El Perfume de los Tiempos

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– ¿Ya cerraste valija, nene?

-¿Por, “Bisa”?- Ernesto le preguntó a su bisabuela.


– “¿Vu sogt “Bisa”? ¿Farvus “Visa”? “¿Ij job a punem” de tarjeta de crédito? ¿O es qué con este tema de máquinas “noivas” que navegan redes sin fish, “economizás” palabras para nombrarme?

¡Yo soy tu bisaboila! –y tomando aire, continuó-

Mirá, te perdono porque: Que un “Id”: contesta pregunta con otra pregunta, es una señal:

Es como tener Carnet de “Oiber jujem”.

Carnet de vacunas, de Club Deportivo, de Estudiante ¡todo mundo puede tener! Pero Carnet de Preguntas… ¡Es especialidad de “Idn”! – ¡¿Qué digo especialidad?! ¡Es nuestro gran invento!

-Decíme: ¿Qué se lee en “Paisaj”? ¡Preguntas! ¿Nu?

Igual en mi época las cosas eran muy distintas.

-¿Por?- Ernesto le preguntó a su bisabuela

-Sentáte. Voy perder unos minutos y explicarte.

– ¡¡Y yo, lo que voy a perder es el avión!!- Ernesto rotaba su cabeza de derecha a izquierda buscando desesperado, la presencia salvadora de su madre. Pero ella, nunca apareció.

-En mis tiempos, los jóvenes que preguntaban a personas mayores “¿Por qué”?, se les contestaba: “Porque así tiene que ser” ¡Y asunto terminado!

Yo llegó, y preguntó si cerraste valija; ¿no estaba más fácil contestar si la habías cerrado ó no?- bisabuela dijo.

– Está bien- Ernesto se resignó

-Mirá nene, yo trajo “a bisale tzimes” para que lleves a tu tío Shloime a Israel. Puso en bolsita de nylon gruesa y papel de regalo. Porque ¡Mejor regalo no va a recibir! El papel está un poco usado, pero yo estiró un poco, con mano que no tengo reuma.

-Oy nene, ¡Cómo le gustaba a mi Motl- “su langue iorn”- “maine tzimes”! Al final ya no podía comer “tzimes, ferfelaj, leicaj, quijalaj”.

Vivía prácticamente a “souer milaj”.

¿Se puede ser feliz comiendo como un “feiguele”? ¡Imposible! ¡Pero él estaba muy vivo!- bisabuela enfatizó, enfocando a Ernesto con su dedo índice sano- y negoció pasaje para otro mundo el día que se comió “tzvei” salchichas “kusher” que “maine tojter” se olvidó en heladera mía.

¿¡Cómo pudo hija mía “farguesen” este “sam” en “Mi” casa!?

¡Una mujer tan inteligente! ¡Con una memoria que “oy, oy, oy!

¿Cuándo se interesó Motl en abrir heladera en últimos años?

¡Lo mismo que a hombre pelado, puede interesar si subió precio de corte de pelo!

¡¿Y justo ese día, eligió “mi” Motl, tomar excusión turística en heladera?!

¡Eso fue obra de un “dibuk”!- y bisabuela hizo por fin una pausa.

-Cuando D´s llevó a él, con equipaje de salchichas a bordo, se veía tan feliz…- bisabuela evocó emocionada.

-Pero Shloime es un hombre tan sano y tan fuerte ¡que puede comer piedras si quiere! –bisabuela se recompuso de inmediato y continuó- ¿Pero qué gusto tienen piedras? ¡Ninguno! Entonces: ¡Mejor que coma mis “tzimes”- que vos vas llevar- y eso sonó a sentencia.

– ¿Cómo voy a llevar “esa” comida en una valija?- Ernesto entró en pánico.

-Es “kusher”, “main kind” ¿Cuál es el problema?- bisabuela aclaró tan importante detalle.

-¡El olor, bisabuela! Ese es el problema- Ernesto comenzó a moverse nervioso

– ¿Olor? ¡Aroma tendrías que haber dicho!

“Maine tzimes jobn” ¡aroma! ¡Y va a durar hasta que llegue al paladar de Shloime!

No, como esa comida que se vende en supermercados, que parece de cartón.

No, como flores modernas: lindas a más no poder, pero sin perfume. Por eso yo compro de plástico: son “bilig”, no hay que regar y van a durar más que yo.

¿Estás entendiendo ahora a qué me refiero?- y bisabuela pareció desinflarse, para continuar,

-Mirá, acá estoy viendo un huequito entre estas camisetas. Pongo acá “tzimes” y vuelvo a casa.- Y tomando a Ernesto de sus manos para acercar sus mejillas y besarlo, sonrió.

-¡Qué pases de mejor en Israel!

A la vuelta me contás si yo no tenía razón y Shloime vivió un sueño, mientras comió “maine tzimes”- que vos llevaste ¡De todo corazón!- a él, desde tan lejos.

¡Vas a ver que tengo razón! Ya estás en edad de hacer “Mitzves”

¡Yo te estoy ayudando para practicar con la primera!

¡Boin viaje!

Acerca de Mirta S. Kweksilber

Mirta S. Kweksilber. Escritora. Autora de los libros de Cuentos Cortos: “EL MUNDO QUE FUE” (1988) Relatos de Humor y Nostalgia de Raíz Judía. Editorial Milá, AMIA, ARGENTINA (prólogo de Jaime Barylco) y “TRES PASOS EN EL BOSQUE” (2015) Cuentos de Humor y Memoria de Evocación Judía. Editado por ©® Mirta S. Kweksilber, de “Lápiz para pintar sueños” ©® (prólogo del Periodista y Comunicador uruguayo Jaime Clara) Autora del Himno de las Voluntarias –Damas Rosadas del Hospital de Clínicas del Uruguay- música y letra En 1987 ganadora del Concurso Golda Meir Categoría “Cuento Corto” de la Federación Wizo Uruguay.

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