Villano, Casty, Abraham Classic y Dominiciario, el italiano terminó en 1953.
Cerro de mediados de 1996 a noviembre de 1999, fue concesionado, es el único hipódromo del país.
Las carreras son de viernes a domingo con 12,000 participaciones al año, viven más de 1,300 razas pura sangre y cuarto de milla, una temporada actual de 11 meses.
Este fue remodelado previa a su reapertura de 1999, su paddock o ensilladero es uno de los más hermosos del mundo, los aficionados gozan de este protocolo de la ensillada desde 5 niveles del anillo que lo conforma.
Una imponente estatua de bronce cuida la entrada del hipódromo dedicada al caballo como actor principal del espectáculo.
Cómodas gradas en 3 niveles, palcos y con opciones de restaurantes como el 1943 de comida mexicana, Turfy Club comida de mariscos y pastas, el extenso buffet de la terraza o la privacidad para los socios del jockey Club Mexicano.
Una fuente de empleos para quienes se encargan tanto de los lugares para comer como del cuidado de los animales, y todos los demás empleados,
Un orgullo del cual nos debemos sentir orgullosos en este país donde la arquitectura de antes y ahora convive.
Artículos Relacionados: