En el mundo musical un compositor judío húngaro ha resaltado y ha dado de qué hablar: Gorgy Kurtag, cuyas composiciones, de corte clásico nacional rumano, son inspiradas en la música gitana.
Kurtag nació en 1926 en una pequeña ciudad de Transilvania, Lugos. A la edad de 14 años fue admitido al Conservatorio de Temeshvar y logró permanecer allí en calidad de empleado administrativo hasta la Liberación en 1945. Así sobrevivió el Holocausto.
Novecientos trece artistas y directores no tuvieron esta suerte: el 14 de noviembre de 1942, en el “Kuenstler Transport”, fueron deportados desde Teresienstadt, directamente a Auschwitz. Entre ellos Sasz, otro compositor judío, asesinado en 1942.
Kurtag es un artista sobreviviente del Holocausto. Es un maestro para expresarse y es un “Meister”, en alemán, en su campo. Todavía podemos esperar más de él.
Su historia es como muchas otras, de judíos que vivían en la parte oeste de Hungría, territorio rumano después de la Primera Guerra Mundial, de acuerdo al Tratado de Versalles.
Una historia de suerte, de destino: el joven Kurtag no tenía tipo judío, ni apellido judío, y pudo seguir sus estudios en el conservatorio.
En 1946 fue admitido a la Academia de Música Franz Liszt de Budapest. Después de graduarse en 1955, siguió sus estudios en el Conservatorio de Paris. De regreso a Budapest fue “vocal coach” y trabajó para la Sociedad Filarmónica Húngara en Budapest, durante su época formativa.
A partir de 1967, lo invitaron a dar clases, como profesor, en la misma academia Franz Liszt, en la que antes había estudiado.
Su música es muy parecida a algunas piezas, en “staccato” del Compositor rumano, Enesco.
No olvidemos que la música gitana popular surge y se toca no solamente en Hungría y en Rumania, sino también en los Cárpatos de Eslovaquia, en Ucrania, en Bessarabia y en Belarus.
En cierta forma, ha sido “transportada” y difundida por los judíos, quienes tocaron “Klezmer” en toda Europa Oriental y, después de la Segunda Guerra Mundial, a Alemania, con mucho éxito, tocando para un numeroso público. Tanto Itzjak Perelman, violinista, como Giora Friedman, clarinetista, ambientan estas melodías con su talento.
Varias de sus obras están escritas para el instrumento popular de la zona Klezmer, llamado “cimbalón” (también timbal), “zitter” en alemán, un instrumento de cuerdas metálicas montadas sobre una caja acústica de madera, cuyo efecto es parecido a el de una “marimba”.
Ha escrito varios conciertos por encargo de artistas o actores, como Samuel Beckett en “What is the Word”. También canciones ligeras para la actriz húngara de operetas Ilonka Monyok, quien finalmente perdió la voz y el habla en un accidente y sólo puede murmurar las melodías.
En la universidad Bar Ilán, en Israel, vive y compone un alumno de Kurtag, Andre Hajdu, quien sigue su línea de música clásica gitana.
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