Muchas veces nos congratulamos por ser buenos padres o cónyuges por hacer nuestras tareas. Los padres se ocupan de proveer, traen el dinero a la casa, se preocupan de pagar a tiempo el seguro, se encargan de que a los niños no falte ropa…. Lo mismo sucede de un cónyuge hacia el otro, uno cocina, plancha y el otro se dedica a algunos otros quehaceres. Eso es muy bueno, correcto e incluso loable, están formando una casa funcional. Están dándole estructura a su vivienda, pero puede faltar la creación de un hogar.
En otras palabras, el hombre y la mujer deben procurar que tengan una relación a nivel emocional, que uno esté por el otro, que sea empático. Y eso no es algo que forzosamente requiera de mucho esfuerzo. Por ejemplo, una frase como “qué bien te ves hoy” a una hija adolescente puede hacer maravillas. También a un jovencito un cumplido es muy preciado… en realidad a cualquiera. Si un hombre le deja un pequeño mensajito a su esposa con una bella frase, o ella a él, la volvió a conquistar.
Claro que todo esto tiene que estar basado en una comprensión mutua. El padre debe dedicar tiempo a sus hijos, la madre también… y, en especial, uno al otro. El conectarse a nivel emocional es muy importante. Si bien al buscar una pareja- para uno mismo o para un hijo- se debe enfocar en una compatibilidad espiritual, es importante tratar de hallar alguien con quien compartir a nivel sentimental, que sea alguien que quiera ayudar a los demás, que sea empático. Así, con la ayuda del Eterno, se podrá formar un hogar digno.
Shabbat shalom
Pesaj sameaj
Ampliado de las palabras de Rabí Reubén Epstein
Artículos Relacionados: