Para muchos analistas, la postura de Putin en la actual confrontación entre Rusia y Ucrania conforma un enigma. Unos lo atribuyen a un presunto deterioro en su actual estado de salud que incidirá en sus resoluciones, explicación en principio por demás simplista Un reciente artículo de la periodista israelí Pazit Ravina presenta una perspectiva diferente y bien puede arrojar luz y explicar a líneas generales los móviles que animan a Putin en la actual confrontación bélica entre Rusia y Ucrania.
Según Ravina, el genuino mentor y referente de Putin es el analista y estratega político Aleksandr Dugin. Nacido en 1962 en Moscú y vástago de un destacado militar y jurista soviético ejerció el periodismo. En los años 80 del siglo pasado, fue conocido en calidad de disidente y anticomunista y con la caída de la Unión Soviética su carrera comienza a florecer. Su libro “Bases de la Geopolítica” formó parte del programa de estudios de la Academia Militar Soviética.
En el año 1997 lanza la idea de un “fascismo auténtico, revolucionario y persistente” que no se asemeja en absoluto al Nacional Socialismo Alemán. Acorde a Dugin, el fascismo ruso es un amalgama de conservadurismo nacional y natural aunado al anhelo de promover un profundo y genuino cambio.
En 1991, funda el Partido Euroasiático que apunta al renacimiento de la Unión Soviética y a configurar nuevamente un factor de peso en el espacio internacional pero desde una perspectiva ultranacionalista, conservadora y tradicional. En este contexto, apunta y convoca a la unificación de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, formulación ésta que asomó nítidamente en el discurso pronunciado por Putin previo a la invasión a Ucrania.
Por todo ello no extraña que en el año 2006 el Gobierno de Ucrania prohibió el ingreso de Dugin a su territorio calificándolo de persona no grata. Otro tanto sucedió cuando el 11 de Marzo de 2015, el Tesoro Norteamericano le impuso sanciones junto a otros ciudadanos rusos, a raíz de su intervención en la crisis de Ucrania.
De algún modo, la doctrina de Dugin fue una suerte de anticipo a las futuras decisiones del Kremlin. A título de ejemplo , previo a la invasión rusa a Georgia en 2008, Dugin sostuvo ” que nuestras fuerzas conquistarán Tiblisi capital de Georgia, todo el país y quizás igualmente Ucrania y la mitad de la Isla de Crimea .El renacimiento ruso comienza con la conquista de Kiev”. Putin no fue en ese momento tan lejos lo que provocó el enfado e incluso la marginación de Dugin. Transcurrió un decenio para que sus formulaciones y aspiraciones cristalizaran y ya se reflejaron en un artículo elaborado por el propio Putin en el verano pasado.
Dugin es dueño de su propio canal de televisión rotulado Chargard y en los últimos días volvió a reiterar su aspiración a plasmar el renacimiento del Imperio Ruso a través de la unión de la Federación Rusa con Ucrania y Bielorrusia.
Dugin posee numerosos admiradores fuera de Rusia, entre otros, en partidos de extrema derecha de Francia e Italia así como en amplios sectores del Partido Republicano en Estado Unidos .También en Israel existe una muy pequeña comunidad Euroasiática cuyos miembros residen en Jerusalén. Hebrón y Herzlía e identificada con los postulados de Dugin. Premisas como conservadurismo, tradición, categórico rechazo a homosexuales, bisexuales y lesbianas así como a la migración musulmana, configuran por cierto, el común denominador de estos colectivos y su respaldo a Putin. En la medida que la lucha entre el Kremlin y Occidente trascienda las fronteras de Ucrania, incuestionablemente deberá tomarse en consideración este fenómeno.
PUTIN Y SUS VECINOS JUDÍOS
En el año 2009 en compañía de mi esposa y de un pequeño grupo israelí, efectué una interesantísima visita a la Federación Rusa. Cuando arribamos a San Petersburgo accedí a la relación de Putin con sus vecinos más concretamente, con una familia religiosa judía de dicha ciudad. Los padres de Putin eran modestos obreros y militantes del Partido Comunista, por todo lo cual en muchas oportunidades retornaban tardíamente a su hogar.Por ende, frecuentemente sus vecinos judíos solían abrir sus puertas y corazones y recibir al niño Vladimir Putin en su hogar, en el cual se alimentaba , hacía sus deberes para el colegio y también se esparcía.
Putin participó igualmente en numerosas cenas sabáticas y de las festividades judías , nunca olvidó la nobleza de esta familia y la invocó-incluso emocionándose- en diversas oportunidades. A raíz de esta vivencia, posiblemente Putin haya de algún modo internalizado valores como la familia tradicional, fe y práctica religiosas, valores éstos que son propios de todas las confesiones religiosas.
No en vano, en la época soviética y previo a la Perestroika, Putin en su calidad de Vice Intendente de San Petersburgo, autorizó el funcionamiento de un colegio judío en la ciudad y de servicios religiosos en la hermosa Sinagoga de San Petersburgo .Asimismo, Putin mantiene una relación muy amistosa con el Movimiento Jabad y en especial con el Gran Rabino de Rusia Berl Lazar. Trascendió igualmente que a una de sus maestras judías y actualmente residente en Israel ,Putin le adquirió un apartamento sito en la ciudad de Bat-Yam.
Todo ello por supuesto sin perjuicio de mi categórico rechazo a la acción militar emprendida por la Federación Rusa contra Ucrania.
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