El origen del antisemitismo

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Al Evangelio de Mateo se le han achacado muchas cosas desde su creación y entre ellas principalmente el origen del antisemitismo, posteriormente a la muerte de Jesús y hasta nuestros días. Sin embargo, análisis y estudios realizados por el filósofo, historiador, coptista, maestro y escritor español Josep Monserrat Torrents, nacido en Barcelona en 1932 y ex sacerdote católico nos develan interesantes datos en relación con este escrito.

Ya que cuando leemos el llamado nuevo testamento y específicamente el Evangelio de Mateo, no podemos dejar de cuestionar una serie de incongruencias que para algunos no pasan desapercibidas y especialmente para este filósofo quien en su libro llamado: “El evangelio de Mateo ¿El origen del antisemitismo”? expone de una forma muy seria un trabajo de análisis literario que bien vale la pena ser leído.

Argumentando que y cito: Él considera que los evangelios son puramente legendarios y contienen escasísimos datos de valor histórico que pueden ser extraídos por medio de un uso riguroso de criterios interpretativos, o mejor dicho se manejan en el ámbito del escepticismo radical desde su visión. Ya que la traducción y comentario que hace del Evangelio de Mateo va dirigida más que todo a un público que se desenvuelve en el imperativo de que los evangelios no son narraciones propiamente históricas, pero contienen muchos elementos históricos que pueden ser extraídos por medio de criterios interpretativos.


Siendo el lector el responsable de sacar sus propias conclusiones y determinar cuales episodios narrados son históricos y cuales no. Llamando la atención de si predomina como el mismo lo dice, la idea de que en el Evangelio de Mateo se encuentra la raíz del antisemitismo que fue el responsable del genocidio de la Shoá; perpetrado nos dice el autor por, en y para, una sociedad de bautizados.

Pero que en realidad se trata de un equívoco propiciado por la iglesia cristiana, y esto debido a que la comunidad en la cual vivía Mateo se hallaba inserta en el seno de Israel y estaba integrada, nos dice el filósofo e historiador, por judíos circuncidados, los cuales eran observantes de la ley mosaica bajo el cobijo de una sinagoga independiente o integrada a una sinagoga plural.

Y esto debido a que el llamado apóstol Mateo, no hace responsable de la muerte de Jesús a todo el pueblo de Israel, sino más bien a un determinado grupo dentro del mismo Israel, donde las autoridades de Jerusalén que no reconocieron al mesías, lo mataron; exponiendo Mateo, que fueron los sacerdotes y una pequeña parte del pueblo, pero incitado por ellos, vociferando la multitud lo siguiente: “ Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos,” y efectivamente nos dice el autor que cuarenta años después los hijos de los vociferantes fueron exterminados por los romanos desapareciendo tanto el templo como el sacerdocio y cumpliéndose de esta forma la maldición.

Además recalca el historiador copto, que la comunidad de Mateo no se enfrentó con el pueblo de Israel del cual también formaba parte, ya que la inmensa mayoría de los judíos de finales del siglo I, vivían en la diáspora y nada tuvieron que ver con los acontecimientos trágicos que sucedieron en Israel, siendo el autor del evangelio de Mateo completamente consciente de ello, y que si trasladamos a la comunidad de Mateo al siglo XX, esta no habría sido verdugo, sino también víctima de la Shoá.

Así que una vez desaparecido el cristianismo mosaico, la exégesis eclesiástica del Evangelio de Mateo introdujo los antagonistas por ende (iglesia cristiana) y (judaísmo mosaico) y las invectivas de Mateo las cuales iban dirigidas a una mínima parte del pueblo de Israel pero que fueron dirigidas hacia la totalidad de Israel haciendo responsable a todo el pueblo judío por la muerte del mesías y acuñándose en la historia el término que se conoce como el “pueblo deicida,” que en mi opinión como filósofa conlleva a una contradicción debido a que no se le puede dar muerte a una divinidad.

Siendo de esta forma una operación lógica y política la incriminación de “pueblo deicida;” lógica porque a partir de ese momento es que Jesús fue declarado dios nos dice el autor y política porque al trasladarse la responsabilidad de Pilato a los judíos, los cristianos liberaban a Jesús del cargo por sedición, contra el imperio romano y a ellos mismos también.
Por ello la idea de “pueblo deicida” se extendió en el siglo III y es a partir del siglo IV cuando el cristianismo pasa de ser perseguido a perseguidor, haciendo oficial el hecho de que todos los judíos son los asesinos de Jesús, ya no haciendo referencia a unos pocos del siglo I, sino a todos pues ridiculizan la cruz invocando a Mateo 27,25 recordando la mención a la proclama de Juan Crisóstomo para esa época.

Así pues nos dice el autor que la raíz de la imputación de “pueblo deicida” pretende basarse en los relatos de los evangelios que atribuyen a las autoridades judías de Jerusalén la responsabilidad de la muerte de Jesús por el hecho de haber pedido y exigido al gobernador romano la crucifixión. Pero si esto se aceptase en términos de humanidad y de civilización toda responsabilidad debería de haberse ya extinguido con la desaparición de los presuntos responsables ya que esto es de resaltar: “Lo enseñan las sagradas escrituras de los hebreos que también lo son de los cristianos.”

“Declara Yahvé: En aquellos días no se dirá más: “Los padres comieron agraces y los hijos han tenido dentera,” sino que cada cual por su propia culpa morirá; cada hombre que coma agraz padecerá dentera. (Jeremías 31,29-30).

Denotándose de esta forma lo ajeno a la sabiduría de sus propias escrituras que están los cristianos que han incriminado pertinazmente a los judíos de todas las épocas y de todos los lugares por la muerte de Jesús… sin embargo no queda claro en la amañada escritura de Mateo sí fueron en realidad las autoridades de los judíos las que reclamaron la muerte del cristo, por ello nos dice el autor que el Evangelio de Mateo no es del todo ajeno a la calumnia del “pueblo deicida,” ya que si no ha sido la causa y la raíz, sí ha sido la ocasión y el abono, ya que el estigma todavía persiste y no desaparecerá hasta que se proclame con toda claridad que los judíos nada tuvieron que ver con la muerte de Jesús siendo esto obra exclusiva de la autoridad romana.

Porque la posición de la Iglesia Católica es demasiado ambigua pues permite la reconstrucción de la patraña limitada a un tiempo y lugar fundacionales, además de significativos, para que unos salgan limpios y otros tantos mancillados. Cumpliéndose de esta forma la frase que dice “traduttore- traditore.” (“traductor-traidor…”)
(Especial para el Diario Judío.com de México)
26 09 2016.

Acerca de Marisol Chevez Hidalgo

Licenciada en Filosofía de la Universidad de Costa Rica, UCR, especializada en identidad nacional costarricense; ética; y comunicación social, Máster en ética y democracia por la Universidad de Valencia. En la actualidad investiga sobre los judíos sefardíes en Costa RIca. Además tiene estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica y trabaja como consejera en razonamiento jurídico en una firma de abogados. Publica artículos en El Semanario Universidad, de la Universidad de Costa RIca, en esefarad.com, revista argentina en internet sobre cultura sefardita y ha publicado en el diario La Nación de Costa RIca. Es Poeta. Publicó poemas en la Revista Tópicos del Humanismo de la Universidad Nacional, UNA, en el Semanario Universidad de la UCR y en el diario La Nación. Forma parte de la Junta Directiva de la Ong Instituto para el Desarrollo, la Democracia y la Ética, IDDE.

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