El “resorte” del 67

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Parece un resorte que hace saltar. El solo mencionar “fronteras del 67”, hace pensar a parte de los israelíes-entre ellos, al parecer, al Primer Ministro Benjamín Netanyahu- en un demonio del que hay que huir a toda costa, mientras otra parte reacciona como si se hubiera dicho la palabra mágica que garantizará paz y tranquilidad eterna entre israelíes y palestinos.

A decir verdad, a nuestro criterio, ni una cosa ni la otra.

Traemos esto a colación a raíz, por supuesto, de los discursos del Presidente de Estados Unidos Barack Obama. El primero, hace pocos días, llevó a un choque directo con Netanyahu, por haber dicho el Presidente que la solución entre las partes deberá basarse en las “fronteras del 67”, con ciertos arreglos e intercambios territoriales. El segundo, este domingo, al aclarar Obama que no se desdice del principio establecido, pero que no se le comprendió bien y que lo que él había dicho era que en base a las fronteras del 67, las partes deberían negociar hasta llegar a una nueva fórmula con ciertos cambios en esas fronteras, cambios que tomen en cuenta la demografía y desarrollos en el terreno. De ello se desprende, según él, que de hecho las fronteras nunca volverán a ser las del 4 de junio de 1967, el día previo al comienzo de la guerra de los Seis Días.


Netanyahu no reaccionó en forma inteligente al primer discurso. Si bien es legítimo que discrepe con Obama sobre los parámetros básicos de un futuro acuerdo, tendría que haberse aferrado a todos los elementos abiertamente positivos que el discurso contenía. Y no eran pocos. Entre otros: una reserva clara por parte del Presidente norteamericano respecto a un gobierno de unidad palestino que incluya a Hamas y un abierto apoyo a la creación de un Estado palestino en negociaciones con Israel, no con iniciativas unilaterales en las Naciones Unidas.

En Israel, en el marco de la siempre compleja lucha contra los accidentes de tráfico, se ha convertido en frase popular la que sostiene que “en la calle, no basta con tener razón…también hay que ser inteligente”. No estaría mal aplicarlo también en la política. Con reaccionar como un resorte contra “las fronteras del 67” que mencionó Obama como base de negociación, no se ganó nada. Netanyahu quedó así como el que rechaza, el que dice que “no”, mientras que el Presidente palestino Mahmud Abbas (que fue quien hace poco se unió a Hamas y fue por eso criticado por Obama indirectamente) supo callarse la boca.

Algo del daño diplomático puede que haya sido reparado cuando tras el nuevo discurso de Obama, Netanyahu declaró que “apoya los esfuerzos del Presidente Obama por reanudar las negociaciones de paz”. Claro, habría sido propio de un ciego reaccionar de otra forma, después de lo categórico del tono de Obama en defensa de la seguridad de Israel y la legitimidad de su existencia en paz. El que haya mencionado nuevamente “fronteras del 67” (aunque aclarando que habría cambios en ellas), como base para un próximo acuerdo, no debe convertirlo en enemigo a ojos de nadie, tampoco de un gobierno conservador en Israel.

La mesa de negociaciones está destinada, precisamente, a permitir que se negocie. Allí, todo puede ser colocado sobre la mesa, menos el derecho de las partes a existir..algo que podría parecer tonto aclarar en otros lados, pero que por estos lares todavía parece necesario.

Las negociaciones, sin embargo, no pueden hacer olvidar toda la historia…que por otra parte, no es tan lejana ni mucho menos. Esto nos lleva a la otra parte de la ecuación, aquellos que ven en “las fronteras del 67”, la fórmula mágica para la futura paz paradisíaca entre israelíes y palestinos.

Claro está que sin retiradas territoriales que permitan el establecimiento de un Estado palestino, no habrá paz. Pero ese Estado tampoco es garantía de que esa paz llegue para quedarse. El hecho es que cuando no había territorios de los cuales Israel podía retirarse, cuando no había asentamientos ni zonas ocupadas, tampoco había paz.

Israel fue atacado ya antes de ser creado formalmente: cuando se recomendó la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe en noviembre del 47, luego en mayo del 48 a ser proclamada su independencia, en octubre de 1956 y nuevamente en el 67…sin contar los múltiples atentados contra su gente entre una y otra guerra. En todas esas ocasiones, no había territorios ocupados..pero igual se atacó a Israel…de lo cual podemos deducir que la motivación de fondo de los atacantes, no era “liberar” territorio ocupado alguno sino “liberar” a Oriente Medio de la existencia de Israel. Las “fronteras del 67”, no eran un término con aureola especial como hoy…porque no existían. Fue el ataque a Israel en junio del 67 el que las creó…

Las “fronteras del 67”, no son pues sinónimo de paz y tranquilidad. Fueron violadas por quienes atacaron a Israel.

A este dato histórico que nos parece relevante recordar, se agrega lo que dicen hoy mismo los radicales en la arena palestina, que hoy están unidos de cara a un gobierno conjunto, con la propia Autoridad Palestina: que no se hablará de reconocimiento de Israel, que paz con Israel no estará en el plan de gobierno…y que la unión Fatah Hamas debería llevar a que la Autoridad Palestina se desdiga de su reconocimiento a Israel.

Conscientes del peso emocional que la frase “fronteras del 67” tiene sobre el mundo en general, en Hamas dicen cada tanto en declaraciones a Occidente que aceptan un Estado independiente en ese marco. Al presionar en preguntas directas, tal como hemos hecho repetidamente en distintas entrevistas con figuras de Hamas, queda claro que la intención es “fronteras del 67—por ahora”: no se comprometen al fin del conflicto.

Israel tiene motivos para ver con preocupación un retorno a “fronteras del 67”, lo cual se concretaría con una retirada total de Cisjordania, ya que de la Franja de Gaza se fue hace ya casi seis años.

Pero también debe comprender que en la situación actual, no podrá permanecer. La creación de un Estado palestino independiente es ineludible y necesaria. Su lugar es dentro de los territorios que hoy se hallan bajo control de Israel, aunque en la negociación deberá determinarse eventuales cambios de fronteras.

Tememos que ese Estado palestino no sea el fin del conflicto, aunque más no sea por el rol que los extremistas seguirán jugando dentro y fuera de él. Los mensajes que salen a veces del propio liderazgo palestino, distan de ser alentadores. Pero consideramos que Israel debe, por la cordura de su propio futuro como Estado judío y democrático, maniobrar entre los riesgos calculados de esa nueva etapa y su necesidad de mantenerse alerta ante nuevas o viejas amenazas.

Difusion: www.porisrael.org

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