El queso del sandwich

Por:
- - Visto 1752 veces

Yo pertenezco a esa generación.
Atrapada entre padres rigurosos e hijos rigurosos también.
Vaya paradoja.
Cuando éramos: los “chicos”: mandaban los “grandes” y cuando fuimos grandes: resulta que fue tiempo de que mandaran “los chicos”.
Y a nosotros: ¿Cuándo nos tocará “mandar”? ¿Aunque sea por un ratito?

Yo pertenezco a esa generación en que la palabra “NO“: tenía valor absoluto.
Provenía en general de la figura paterna. Insistir no doblegaba la letra ni el veredicto.
Y acatábamos, porque era lo único que podíamos hacer; apretando los dientes, soñando con ser libres de ese mandato familiar, de argumentos ni siquiera escuchados.
Y nos nació la picardía.
Aprendimos a mentir con bastante precisión. ¡Y qué mentiras inocentes eran las nuestras…! El costo del error en dicho ejercicio, podía cotizarse desde una cachetada, pasando por una penitencia hasta llegar a castigos más sofisticados.
Y aprendimos a saborear esa adrenalina y desafío.


Supimos guardar silencio mientras “los grandes” hablaban. Soportar aburrirnos sin remedio en esas reuniones, en las que éramos los únicos “chicos”, y no teníamos lo que hacer, excepto balancear nuestras piernas, demasiado cortas para esas sillas demasiado altas, donde nos obligaban a permanecer sentados.

Y de puro aburridos nomás, nos convertimos en “fabricantes de sueños”.
Nuestra imaginación volaba sin censura.
Desarrollamos talentos para educar la paciencia y el hastío: tales como contar las baldosas del piso, calcular cuánto rato éramos capaces de aguantar sin parpadear o adivinar de qué color sería el siguiente automóvil que se vería por esa ventana, de casa ajena y “grandes” de encuentro interminable.
Desarrollamos talentos para construir mentirillas de libreto ingenioso y crear ese zoológico de algodón, que la contemplación de las nubes nos inspiraba; de ser ladrones diestros aliviando la carga de clorofila temblorosa de hormiguitas hacendosas. Y no había “botones” para incentivarnos. El único botón que “tocábamos” era el del timbre de calle: para que nos abrieran la puerta.
Aprendimos entonces a no aburrirnos tanto.

Quisimos que nuestros hijos no transitaran ese “calvario”. Desde bien “chicos”.
Les permitimos participar en las conversaciones, interrumpirnos sin pedir la palabra, no someterlos ¡”a que se aburran”! comprarles juguetes sin tregua, adaptarnos a sus horarios, estar pendientes de sus demandas.
Conocer la palabra NO, sólo se reservó para excepciones: riesgo de salud, de vida o alguna otra situación ¡que rogábamos no los traumatizase! y nos esmeramos en repetirles que “Éramos sus amigos”.

Los “chicos” crecieron. Nos enteramos que ellos, no nos querían de “amigos”. ¡Querían “Padres”! Muchos se quejaron de que fuimos demasiado permisivos. Fueron rigurosos al momento de juzgarnos. Hasta llegaron a ser crueles al emitir su veredicto.
¡Hicimos todo eso para que no tuvieran que mentir! Pero igual lo hicieron.
A fuerza de que no se aburrieran, los agotamos a incentivos: juguetes a pila, con botones, sirenas, luces.
Les dimos respuestas demasiado complejas para preguntas simples.
Nos esmeramos en justificarnos.

Asociaron las nubes con la posibilidad de que fuese a llover. No les permitimos que chapotearan bajo la lluvia: ¡a ver si todavía se resfriaban!
Su imaginación creció asistida de perezas y muchas veces, sus talentos no tuvieron la comodidad necesaria para expandirse. ¡Es que con tanta cosa en la habitación!

Hicimos que dejara de estar de moda tener que “pedir permiso”. Los “chicos”, pasaron a informar a los “grandes”, simplemente.

Y así nos convertimos en “El queso del sandwich” – esa generación- que quiso redimir a “esos grandes” que los precedían vestidos de rigor y terminamos seguidos por “esos chicos” rigurosos, que hoy crían hijos: Bajo el sino del “NO“.

Acerca de Mirta S. Kweksilber

Mirta S. Kweksilber. Escritora. Autora de los libros de Cuentos Cortos: “EL MUNDO QUE FUE” (1988) Relatos de Humor y Nostalgia de Raíz Judía. Editorial Milá, AMIA, ARGENTINA (prólogo de Jaime Barylco) y “TRES PASOS EN EL BOSQUE” (2015) Cuentos de Humor y Memoria de Evocación Judía. Editado por ©® Mirta S. Kweksilber, de “Lápiz para pintar sueños” ©® (prólogo del Periodista y Comunicador uruguayo Jaime Clara) Autora del Himno de las Voluntarias –Damas Rosadas del Hospital de Clínicas del Uruguay- música y letra En 1987 ganadora del Concurso Golda Meir Categoría “Cuento Corto” de la Federación Wizo Uruguay.

1 comentario en «El queso del sandwich»

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: