Comenzando a escribir el tema sobre Baram, la aldea maronita de Galilea, un texto para acercarnos al tema. Me sentía como un tuerto. Subiendo unas escaleritas, 3, 4 escalones a la derecha encuentro los restos de una Sinagoga y a la izquierda una Iglesia y una cruz. Es el Parque Nacional al que se refiere El Reloj. Tengo dos ojos y veo la realidad con los dos ojos, me guste o no me guste, esté de acuerdo o no esté de acuerdo. Ningún cartel indica que eso es algo, para cualquiera que llegue ahí y no conozca historia y no le interese la historia, encontrará ahí en realidad las ruinas de un pueblo, tan descuidado que no da ganas de dar una vuelta. La Iglesia está enterita e incluso es visitada por los católicos maronitas.
En la nota El Reloj dice: El Parque Nacional de Baram también comprende las ruinas de la aldea maronita de Baram. En 1948 el Ejército de Defensa de Israel ordenó a los residentes que abandonasen sus hogares por razones de seguridad. La iglesia permaneció intacta y ahora es el centro espiritual de los miembros de la comunidad maronita.
Pregunté al cajero del parque si la Iglesia o el pueblo están comprendidas en el parque y me respondió que No. Ya me molestó eso en el pasado, cuando visité el sitio (Israel es pequeño y para alguien que pasea llegar 82 veces al mismo lugar no es una exageración) en el pasado me dirigí a la Autoridad Nacional de Parques preguntando ¿por qué no hay un cartel que explique que esa mitad (la mitad tuerta…) del pequeño terreno que no es más grande que el terreno que ocupa el edificio que yo trabajo?. También pregunté ¿por qué no invierten para convertir el paseo por las ruinas en una paseo interesante?. Al fin y al cabo el turismo en Israel está muy desarrollado y es muy cómodo pasear por los distintos sitios.
El problema es que aun hoy Israel no sabe como digerir aquella extraña y maligna decisión de expulsar a los pacíficos maronitas que estaban ahí, creo algo así como 600 años (o 200, también suficiente).
Realmente espero que un lector de este texto, que sepa historia nos cuente la verdadera historia. La justificación que encuentro: orden militar. Hace unos años en una visita me encontré con un señor mayor que tenia la llave de la Iglesia, en el año 48 era un jovencito de 15-16 años y contó que la gente salió con la promesa que volverán en una o dos semanas, época de la Guerra de Independencia. Jamás los han dejado volver y en sus tierras se establecieron asentamientos judíos. Sin duda una mancha negra del sionismo. No solo yo lo veo así, otros sionistas también. Obviamente los antisionistas aún mas. Ellos, los pobladores, siguen exigiendo su retorno.
Encuentro que Sócrates, el futbolista, nació en febrero de 1954 en la ciudad brasileña de Belem. El destino le llevó allí desde muy lejos, pues sus padres eran cristianos maronitas, de la ciudad de Kafr Bir’im, hoy llamada Baram, en Israel, muy cerca de la frontera con Líbano. Su familia, de nombre Ghattas, huyó de allí en 1948, cuando toda la población cristiana del lugar fue evacuada por las tropas israelíes. Una nueva vida les esperaba en Brasil, donde nació este gigante que llegó a medir 1,92 cms.
Algunas de las cosas con las que nos encontramos cuando paseamos. El “tuertísimo” no es un término reconocido por la Academia de Lengua, sin embargo es un fenómeno social, político, digno de ser utilizado y por lo tanto reconocido. Encontré el término en mi propio archivo y creo que tiene validez hoy, 5 años después, el texto de Andrés Aldao que en otra realidad es exactamente lo mismo que yo planteo en mi texto.
Suelo enojar a muchos de los ciegos, ni siquiera tuertos, defensores de Israel que suelen perder absolutamente las correctas proporciones de verdad, mentira y mitología que hacen la historia de los pueblos.
Tampoco tenemos la propiedad sobre el sufrimiento, tal como escribió Yossi Sarid.
Hace dos días fue el cumpleaños de Gilad Shalit, los padres en especial y el pueblo en general, siguen esperando su regreso. Espero que este vivo, sin duda nuestro gobierno no tiene agallas. El viento que le infla las velas está desapareciendo. (Esta una nota del año 2009 ).
Y las manifestaciones populares buscando ¿justicia social? eso dejo para otro día, aun no fui a ninguna manifestación, seguramente iré a las del año próximo. Estoy contento que por lo menos ahora, después de 40 años, los jóvenes salen a la calle. Cambios solo conseguirán cuando asuman que las manifestaciones son políticas y que el objetivo es voltear al gobierno. ¿Qué esperan?, ¿Que Natanyahu y todo el equipo que implantó este sistema económico lo cambie diciendo: “Perdonen., nos equivocamos”?
Sin duda, aun tenemos mucho para aprender y sin quemar algunos carros y negocios eso seguirá siendo un picnic.
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