En el día de San Patricio: Los judíos de Irlanda

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Sin duda para los turistas que recorren la infinidad de pubs en la zona de Temple Bar para probar una pinta de la tan conocida cerveza Guiness, los jóvenes enamorados que recorren Saint Stephens Green Park, o los cientos de irlandeses que toman el Lúas (Tranvía) para ir a trabajar o estudiar, el Martes 22 y Miércoles 23 de Septiembre serán días comunes, pero no así para la pequeña e histórica comunidad judía de Dublín.

El primer registro de judíos en tierras irlandesas data del año 1079 y puede encontrarse en Los Anales de Inisfallen, crónica medieval de la historia de Irlanda, dondedice “Cinco judíos vinieron por mar con regalos para Tairdelbach (rey de Munster), y fueron enviados de nuevo por mar”.

Si bien hubo varios tratos con judíos provenientes de otras partes de Europa no fue hasta el año 1232 que se establece una comunidad judía reconocida por el Reino de Irlanda. En una concesión por escrito que envía el Rey Enrique III a Pedro de Rivall en donde le otorga el mando de la Tesorería de Irlanda también le hace responsable de “Custodiar el Judaísmo del Rey en Irlanda”. Esta concesión también llevaba la instrucción de que “todos los judíos de Irlanda deben responder a Pedro de Rivall en todos los asuntos que tienen que ver con el Rey”.


La comunidad judía existente en Irlanda se ubicó más bien en las cosas del sudeste, en Dublín o sus alrededores. Si bien no hay registros de un censo oficial de la época, para 1745, se calcula que unas 40 familias, 200 personas, conformaban la comunidad judía de Irlanda, con una sinagoga ubicada en Marlborough Green y un cementerio en el centro del pueblo de Ballybough.

A Jewish wedding party outside Ireland's Waterford Courthouse in 1901. (Wikimedia Commons)
Una boda judía en las afueras del Palacio de Justicia de Waterford, Irlanda en 1901. (Wikimedia Commons)

La comunidad judía irlandesa, en muchos casos, ha sido formada por individuos o familias que escapaban de la persecución en la vecina Inglaterra, la hambruna en otras tierras, o simplemente procuraban un lugar de paz en donde echar raíces. Ciertamente no se puede definir a la Irlanda histórica como antisemita, pero no siempre ha sido fácil la vida judía en el país de los tréboles y leyendas de duendes. La larga influencia católica en la isla ha hecho sus estragos en la relación de los irlandeses con sus compatriotas judíos. Como ejemplo podríamos hacer referencia al Pogrom de Limerick de 1904, un boicot económico instigado por el Padre John Creagh, que derivó en ataques puntuales e intimidación contra la pequeña comunidad de Limerick al Oeste de Irlanda.

En la actualidad la Iglesia Católica tiene cada vez menos peso, esto se puede ver reflejado en el histórico referéndum en el que la población se mostró a favor del matrimonio igualitario celebrado el 22 de Mayo pasado. La decreciente influencia de la Iglesia Católica, sumado a la emigración judía a hacia otros países a causa de las diferentes crisi seconómicas y políticas del país, ha hecho de los judíos que han permanecido aquí casi una reliquia. Por otro lado sí se puede hablar de una cierta animosidad hacia Israel por parte de la población civil en lo que al conflicto palestino se refiere, aunque en ningún momento se hace la común conexión de la comunidad con los asuntos del Estado de Israel. No son pocas las tiendas que se rehúsan a comprar productos provenientes de Israel a modo de boicot económico en protesta por el conflicto. Es quizás su historia de rebelión contra Inglaterra lo que los hace más proclives a identificarse con la causa palestina. No deja de ser anecdótico el hecho que JaimHerzog, el sexto presidente de Israel, nació en Belfast, ahora Irlanda del Norte, y creció en Dublín hasta que emigró a los 17 años a Israel junto a su familia habiendo sido su padre, el rabino IsacHaleviHerzog, el rabino principal de Irlanda entre 1919 y 1937.

Dublin Mayor Robert Briscoe (right) meets with Boston Mayor John Collins in 1962. (City of Boston Archives/Flickr)
El Alcalde de Dublín Robert Briscoe (derecha) se reúne con el alcalde de Boston John Collins en 1962. (Ciudad de Boston Archives / Flickr)

Me dispongo entonces a tomar el Bus N° 16 en la calle O’Conell en dirección a la sinagoga del DublinHebrewCongregation en la zona de Terenure en el barrio de Dublin 4. Son unos 20 minutos de viaje en los que, inmerso en la típica emoción de IomKipur, reflexiono sobre mis propias faltas y hago un análisis personal sobre cómo mejorar como persona. Del mismo modo no dejo de sorprenderme como la frase “Am Israel Jai veKaiam” sigue teniendo vigencia en todos los rincones del planeta incluso luego de 5776 años de persecuciones, exilios, discriminación y otras atrocidades. Aún con toda esa desesperanza seguimos manteniendo tradiciones milenarias y llevando un bagaje cultural riquísimo. ¿No será esa una de nuestras características más admirables como pueblo? ¿Se puede decir que en Irlanda esa frase refleja la realidad?

El pueblo irlandés tiene su cuota de dolor al vivir bajo el yugo del Imperio Británico y no fue hasta el año 1922 que logran su independencia y fin de la guerra anglo-irlandesa con la partición de Irlanda en dos estados, uno independiente con Dublín como su capital y otro, Irlanda del Norte, que sigue formando parte de Gran Bretaña con su capital en Belfast.

Los ingleses durante su control sobre la isla habían prohibido toda expresión de carácter cultural e independentista como lo eran los juegos gaélicos (Futbol Gaélico, Hurling, etc.) y por sobretodo la utilización del Idioma Irlandés como idioma oficial o cotidiano para los ciudadanos que allí habitaban. Luego del armisticio en las negociaciones de 1921 los irlandeses creyeron prioritario como parte clave de su autodeterminación la reutilización del idioma irlandés. Hoy en día puede verse por todos lados carteles e indicaciones en idioma irlandés e inglés. Si bien está muy difundido y es impartido en la mayoría de los colegios, actualmente no muchos ciudadanos lo hablan y muchos menos lo utilizan para la vida cotidiana. Los que domina el idioma son principalmente los adultos y adultos mayores. Es, por decirlo de alguna manera, su “Yiddish”.

Al llegar a la sede de la Comunidad Judía de Irlanda me encuentro con una visión típica de agentes de seguridad haciendo chequeos a los que intentan ingresar al lugar. Luego de identificarme buscan en una lista ya impresa y al encontrar mi nombre me dejan pasar. Antes de ir se me había solicitado enviar una copia de mi documento. El edificio de dos plantas, blanco, está adornado con cinco estrellas de David y sobre la puerta principal se puede leer el nombre en hebreo de la comunidad. No es muy ostentoso pero se siente cálido en todos sus espacios con un jardín al frente y otro pequeño edificio detrás. Al entrar al hall de la sinagoga colgado sobre la pared se puede ver cuadros con fotos de los antiguos rabinos de la comunidad, entre ellos el padre el ya mencionado ex presidente de Israel. La sinagoga, de corte ortodoxo, está organizada al estilo sefaradí con los asientos rodeando el atrio del Jazan. Los hombres sentados en la planta baja y en la planta alta las mujeres. Los congregantes se saludan unos a otros y se puede escuchar cómo se desean “Gma Jatimá Tová” y bromean unos con otros. “¡Hace mucho que no nos vemos! ¡Debe ser Iom Kipur” le dice un hombre a otro entre risas. Entre ellos una figura se destaca. Saluda simpáticamente y tiene un andar tranquilo pero seguro. No debe ser otro que el Rabino ZalmanLent.

El Rav. Lent, originario de Inglaterra, es el rabino de la comunidad hace ya varios años. Su estilo fresco y agradable me trae recuerdos de los jóvenes rabinos que la Comunidad Yavne de Uruguay suele tener. La tfila se desarrolla sin grandes diferencias a destacar con nuestra comunidad en Montevideo. Aquí no hay distinciones de Sefaradim y Ashkenazim. Deben estar juntos para que la comunidad sea fuerte. Antes de terminar Kol Nidre los sefaradim hacen un rezo especial frente al Arón HaKodesh, adornado con dos leones de madera, mientras los ashkenazim los miran con curiosidad y les aplauden al finalizar. Una vez terminado el rezo el Rabino habla sobre un proyecto con el que trabajan hace varios años que es el desarrollo de un centro médico en Israel y cuenta sobre todos los logros que este proyecto ha tenido a lo largo de este último año. Además habla, con pesar, sobre la situación que la comunidad judía de Cork, al sur de Irlanda, está viviendo. Al parecer a lo largo de los años su comunidad ha ido disminuyendo y el poco apoyo económico que han recibido los ha llevado inevitablemente a cerrar la última sinagoga de dicha ciudad. “Este será, y lo digo con profundo dolor, el último IomKipur que allí se celebrará” dice el Rav. Lent en su discurso. Exhorta a los presentes a reflexionar sobre esto y luchar de todas las maneras posibles a que no pase lo mismo en Dublín. Sobre todo solicita que la participación en las actividades vaya en aumento y que, más allá de los congregantes temporarios, los locales sean los que lleven este desafío sobre sus hombros.

Al llegar a la sinagoga no pude evitar notar la gran variedad de idiomas que allí se escuchaban. Sobretodo hebreo y francés. Irlanda, hace varios años durante su boom económico, se ha convertido en la sede europea de compañías de tecnología online gracias a su política de bajos impuestos. Aquí podemos encontrar, por ejemplo, la sede de Google pero es la sede de Intell la que alberga a un gran número de empleados israelíes.

El segundo día de Iom Kipur la sensación es distinta. La gente y pero emocionada por estar tan cerca de haber cumplido con el ayuno. Tuve la suerte de charlar con una mujer en el hall de la sinagoga que curiosamente también era de Uruguay pero vivía en Israel hace ya muchos años y estaba en Dublín como turista. Antes de la tfilá el Rav. da un discurso sobre las maravillas del mundo. Cuenta la historia sobre un grupo de niños al que les es encomendada la tarea de emunar las cinco maravillas del mundo. Todos escriben los edificios típicos como el Taj Mahal pero es una niña la que enumera otras cinco. Sentir, Oler, Tocar, Ver y Saborear. El Rav. quiere incluir una mas, Ser. Habla tambien sobe la vida y obra del neurologo y escritor inglés Oliver Sacks, fallecido hace poco. Lo toma como ejemplo de judío secular y como al final de su vida recuerda con cariño las cenas de Shabat en su casa, y como hubiera sido si ese recuerdo hubiera llegado un poco antes. Luego de Nehilá el jazán dice que el shofar sonará luego de Maariv para que los congregantes no salgan todos antes de terminada la tfilá. Luego del rezo suena el shofar. Retumba su antiguo y familiar sonido por toda la shil y puede verse en la cara de los allí presentes satisfacción como ninguna. Otro año cumplido, otro comienzo para esta vieja y pequeña comunidad.

El Rav. invita a los presentes a ir al edificio adyacente para cortar el ayuno. Allí hay bebidas, fruta, masitas y tortas de varios tipos. Todo jalaví (lácteo). La gente come y bebe a gusto y se estrechan las manos con alegría. Muchos ya se marchan no sin antes saludar al rabino. “Los quiero ver más seguido” dice “no solo para Iom Kipur”.

Me interesa mucho saber cuál es la opinión de los allí presentes con respecto a la comunidad, sobre cómo es ser judío en Irlanda, sobre cómo se hace para mantener tu judaísmo vivo en un país históricamente católico.

Shmuel (21) y Brian (21), dos estudiantes franceses de negocios e ingeniería, están hace unos meses en Irlanda. “Yo vivo mi judaísmo a escondidas” dice Shmuel “aquí nadie sabe sobre los judíos, pero no les gusta Israel. No salgo con la kipá” Al hablar de la comunidad dice “Aquí nos recibieron muy bien, están muy presentes. Es una buena comunidad” No puedo evitar preguntarle su visión sobre la integración de los judíos y la sociedad irlandesa “Creo que a donde vamos los judíos nos sabemos integrar bien. Especialmente en Europa donde se manejan buenos valores”.

Ishai, (36), trabaja para Intell, y es originario de Ashadod. “No me gusta mucho Irlanda. La comunidad es buena y el rabino es genial, pero es muy diferente. Yo viví varios años en Australia y me gustó. Aquí el clima es muy malo y es muy distinto a Israel u otros lugares que visité.”

Lebosh (44), empresario judío irlandés, tiene una visión más optimista sobre la comunidad y su relación con la sociedad irlandesa “No hay ningún problema. No hay antisemitismo y la relación con los irlandeses es genial. No soy shomet shabbat pero algún día seré y no hay ningún problema en la calle ni en el día a día. La comunidad es fantástica y hacen muchas actividades de las cual formo parte y luchamos día a día para que la comunidad siga”

Por último hablé con Chloe (22), estudiante irlandesa de actuación, y su visión es también muy positiva “Me encanta ser judía, pero hay dificultades. Yo no ando diciendo que soy judía a gente que no conozco, pero a los que conozco, incluso a amigos árabes, cuando hablamos del tema no hay problema. Trato de educar a los que sí tienen problemas con el hecho que soy judía, hay dialogo. A veces mis amigos árabes se refieren a mi como la ‘judía simpática’. Ellos dicen que el problema real es con el gobierno de Israel. La comunidad es fabulosa, y entiendo que no somos muchos y no serlo no es bueno. Pero justamente al no ser muchos estamos todos conectados, somos una gran familia. Los irlandeses no tienen idea sobre los judíos o el judaísmo en general. No les enseñan sobre nuestra religión entonces simplemente no saben. Si le dices a un irlandés que eres judío se interesarían y querrían saber más sobre el tema.”

La comunidad judía de Irlanda, como se dijo a lo largo de este artículo, es pequeña, sí, pero es sólida en valores y visión. Según pude seguir hablando con otros congregantes se realizan actividades religiosas y culturales a lo largo del año. Debates y disertaciones sobre temas de religión e historia judía. Hay un pequeño museo de historia judía irlandesa y muestras sobre Shoah.

Próximamente estrenarán Suca en la comunidad. El clima en la ciudad está empezando a ser bastante frío y las lluvias son abundantes durante todo el año por lo que desconozco si la utilizarán para dormir. Lo que si se es que el frío, la lluvia, el poco número de integrantes, las crisis de la índolefueren, son poco comparado con los ya superados obstáculos de esta vibrante comunidad.

Como dice un viejo proverbio irlandés “Anrud a nitheargumath, chithear a bhuil”, “Lo que está bien hecho se nota en sus resultados”. Pese a las adversidades, en Irlanda, se puede decir sin lugar a dudas “Am Israel Jai
VeKaiam”.

Bibliografía:

http://www.jewishireland.org/irish-jewish-history/history/
http://www.ucc.ie/celt/published/G100004/
http://www.britannica.com/biography/Chaim-Herzog

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