En la orilla del mar

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Me encontraba a la orilla del mar en Acapulco y me percaté de un grupo numeroso de personas que estaban concentradas mirando algo, me acerqué.

Una tortuga grande estaba con sus patas traseras haciendo un hoyo en la arena. Me quedé un rato viéndola: escarbaba y paraba, volvía a escarbar, me decían: es que está poniendo huevos -desovando-.

Unos minutos después llegaron en un vehículo dos oficiales de policía, vieron por unos momentos lo que sucedía y a la tortuga, finalmente uno partió y otro se quedó.


Después de algunos minutos me alejé. Desde donde me encontraba pude notar que la cantidad de gente era mayor alrededor de la tortuga. Pasaría una media hora más y observé que la tortuga caminaba muy lentamente -seguida de la gente- hasta meterse al mar.

Me acerqué, el oficial de policía empezó a escarbar donde la tortuga cubrió de arena y en una bolsa de plástico iba sacando los huevos que había enterrado; me llamó la atención que los huevos no estaban todos juntos sino que fueron puestos por etapas y a distintas profundidades, de tal manera que el oficial tenía que escarbar cada vez más profundo para sacarlos todos.

Me impresionó la cantidad de huevos que el oficial había sacado ya, eran aproximadamente como treinta y seguía sacando más; son parecidos a una pelota de golf. Finalmente me alejé.

No esta vez, sino cada vez que me encuentro y veo las características de los distintos animales de la creación, me doy cuenta que D-os los ha dotado a todos según su especie con mecanismos de sobrevivencia extraordinarios, únicos, para cada uno, se trate de un león, una tortuga, una araña, desde el más grande hasta el ser más diminuto.

Esto me confirma sin duda que la lucha por la vida es un mandamiento divino. Somos creados para vivir no solamente para sobrevivir.

La escena de la tortuga desovando, su forma de hacerlo, el enterrar sabiamente sus huevos, la reproducción de estos huevos a nuevas tortugas es simplemente un milagro, y si no lo apreciamos así es simplemente porque ya nos acostumbramos a los milagros que suceden día con día, y se nos hace normal lo que no es.

Nota.- Las tortugas recién nacidas aletean para llegar al mar y empezar su dura etapa de sobrevivencia.

Acerca de Nissim Mansur

Industrial y asesor en materia de seguros y fianzas, inicia su actividad periodística hace siete años, principalmente en periódicos y revistas comunitarias judías y en el periódico El Asegurador, en su sección "Vivir seguros".

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