El Ladino y la importancia en la cultura judía

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Sería un error asumir que el ladino, una forma de español que usaban los judíos sefarditas en el siglo 15, sólo puede ser interpretado como una lengua. Es posible relacionar el ladino a interpretaciones de la diáspora y la cultura resultante después de la expulsión de los judíos de España en 1492. En particular, la inmigración después del exilio inspira muchos debates sobre lo que significa ser judío sefardí y hablar el ladino. Específicamente, se puede observar diferencias en la preservación y dialectos de la lengua que reflejan la historia y cultura cambiada de los judíos sefarditas.

Después del exilio, el ladino fue la lengua principal de los judíos sefarditas. Los judíos exiliados reaccionaron a la expulsión en maneras diferentes. La mayoría de la población quería recrear “el paraíso” que tuvieron en España.(Bembassa 4-6). Trató de crear una comunidad similar y el uso del ladino era imprescindible para obtenerla. El ladino representaba las dificultades comunes que sufrió la población entera y por eso era necesario hablarlo. Esta población se enfocaba en el concepto del “regreso” a la patria y la necesidad de relacionarse con sus raíces españoles aunque perdieron todo en el exilio y lucharon contra muchísimo prejuicio y discriminación. Sus raíces españolas los distinguía de otras poblaciones en su nuevo país y no querían asimilarse completamente a sus nuevas comunidades.

Además, otra teoría era que la cultura judía no debía ser basada en el regreso a la patria. Al contrario, la Torá y la escritura judía debían guiar a los judíos (Wettstein 18- 19). Debían adoptar una conexión con sus nuevas residencias en vez de la patria de sus antepasados. La población que aceptaba con esta teoría no interpretaba al ladino como parte del pasado y parte de España. Además, sólo representaba la conexión que tenían entre sí mismos. El ladino era su propia lengua que representaba su herencia. Mantener la lengua era importante para proteger el judaísmo pero no consideraban importante al ladino importante para recordar la vida en España.



Imagen de Harry Stein, de Sefararad.com

Comparada a otras lenguas, el ladino ha sido preservado con su gramática y reglas originales como resultado del aislamiento (11-14). Además, es obvio que hubo muchos cambios y transformaciones. Las divisiones entre las poblaciones de judías sefarditas creó dos grupos centrales y la lengua se desarrolló de forma diferente en las dos áreas. Específicamente, la mayoría de los judíos vivían en el Levante y Marruecos. Esta división separó a la población en vías de disminución. Como resultado de la distancia y incapacidad de comunicarse con el otro grupo, los aspectos fonéticos y vocabulario se hicieron diferentes para cada región. Después de los cambios, los hablantes del ladino ya no usaban la misma lengua y por eso no pudieron mantener la fuerza de la lengua como en el pasado.

Es más difícil aún mantener comunidades de habla ladina sin una población grande. Los judíos sefarditas tenían que comunicarse con otros grupos para hacer los negocios y mantener la paz y por eso, se mezclaron con el ladino y palabras y frases de otras lenguas. Por ejemplo, mucha gente en el Levante llamaba al ladino “Judeo-Fragnol” para expresar la mezcla cómica del judío, francés, y español (Zucker 65-80). Es evidente que esta palabra es despectiva e indica que la lengua mezclada no es una verdadera lengua y no tiene una historia rica ni importante. La haketía es otro ejemplo del cambio en el ladino. La haketía, de Marruecos, sólo era usado en discusiones y no era escrita. Es evidente que una lengua sin escritura es más difícil de mantener que una lengua escrita y hablada. Por eso, el cambio del ladino a la haketía en esta región fue otro factor la pérdida y el debilitamiento de la lengua en el mundo.

Otro concepto a analizar es la diferencia en el uso del ladino según el sexo, y la edad, ocupación, educación, y clase social. Es evidente que existen estas diferencias en cualquier lengua con muchos hablantes. Típicamente, los rabinos usaban expresiones hebreas mezcladas con el ladino porque eran los líderes religiosos; por eso usaban frases más sagradas que el resto de la congregación. También, los ricos que hacían los negocios mezclaban el francés y el italiano con el ladino porque asistían a las escuelas privadas. Aunque la clase baja no asistía a las escuelas privadas y no viajaba a Europa, todavía había influencias en la lengua que hablaban. Tenían que comunicarse con sus vecinos que no eran judíos para hacer los negocios. Por eso, su dialecto tenía mucha influencia del turko. Este grupo no tenía mucha educación y por eso su lengua fue transmitida por historias, baladas, y canciones. Una clase interesante se llama los “franqueados”, los que tenían influencia del oeste. Estudiaban “a la franca” (en una manera particular a Francia) y por eso hablaban muchas lenguas del oeste. Cuando regresaron a sus comunidades originales, usaron estas lenguas y las palabras occidentales empezaron a sustituir la influencia turca. También, empezaron a cambiar los elementos hispánicos del ladino. Por ejemplo, muchos empezaron a llamar a los padres los “genitores” en vez de “padres”. Esta sustitución quita del sentido que el ladino era una lengua de España (Zucker 82-85). Es evidente que existen estas diferencias en cada lengua que tiene muchos hablantes. Además, estas diferencias en el ladino eran más perceptibles en el pasado. Actualmente, es casi imposible percibirlas; esta dificultad representa que en el pasado, el ladino era una lengua más viva. No hay bastantes hablantes ahora para crear estas distinciones en la lengua.

Hoy en día, el exilio es más distante y por eso, el uso refleja el deseo de mantener a la cultura sefardí en vez de recrear la vida de los judíos en España. Hay muchísimos factores que luchan contra la lengua de los judíos sefarditas y es necesario ser activo y promover el ladino para evitar su pérdida. Algunos influyen la pequeña población de judíos en comparición con la población mundial, y la pérdida de hablantes como resultado de no transmitar la lengua de generación en generación.

Otra teoría diferente de las otras es que el ladino es una lengua falsa porque sólo era una lengua que traducía textos del hebreo al español. En el pasado, los judíos trataban de distinguir esta lengua traducida de la lengua verdadera, el “judezmo”. En vez de honorar y proteger la lengua, esta población piensa que la lengua sólo tiene un significado sintético y que el hebreo tiene el significado verdadero. Es evidente que esta creencia contradice a todas las otras porque prepone que la lengua es falsa, mientras que las otras teorías ideas diferentes sobre el significado de la lengua relacionada con los judíos (Zucker 82-85).

Desde el exilio de España, mucho ha cambiado en cuanto a los hablantes del ladino y la lengua en sí. Los motivos por hablar la lengua han cambiado y las diferencias en la lengua muestran los cambios y divisiones entre los judíos sefarditas. No hay duda de que hay muchísimos elementos que están luchando contra la existencia del ladino y es necesario asumir un papel más activo y directo para evitarla en desaparición.


Mapa de la díaspora sefaradita después de 1492
http://www.jordanelgrably.com/sephardic.html

Bibliografía

  • Stillman, Yedida, ed. New Horizons in Sephardic Studies. Albany, NY: State University of New York P, 1993.
  • Benbassa, Esther, and Aron Rodrigue. Sephardi Jewry. Los Angeles, CA: University of California University, 1993.
  • Wetstein, Howard, ed. Diasporas and Exiles. Los Angeles, CA: University of California Press, 2002.
  • Zucker, George, ed. Sephardim. Chicago, IL: University of Chicago P, 1992.

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