Seamos sinceros, en la actualidad esas famosísimas frases-cliché que antaño se utilizaban para sentenciar el destino de un matrimonio, como “en la salud y en la enfermedad” o “hasta que la muerte los separe”, ya solamente sirven para referenciar situaciones muy poco aplicables a la realidad y que sólo escuchamos cuando acudimos a la celebración de una boda religiosa como parte del discurso del sacerdote que oficia la boda o, en su defecto, en los cuentos de hadas que le leemos a los hijos o a los sobrinos.
Lamentablemente, las relaciones de pareja de hoy (la gran mayoría, porque no es correcto generalizar) se guían por preceptos y valores muy distintos a los que tenían nuestros padres y abuelos. Tan es así, que cada vez es más frecuente enterarnos de que un hombre o una mujer abandonaron y/o le solicitaron el divorcio a su esposa o esposo cuando uno de ellos cayó en enfermedad o se vio atrapad@ en una crisis económico-financiera, lo que pone en evidencia el poco o nulo amor que se le tiene a la pareja y también la poca resistencia hacia situaciones adversas.
Lo anterior pone de manifiesto que hombres y mujeres cada vez más se rigen por conceptos individualistas y egoístas que los llevan a anteponer su bienestar personal sobre todas las cosas, olvidándose de que en una relación de pareja se debe ejercer la comprensión y la solidaridad, aun por encima de que aquella persona a la que supuestamente eligieron amar por toda la vida esté atravesando por un momento verdaderamente terrible y requiera apoyo.
Y es que enfrentar escenarios complicados tanto a nivel personal como en pareja, no siempre es bien asimilado por los seres humanos, sobre todo aquellos cuyo carácter todavía no está del todo bien forjado y definido. Por eso, antes de dar un paso tan trascendental como contraer matrimonio, siempre es recomendable conocer lo más a fondo posible a esa persona a la que haremos depositaria de nuestro amor, para no llevarnos sorpresas desagradables.
¿Qué va a determinar que podamos compartir nuestro proyecto de vida junto a una persona madura, comprometida y solidaria, que no nos va a abandonar a la mitad del camino apenas se presenten las dificultades? Eso sólo lo podremos saber en la medida en la que la convivencia diaria perfile las aristas de nuestra relación, porque es sólo a través de la cotidianidad que podremos darnos cuenta si elegimos adecuadamente a nuestr@ espos@.
Sin embargo, en el día a día, sobre todo en esos episodios complicados que se nos vayan presentando, nos iremos dando cuenta de la clase de pareja que tenemos. La actitud que muestre frente a las adversidades, la serenidad con la que se maneje al momento de tomar decisiones en medio de los problemas, su preocupación por ti y el resto de la familia al momento de proyectar un futuro inmediato con circunstancias complicadas… pero sobre todo la resiliencia de la que pueda echar mano cuando el panorama a corto, mediano y largo plazo te mostrará si esa persona con la que estás sacará a relucir su lado leal y solidario o si, de plano, “enseñará el cobre” y te dejará sol@ frente a las adversidades.
Artículos Relacionados: