El juicio y el amor

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Recupero una frase de Elías Canetti que, inolvidable y certera, sirve para aplicarla a muchas situaciones diferentes. Una sentencia que Mario Vargas Llosa sería incapaz de pensar y mucho menos de escribir. Dice así:´´ Los muertos viven de juicios, los vivos de amor.´´ Amor fue la palabra que la madre de la niña asesinada, Hallel, mentó en su funeral, aludiendo también al odio que una madre árabe sembró en el corazón de su hijo para que blandiera el cuchillo criminal. Día a día estamos viendo con una claridad meridiana a qué conduce, en el seno del Islam, el juicio, la crítica, el deprecio del otro y la rotunda falta de amor al prójimo. Conduce a un panorama de muertos que se amplía de suceso en suceso hacia un infierno ilimitado que, ardiente, se acerca cada vez más a la cabeza de la serpiente-Arabia Saudita-, pero no para liberarnos de su bandera salafista e instransigente sino para reemplazarla por otra peor, la del Isis. Sin embargo, no es únicamente el estado islámico el instigador de odio sobre odio, son los sunnitas contra sus hermanos shiítas, los sirios contra sirios, los yemeníes contra yemeníes; los turcos contra los turcos, los egipcios contra los egipcios. La gran calesa de la destrucción y la muerte, impulsada por juicios erróneos y falta de amor, gira y gira ante la mirada impávida del mundo antes llamado libre. La espiral de violencia que sacude el Oriente Medio e, incluso, el Lejano Oriente, como se vio en Bangladesh es burda y sofisticada a la vez. Los responsables del asesinato de italianos, japoneses y gentes de la zona, eran de buenas familias y habían recibido una esmerada educación. De donde cuanto mejor peor, cuanto más ilustrado el personaje, más profundo y candente su odio.

También el brexit inglés fue producto de una falta de amor y un exceso de juicio negativo. Una de las etimologías de la palabra diablo conduce a al-que-separa, el-que- divide. Eso es, también, lo que hace Vargas Llosa en sus tendenciosos artículos: para él hay israelíes justos e israelíes injustos, así, simplemente. Son justos los oenegistas y son injustos los que viven en Judea y Samaria; son justos sus amigos de izquierda y son injustos los que aman tanto la ciudad de Jerusalén que la van comprando según aparezca la ocasión. Por mi, que avancen todo lo que quieran. Ya sabemos lo que significa retirarse: ahí están el Líbano y Gaza. Los palestinos no quieren, nunca quisieron compartir nada. Los judíos, en Israel y fuera del país, desde siempre comparten: hospitales, universidades, ciudades hermosas y llenas de luz, Haifa o la misma Jerusalén.

Como antes Saramago y tantos otros intelectuales europeos, Vargas Llosa ha vuelto al redil judeofóbico tras haber recibido, hace años, qué pena, un importante premio en Israel. Debería anularse esa cesión, el necio desprecio tiene un límite, la arrogancia mentirosa debe ser combatida. En cuanto a la frase de Canetti, también nos sirve para entender un poco lo que ha sido el juicio a los muertos en todas las culturas: una fúnebre constante frente a la cual se yergue, oscilante, frágil pero maravilloso, el poder del amor que arropa a los vivos. Los muertos ya lo han dado todo, los vivos aún pueden sorprendernos con su capacidad de modificar su conducta para bien.


Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.

1 comentario en «El juicio y el amor»
  1. El autor, al igual que yo, puede escribir lo que desee, cuando lo desee. Cuando leo la nota me pregunto que sabe el señor Satz de los terribles cambios en la sociedad israeli a partir del dominio que ejerce sobre el pueblo palestino, incrementado exponencialmente por el peso de los asentamientos.
    Es natural que Israel, un pais del primer mundo comparta hospitales, universidades, ciudades hermosas y llenas de luz, Haifa o la misma Jerusalén. Pero eso es Israel, no es CISJORDANIA.

    Basta de propaganda!!!!
    Porque no lee los textos del Profesor Leibowitz que en paz descanse y como veia el futuro. El futuro ya está aqui

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