En un encuentro histórico-cultural, la Filosofía como madre de todas las ciencias y en pro de la búsqueda de la “verdad”, como proyecto inacabado durante muchos siglos, se ha dedicado a observar y racionalizar, las principales corrientes religiosas que por años y años, han imperado en el pensamiento antiguo y hasta la actualidad. Tanto en la cultura judía, cristiana y también musulmana, ya que en las tres convergen una serie de corrientes intelectuales muy diversas, que han sido las responsables de abanderar sus respectivas tradiciones religiosas, como principios fundacionales muchas veces inmutables, fungiendo como guías de autoridad en cada sociedad.
Ya que desde Avicebrón y Maimónides, hasta San Agustín y Guillermo de Ockham, junto con el aporte mayúsculo de Averroes, el pensamiento religioso de la Edad Media permeó irrefutablemente a todo lo largo y ancho de la sociedad de este mundo; pero desde una perspectiva para algunos, muchas veces dogmática de un pensador a otro, tratando de afrontar de manera sucesiva un problema en común, que yacía en cada una de ellas y el cual era: sustentar racionalmente su fe, buscando una síntesis entre lo que se podía entender en esa época, como revelación, versus filosofía.
Con lo cual, la Filosofía Medieval sirvió como puente de enlace para poder problematizar las constantes disputas entre ciencia y religión, que incluso hasta la fecha siguen en discusión, debido a que desde antes de la Edad Media, la Filosofía, estuvo íntimamente ligada con los dogmas revelados o problemas filosóficos de carácter teológico, en medio de un conflicto, entre razón y fe hasta nuestros días.
Y del cual, todos los que nos dedicamos al oficio de la filosofía como disciplina de pensamiento que busca, (pensar sobre el pensar), deberíamos participar más activamente en proponer soluciones o posibles intervenciones sociales, donde todos judíos, cristianos y musulmanes, logremos encontrar un punto de quiebre, para así trasladar el conflicto religioso, a una mesa de negociación que esté, hoy más que nunca, lejos del campo de batalla que es nuestro mundo, cercenando la vida a millones de personas.
Por ello, planteamientos concretos y que sean visibles a corto plazo, son necesarios para que menos personas pierdan la vida en nombre de Di-s, ya que estas tres tradiciones religiosas, tienen una cosa en común y esta es, que el creador, llámenlo como deseen, es el único artífice que ha logrado ordenar la materia desde el caos, como se pensaba desde la época griega y, si todos somos materia y lo somos, debemos dejar de confrontarnos en nombre del mismo creador, sea este visto como fuerza universal, el soplo del Universo o Di-s, ya que por lo visto, puede tener tantos nombres pero sigue siendo el mismo, y ese es uno solo para el creyente.
Así, el hecho de profesar una u otra de estas tres tradiciones religiosas, nos permitiría vivir en mayor armonía y no caer en absolutos en cuanto a quien tiene la “verdad”, en relación con el origen de la creación humana, que por lo visto en todos estos siglos de constantes guerras, es mucho menos “humanizada” de lo pensado…
(Especial para el Diario Judío.com de México.)
11 03 2017.
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