Desde sus orígenes, hace casi 5,800 años, los judíos, por diferentes razones, han sido objeto de rechazo por parte de otros pueblos. Los momentos más dramáticos en su devenir histórico han sido la destrucción del Templo de Jerusalén por parte de los babilonios al mando de su rey Nabucodonosor II, en el siglo 587 a.E.C. y su exilio a Babilonia, y después, la segunda destrucción del Templo por legiones romanas bajo las ordenes de Tito en el 70 d.E.C. Otros dramáticos acontecimientos que los afectaron fueron las Inquisición, cuando fueron expulsados de España al final de siglo XV, después de vivir durante ocho siglos en armonía “con moros y cristianos”, y el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron exterminados seis millones de judíos por los nazis.
A partir de la creación del Estado de Israel en 1948, los judíos han enfrentado varias guerras con sus vecinos árabes y sistemáticamente han registrado ataques de grupos terroristas, particularmente a raíz de la Primera Intifada (rebelión) de los palestinos entre 1987 y 1993, y, las segunda, en el periodo del 2000 al 2006. Con los fundamentalistas islámicos han tenido dos conflictos bélicos importantes: en el 2006 con el Hezbolla, en el interior de Líbano; este grupo fue pertrechado con moderno armamento proporcionado por Irán y Siria y causó un importante número de bajas a las Fuerzas Armadas de Israel y daños materiales a varias ciudades del norte de esa nación. El otro enfrentamiento fue en la Franja de Gaza en diciembre del 2008 y enero del 2009 con los fundamentalistas islámicos de Hamas que gobiernan ese territorio desde el 2005; en este episodio bélico se registraron muchas victimas entre la población civil palestina, en virtud de que Hamas acostumbra utilizar civiles como escudos humanos en su lucha contra el Ejercito de Israel.
En el presente, adicionalmente a las acciones cotidianas de terroristas fundamentalistas islámicos en Israel y objetivos judíos en el mundo, el Estado de Israel, y en general, el mundo Occidental, se ven amenazados por el programa nuclear con fines militares que desarrolla Irán, y que de acuerdo a analistas del Medio Oriente, un reactor nuclear podría estar funcionando en un plazo que oscila entre dos y cinco años.
El Presidente de Irán, Ahmadinejad, un iluminado líder fundamentalista islámico, ha expresado repetidamente que “borrara a Israel del mapa”; “Israel no tiene futuro en el Medio Oriente”. Ahmadinejad ha intensificado sus diatribas antijudías para desviar la atención de la cruel represión que aplica a los disidentes de su régimen político que lo han enfrentado abiertamente después de su pasada fraudulenta reelección; por lo demás, Irán experimenta los efectos de las sanciones que le aplican las principales naciones del mundo por la negativa de su gobierno a que se inspeccione con amplitud su programa nuclear, y que inciden negativamente en la vida diaria de sus habitantes; de aquí que una buena dosis de antisemitismo y antioccidentalismo le ayudan a calmar a su enardecido pueblo.
En el contexto de los diversos círculos que en el mundo se oponen a Israel y a los judíos, estos últimos ven con preocupación la apertura de un frente “enemigo interno”: los académicos israelíes antisemitas, quienes “demonizan al Estado Judío y niegan sus legitimidad y derecho a la existencia”. Los académicos, que imparten clases en prestigiadas universidades de Israel, acusan a esa nación de los peores crímenes y apoyan los boicots contra Israel, defendiendo las acciones de sus más acérrimos enemigos. La única ocasión cuando se identifican como judíos, “es para manifestar su vergüenza de serlo”. El grupo de académicos acusa a Israel de Apart Hate, fascismo, colonialismo y racismo.
Asimismo, los académicos han denunciado al gobierno de Israel de haber despojado a los palestinos de sus tierras, e incluso, hay quien ha manifestado que el Estado de Israel utiliza el complejo de persecución de los judíos para lograr popularidad y apoyo; también han incitado a los palestinos a tirar piedras contra militares israelíes e identificarse con ellos en su lucha contra Israel.
El resultado de las acciones de los académicos “ha sido mucho más efectivo que las actividades similares de antisemitas declarados”. Los académicos son incongruentes con su filosofía antijudía y antisionista, ya que utilizan recursos oficiales del gobierno de Israel para sufragar sus salarios y para envenenar a los antisemitas.¿Cuáles son las razones para que los académicos agredan a su pueblo y a su gobierno? Quizá la irracionalidad y el cansancio histórico que han heredado de ser agredidos.
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