1 – ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?
R.- Los pueblos son, en el mejor de los casos, construcciones culturales e históricas en constante reinvención de su pasado. Se confeccionan siempre de adelante hacia atrás y de acuerdo con las necesidades del presente. “Todo historia es historia contemporánea”, dijo Benedetto Croce.
2 – Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos–no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?
R.- Creo que todas las leyes y mandatos divinos son invenciones y humanas y aún demasiado humanas. En realidad sólo conozco dos auténticos profetas judíos, Spinoza y Freud, y ambos tenían una opinión de la divinidad poco compatible con las Escrituras… Pero sin duda tuvieron una notable proyección en el futuro.
3 – Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ese su parecer?
R.- Si el pueblo judío se hubiera limitado a buscar su tiempo no habría tenido ni tendría choques territoriales con los palestinos.
4 – ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia ucrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?
R.- Pues no, no creo semejante extravagancia.
5 – ¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?
R.- Pues como todas las individualidades se confrontan con la colectividad a la que pertenecen, con traumas, malentendidos y hasta excomuniones. No hay más que recordar el caso de Spinoza.
6 – Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?
R.- La mayoría de esas expresiones tienen una base en el tradicional antijudaismo cristiano, que pasó de expresiones meramente de mal gusto popular como las indicadas (salvo la que identifica la hipocresía con un fariseo, de documentación evangélica) a guetos y pogroms. De todas formas, pueden compararse esas expresiones a otras no menas expresivas de prejuicios populares como “trabajar como un negro”, “que te engañen como a un chino”, etc…
7 -Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? Esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.
R.- Lo más interesante al respecto es la última obra de Freud, “Moisés y el monoteísmo”, que reconoce la creencia en un Absoluto Invisible como el origen de la introspección psicoanalítica. Por supuesto Freud no “acata” la divinidad, pero reconoce el interés de deslocalizarla y situarla en el indefinido mundo interior de la psique, no en árboles, montañas o lagos como las divinidades paganas. Otro monoteísta, San Agustín, recomendaba a quien buscase a Dios: “Noli foras ire”, no salgas fuera de tí…
Artículos Relacionados: