El Peligro de la Regla de Oro

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La regla de oro, enunciada como: “No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran”, o en otra de sus variantes, “trata a otros como te gustaría que te trataran a ti” parece ser la noción universal del sentido ético. La escuchamos en la escuela, en los medios de comunicación y en distintas instituciones místicas, espirituales y eclesiásticas. La repiten lo mismo agnósticos que creyentes.

Vemos como se expresa de alguna u otra manera en casi todas las religiones y/o tradiciones morales/filosóficas en la historia de la humanidad. Algunos ejemplos (en orden alfabético):


  1. Budismo: “No lastime a los demás en las maneras en las cuales usted mismo encontraría dañinas”. (Udana-Varga 5:18).
  2. Confucionismo: “No hacer a los otros lo que no quieras que los otros te hagan a ti”. (Analects 15:23)
  3. Hinduismo: “Ésta es la suma del deber: no hacer a los otros lo que te causaría dolor si te lo hicieran”. (Mahabharata 5:1517)
  4. Humanismo: “No hagas cosas que no te gustaría que te hicieran.” (The British Humanist Society-La Sociedad Humanísta Británica)
  5. Islam: “Ninguno de ustedes (verdaderamente) cree, hasta que desea a su hermano, lo que desea para sí mismo”. (#13 de las Cuarenta Hadiths de Imam Al-Nawawi).
  6. Jainismo: “Un hombre debería manejarse tratando a todas las criaturas como le gustaría que le tratasen a sí mismo”. (Sutrakritanga 1.11.33)
  7. Judaísmo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Levítico 19:18)

(Fuente: Scarboro Missions)

Pero ¿qué tan sólida intelectualmente es esta noción?, ¿qué implica comportarnos –amar, con-sentir, seducir, trabajar, cuestionar, ayudar, etc.- con los otros en apego a la Regla de Oro?, ¿viviríamos mejor si nuestro comportamiento se rigiera por otra noción ética? Para resolver estas y otras preguntas necesitamos leer con atención algunas de sus variantes.

A simple vista todas parecen expresar la misma idea: sugieren que hay algún tipo de relación entre como debemos tratar a los otros y lo que deseamos para nosotros mismos. Sin embargo, un lectura más atenta nos permite ver que algunas de estas afirmaciones aparecen de manera positiva (‘Haz…’) y otras de manera negativa (‘No hagas…’). ¿Qué importancia podría tener?

Las afirmaciones 1, 2, 3 y 4 son negativas en el sentido que sólo dicen “no hagas…”. Es decir, quienes las asumen como el pilar de su sentido ético, tiene “prohibido hacer daño al otro”—cualquier añadidura se deja a discreción. Si la única responsabilidad para con el otro es “no hacer daño” ¿alguien que engaña a su pareja, sin que él/ella sospeche, debería confesarlo?, ¿quién sentiría la necesidad de exigir justicia para otro?

Si nuestro amigo(a) o vecino(a) perdió su empleo, su pareja, sus propiedades, su salud o si sufre algún problema podríamos actuar éticamente con sólo ignorarlo(a). Para “no hacer daño” ¿basta ser indiferente al sufrimiento ajeno?

¡Cuidado! Alguien podría asumir que el sufrimiento de una persona es un bien para ella, pues así se purificará. Podría argumentar que es su karma, su destino o su penitencia. De acuerdo a la versión negativa de la Regla de oro nadie tendría la “obligación” de ayudarle, pues bastaría con ignorarla para no hacerle un daño. En la práctica ‘no hacer daño’ puede implicar que tenemos la tarea de dejar solos a los otros.

En otro sentido, podemos decir que las versiones 5, 6, y 7 son positivas pues nos llaman a “hacer”. Pero son éstas sentencias las que nos presentan cuestiones aún más complejas. Ello por una simple razón: lo que a mi me gusta que me hagan, no necesariamente es lo que a los otros les gustaría que les hicieran.

Las versiones positivas de la Regla de oro obligan, a quienes las asumen como noción central de su comportamiento, a prestar ayuda a quien sufre -bajo la premisa de que si ellos estuvieran en “los zapatos del otro” querrían ser ayudados-. De hecho, nos exige llevar a otros hacia cualquiera que sea aquello que deseamos para nosotros mismos.

¡Cuidado! En gustos se rompen géneros. ¿Qué pasa si aplican este principio positivo de la Regla de oro los masoquistas?, ¿los egoístas?, ¿los marxistas?, ¿los nazis?, ¿los fundamentalistas?, ¿los boxeadores?, ¿los polígamos?, ¿los monógamos?, ¿los budistas?… ¿los diferentes?… ¿los otros? ¿Por qué suponer que lo que me gusta a mí, que lo que me hace bien a mí, que en lo que yo creo, que mi verdad es la máxima universal para ser aplicada al prójimo?

La Regla de oro debe ser transformada y en lugar de enunciarse como: “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran” o “hazle a los demás lo que te gusta que te hagan”, debería de ser: “no le hagas a los demás lo que a ellos no les gusta que se les haga” o “hazle a los demás lo que a ellos les gustaría que se les hiciere”. En suma, debemos ponernos en los zapatos del otro, y no imponerle nuestros zapatos al otro. Esta es la forma para un auténtico respeto de la dignidad y la pluriculturalidad, del con-sentir con el prójimo y de una ética para el siglo XXI.

Acerca de Andrés Roemer

Bienvenidos a este espacio donde pretendo compartir con ustedes: Interrogantes, críticas, dudas, inquisiciones, propuestas, miedos, esperanzas, ideas. En suma: Letras. Letras grandes y pequeñas. Pensadas y espontáneas. Letras desdibujadas, otras reiteradas, ciertas ya publicadas con antelación y probablemente una que otra inédita. Al final de cuentas, letras para ser desdobladas por aquel lector amable y generoso que sea provocado por las mismas.Agradezco a Silvia Cherem e Isaac Ajzen por invitarme a ser parte de Foro Judío.Acerca de Andrés RoemerEl doctor Andrés Roemer es autor de más de 18 libros de diversos temas, como: felicidad, arte, sexualidad, amor, agua, futbol, derecho, economía, crimen y psicología evolutiva, entre otros. Ha sido merecedor de varios premios incluyendo el Don K. Price Award por distinción académica en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y las becas Fulbright, Harvard, Ford, ITAM, SEP y Conacyt; recientemente la Fundación de Microsoft, ha establecido el "Premio Andrés Roemer para el Desarrollo de Derecho y Economía por Distinción en el Servicio a la Comunidad Académica". Ha creado más de 1,000 programas de televisión; actualmente, es el fundador y presidente del Think Tank "Poder Cívico A.C."; asimismo, es el curador del festival internacional La Ciudad de las Ideas.

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