El análisis en torno a que si el ser humano es o no moral, desde su base estructural, entendida esta como psicobiológica, fue una de las principales interrogantes del quehacer intelectual del filósofo español Xavier Zubiri; mismo que planteó que la realidad moral del hombre, es inherente a este, estando ella más allá de un simple ideal, debido a que se presenta antropológicamente hablando, como necesaria para su propia supervivencia.
Todo lo anterior, como parte constitutiva de su naturaleza; así, el pensamiento de Zubiri establece su examen en separar primeramente, la confrontación que se da por un lado, entre el comportamiento animal y por otro, entre el comportamiento humano, ya que en los animales la reacción que produce choque se presenta como estimulante, siendo el resultado de las capacidades biológicas de un cerebro reptilio, mismo que responde propiciando un equilibrio dinámico, entre el estímulo y el resultado.
De esta forma nos dice el autor, se suscitan una serie de (ajustes perfectos) entre el ser animal y el medio donde se desarrolla, debido a que cualquier estimulo no se presenta aislado, según la corrección gestalt del conductismo, misma que reinterpretada por Zubiri, aduce a que estas incitaciones provocan respuestas, las cuales constituyen una estructura, que enmarca el carácter formal de este ajustamiento, denominado por el filósofo como justeza.
Así el ser humano, comparte de forma parcial esta condición, debido a que posee inteligencia, como dimensión primera de lo que podríamos entender como libertad, donde la capacidad de razonar, se puede traducir en cómo hacerse cargo de la situación, pero siempre desde una sociabilidad moral, conformada por hábitos buenos o malos que le permiten adaptarse a nuevas situaciones, no por estimulo sino más bien, por necesidad de supervivencia frente a su entorno, diferenciando entre lo que entendemos como vicio y virtud, ya que el hombre debe considerar la realidad que lo circunda, antes de ejecutar un acto para así poder tener una causa de justificación.
Por tanto, el ser humano debe hacerse consciente de la realidad buena, entendida como una exigencia primordial y ajustarse a ella siendo justo; así Zubiri llama a esto el primer estadio moral como estructura, donde el fin último es la justicia, ajustándose el acto no a la realidad inmediata, sino más bien a la norma ética, comprendida como la ley natural de la conciencia moral, misma que se puede traducir en honestidad de acuerdo a los planteamientos hechos tanto por Aristóteles, como por Santo Tomás.
Por otra parte esa dimensión de la justicia como honestidad, sería posteriormente llamada por el filósofo español Zubiri como la moral como contenido, siendo el hombre libre ante todo, cuando posee la capacidad de elegir lo bueno a diferencia de los animales que actúan por reacción, sin que medie la inteligencia.
Sin embargo la moral como contenido, está supeditada al estado psicosomático en que se encuentre el hombre, debido a que las enfermedades, al igual que la fatiga o la llamada baja moral, nublan o afectan el contenido moral de una persona o grupo.
A su vez, algunas concepciones filosóficas plantean que la ética, busca conocer en la práctica, siendo una ciencia especulativa pero de carácter práctico; con lo cual podríamos apelar al filósofo alemán Immanuel Kant, ante el sentido de que la ética, no nos dice o impone que hacer, sino más bien, cómo hacer lo debido de forma justa.
Porque para finalizar, mi realidad natural es mi propia realidad moral en tanto que logré apropiarme de ella, más allá de mi carácter, el cual se ira moldeando con cada uno de mis actos, donde la libertad entendida como justicia, es la base de la honestidad que debe constituir a todo ser humano.
(Especial para el Diario judío.com de México.)
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