Embestida contra las democracias, tres casos

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Proliferan las amenazas contra las democracias, no sólo contra las débiles que pasan por el difícil proceso de su consolidación, sino incluso contra aquellas que se pensaba que eran lo suficientemente firmes y desarrolladas como para estar exentas de peligro. En México hemos vivido a lo largo de los cuatro años pasados el paulatino deterioro de nuestra frágil e incipiente democracia, con la destrucción de muchas de las instituciones creadas en las últimas décadas, con el propósito de marcar un rumbo distinto del que se vivió durante los 70 años de hegemonía priista, cuando no existía ni alternancia en el poder ni contrapesos para desafiar al omnipotente presidencialismo.

Hoy, cuando presenciamos con angustia lo que el régimen de la 4T pretende hacer con el INE, dándonos cuenta del golpe mortal que ello significaría para nuestra democracia, no podemos permanecer apáticos ni silenciosos ante tal despropósito que busca legitimarse ante la opinión pública mediante mentiras, demagogia pura y dura, y acusaciones a diestra y siniestra contra medios y actores políticos y de la sociedad civil que denuncian la sucia artimaña armada desde Palacio Nacional desde hace tiempo.

Esa alarma que nos agobia, es similar a la que se vive también en otros entornos donde su ciudadanía liberal y apegada a los valores de la democracia mira con horror la descomposición política y social en curso. En Estados Unidos, a pesar de la solidez histórica de su sistema democrático, existe un horizonte ominoso de cara a las elecciones intermedias del próximo 8 de noviembre. El trumpismo ha permeado de manera decisiva en el partido republicano y ha polarizado a la sociedad civil reviviendo los prejuicios raciales y las fobias más vergonzosas de su pasado como nación.


No sólo han renacido en nuestro vecino del norte las agrupaciones y corrientes más sórdidas –racistas, antisemitas, antiinmigrantes, misóginas, homófobas, supremacistas blancas cristianas y oscurantistas–, sino que la acusación de fraude electoral en 2020 por parte de Trump y sus seguidores ha inyectado en esa nación un elemento que, como en el caso de la denuncia de fraude en México por parte de López Obrador en 2006, socava sin pruebas su sistema electoral. La posverdad campeando a sus anchas y armando el tinglado donde se pretende estrangular a la democracia.

Israel es otra nación que, a pesar de haber contado a lo largo de su historia con una vibrante democracia, caracterizada por alternancias frecuentes de coaliciones gubernamentales diversas y un sistema judicial robusto, enfrenta en estos momentos una amenaza de similar envergadura. El próximo 1 de noviembre se celebrarán comicios, los quintos en poco más de tres años, en los que, de igual forma, el destino de su democracia estará en juego. Dos bloques bien definidos se confrontan, el de centro-izquierda, encabezado por el actual primer ministro en el gobierno de transición, Yair Lapid, y el de derecha y ultraderecha nacionalista y religiosa, cuyo liderazgo está en manos del expremier, Benjamin Netanyahu, quien está sometido a juicio acusado de diversos delitos.

La novedad en esta elección es que, dentro del bloque de este último, como aliado natural de él, compite una nueva agrupación partidaria denominada Sionismo religioso, integrada por figuras bravuconas de extrema derecha ultranacionalista y religiosa mesiánica, que sorprendentemente ha atraído a una amplia banda de votantes, al grado de que las encuestas señalan que dicho partido podría obtener hasta 14 escaños. Nunca antes había participado en las elecciones del país un partido con tales principios ideológicos, tanta violencia discursiva ni, mucho menos, con tal arrastre popular.

Si Netanyahu consiguiera una alianza que le proporcionará al menos 61 bancas de las 120 que integran el parlamento, y por tanto, asumiera el mandato del gobierno, tendría como socios en él a los políticos extremistas mencionados. Y ello no puede más que alarmar, puesto que desde ahora ya han dejado claros sus objetivos: someter a la Suprema Corte al legislativo y al ejecutivo, profundizar la ocupación de tierras palestinas, trabajar en pro de un proyecto mesiánico religioso excluyente y discriminatorio, además de legislar a fin de imponer un supremacismo judío en el país.

Es incierto si, llegado el caso de que Netanyahu obtuviera la primera magistratura, esa fracción tendría la capacidad y la posibilidad de concretar sus planes. Pero, aun si no lo consiguiera, su mera presencia en el Parlamento y el grado de fuerza y apoyo que ha conseguido su activismo político es alarmante. Da cuenta de la extrema polarización que se vive en el país y es uno más de los ejemplos del poder de convocatoria obtenido en tantas partes del mundo por las corrientes abiertamente antidemocráticas y plagadas de prácticas populistas. No cabe duda, estamos viviendo tiempos sombríos y peligrosos.

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

1 comentario en «Embestida contra las democracias, tres casos»
  1. La relacion en el articulo a ISRAEL antes de las elecciones, lo convierte en algo anticuado. Hubo elecciones, y la poblacion dijo lo que pensaba.

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