Algo extraño está ocurriendo en el mundo. Da la impresión que todo está inmóvil, como un cuadro o una fotografía.
Cierto que las masacres en Siria e Irak continúan, pero ya no ocupan tanto las primeras planas de los diarios.
El mundo todo está conteniendo el aliento. Los políticos intercambian miradas ansiosas. Y el ambiente es tan espeso que se podría cortar con un cuchillo.
¿Qué está ocurriendo? ¿Algo sobrenatural quizás? No, simplemente que ha llegado el 20 de enero de 2017, el día en que 8 años de (des)gobierno de Obama llegan a su fin y asume la presidencia de EEUU un enorme signo de interrogación parlante llamado Donald Trump.
A esta altura de los acontecimientos a nadie le cabe la menor duda que la presidencia de Obama fue un fracaso total a nivel internacional.
Abandonó a su mejor aliado en el Medio Oriente, Israel, aplaudió las revoluciones en el mundo árabe afirmando que eran el camino hacia la democracia, sin darse cuenta que la palabra democracia no existe en el diccionario de los países de la región, y eso permitió que estallara la guerra civil en Siria primero y luego surgiera el ISIS, como consecuencia de la misma.
Retiró tropas de Irak y el Estado Islámico también atacó en ese país. Permitió que en Libia cayera el gobierno de Gaddafi, el único que evitaba que los clanes beduinos se mataran entre si.
Abandonó a Mubarak en Egipto, posibilitando el ascenso de los Hermanos Musulmanes al poder (aunque acá el epílogo fue diferente, las fuerzas armadas egipcias son laicas hasta la médula y derrocaron al gobierno islamista de Morsi).
Permitió que Irán, amparado en un pacto contranatura, se lanzara a concretar su proyecto geopolítico de dominio del Medio Oriente. Gracias a su inoperancia el oso ruso se lanzó a la conquista de su imperio tanto tiempo soñado.
En el Extremo Oriente el dictadorzuelo de Corea del Norte desafió a USA amenazando con una guerra nuclear.
Los países europeos, gracias a la poco menos que estúpida política de Obama, se vieron aplastados por una marea de refugiados, entre los que vinieron infiltrados terroristas jihadistas que desataron una ola de atentados en Europa.
Y podría seguir narrando los desaciertos de Obama a nivel internacional (los que cometió en USA no los conozco).
Pero si se una cosa. Tras 8 años los votantes de EEUU dijeron basta y votaron por un cambio de rumbo.
Y ahora viene la pregunta del millón: ¿Qué clase de cambio votaron? Trump tiene experiencia como empresario, pero no es lo mismo manejar una empresa que un país, y más si ese país es (o era) la súper potencia mundial.
Como dije al principio, en este momento el mundo está detenido y todos contienen la respiración, mientras dos preguntas flotan en el ambiente.
Los optimistas dicen “¿Logrará cumplir todo lo que prometió?”
Mientras que los pesimistas dicen “¿Y ahora quién podrá ayudarnos?”
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