El régimen iraní, a la ofensiva

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El drama que vive hoy el pueblo libio es a tal grado preocupante que ha concentrado la atención de los medios de comunicación internacionales sobre él. Hay sin embargo otros desarrollos que merecen no dejarse de lado por las graves implicaciones que poseen. Uno de ellos es sin duda el incremento en la represión ejercida por el régimen de Teherán contra la inmensa masa de descontentos que aspiran a un cambio que los libere de las garras del sistema teocrático y beligerante que los oprime. En pequeñas notas de prensa se ha informado escuetamente que los ex candidatos presidenciales Mir Hussein Mousavi y Mehdi Karrubi han sido trasladados junto con sus esposas a la prisión de Heshmatieh en el este de Teherán, que el ex presidente Rafsanjani ha sido destituido de su puesto de Presidente del Consejo de los Expertos, y que el también ex presidente reformista Muhamad Khatami está siendo acusado de estar coludido en una serie de complots internacionales contra el régimen imperante.

El sacar de la jugada a estas cuatro figuras que representan cada cual a su manera iconos capaces de encabezar nuevas protestas populares luego de que las organizadas hace dos semanas fueron sofocadas con lujo de violencia, dice mucho acerca del pánico que se ha apoderado del gran ayatola Khamenei y su pupilo Ahmadinejad. Tal como ocurrió a mediados de 2009 cuando el aparato de seguridad del Estado aplastó sin miramientos a quienes protestaban por la fraudulenta reelección presidencial, los brotes de nuevos levantamientos recibieron el mismo trato, sobre todo por la conciencia de que en esta ocasión los acontecimientos en el mundo árabe estaban inyectando ánimos renovados a las fuerzas anti Ahmadinejad.

Hay que notar que Mousavi, Karrubi, Rafsanjani y Khatami ejercieron por mucho tiempo su activismo político tratando de reformar mediante vías pacíficas e institucionales el peligroso rumbo que el dueto Khamenei-Ahmadinejad había impreso a la vida nacional iraní. Ninguno de los cuatro actuó fuera del sistema, sino que cada cual intentó modificar las cosas desde dentro, sin aspirar a un cambio radical de régimen. Trataron, en todo caso, de suavizar algunas de sus aristas más agudas con objeto de facilitar la vida cotidiana de los iraníes y contrarrestar al mismo tiempo el creciente aislamiento internacional de Irán derivado las actitudes abiertamente desafiantes y el radicalismo con los que Ahmadinejad ha manejado su política exterior.


Nada de esto fue conseguido por ellos, sino todo lo contrario. El régimen en el poder ha tensado la cuerda cada vez más al ejercer una represión que escala en brutalidad y represión. Su comportamiento, a diferencia de lo que se observa en países como Jordania, Omán y Marruecos, donde ante las protestas callejeras los gobernantes han optado por ordenar la puesta en práctica de múltiples reformas que satisfagan las demandas populares de mayor apertura, democracia y transparencia, el dúo Khamenei-Ahmadinejad está recurriendo de nueva cuenta a la mano de hierro para salvar el pellejo.

En esto, Ahmadinejad y Gadhafi son muy parecidos. Están dispuestos a ejercer la violencia extrema con tal de no abandonar el poder. El presidente iraní actúa así como cualquier dictador de cuarta, con el agravante de una gran hipocresía: saluda a las revueltas en el mundo árabe como empresas dignas y heroicas en pos de la libertad, mientras él mismo ordena a sus fuerzas “basij” arremeter sin clemencia contra sus civiles descontentos. De igual manera clama que tales revueltas árabes emanan de un ideario islamista tendiente a imitar al sistema de vida iraní, estando muy claro que en las manifestaciones en cuestión los tonos religiosos y xenófobos han sido o mínimos o inexistentes. Tal como están las cosas es probable que Ahmadinejad logre silenciar por un tiempo el descontento que bulle en su país, pero por el camino que va, con la olla acumulando presión, las probabilidades de una explosión mayor en el mediano plazo, crecen día con día.

Fuente: Excélsior

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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