La escisión de Al Qaeda conocida como Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) ha tomado el control de la ciudad de Tikrit y la Peshmerga kurda ha hecho lo propio con Kirkuk sin que el Ejército iraquí apenas haya disparado una bala.
Sólo Dios sabe qué sucederá a partir de ahora, pero algo parece claro: la guerra de Siria ya no es la guerra de Siria, sino una guerra regional. Hace algún tiempo que permeó superficialmente el Líbano y alcanzó más profundamente a Irán y Hezbolá. Y ahora se está expandiendo en toda su plenitud y a la velocidad del relámpago por Irak, consiguiendo incluso salpicar al Gobierno regional del Kurdistán, que había sido capaz de mantenerse al margen durante toda la Guerra de Irak.
Cabe incluso plantear la hipótesis de que pudiera extenderse a Turquía, Jordania e Israel.
Con el tiempo quizá percibamos los sucesos de los últimos días como el principio del fin de Irak como Estado, o al menos del primer ministro, Nuri al Maliki, cuyo Ejército, entrenado por los americanos, ha demostrado ser completamente inútil. Aunque también es posible que consiga sobrevivir en un Estado apoyado por Irán.
Maliki quiere el respaldo de Estados Unidos. De hecho, Eli Lake publica en The Daily Beast que está pidiendo ataques aéreos convencionales y con drones. Pero nosotros no vamos a salvar ni a Irak ni a Siria. Se acabó. Esto es lo que Oriente Medio ha querido y esto es lo que Oriente Medio tendrá.
Los Gobiernos árabes protestan cuando intervenimos y también cuando no lo hacemos. Básicamente, se quejan siempre. De manera que preguntarles qué quieren no tiene sentido. Ser consciente de esto lleva algún tiempo, pero así están las cosas. Ni se han parado a valorar las consecuencias de esa actitud, pero están a punto de ser apocalípticas para Nuri al Maliki.
“Si os metéis en nuestros asuntos os mataremos; si no, os podéis pudrir”. Ésta no es precisamente mi política exterior ideal, pero es la que le gusta al presidente Barack Obama. Enunciada, ni que decir tiene, de una manera mucho más amable. Y coincide exactamente con lo que la aplastante mayoría de los norteamericanos, tanto progresistas como conservadores, desean.
Con todo, sólo es cuestión de tiempo que, aun a regañadientes, nos veamos abocados a volver allá. Porque Oriente Medio no es Las Vegas y lo que pasa allí no se queda allí.
Sea como fuere, todavía no es cosa nuestra. Aún se están pudriendo.
http://elmed.io/el-principio-del-fin-de-irak/
Artículos Relacionados: