1. Enjuagar y escurrir bien los garbanzos; secar con papel de cocina o un paño para retirar el máximo posible de humedad. Pelar los ajos y laminar finos.
2. Mezclar el tahini con el agua, 30 ml de aceite de oliva y el zumo del limón, batiendo con unas varillas o emulsionando dentro de un tarro cerrado. Comprobar la textura y corregir de agua o aceite si se desea más meloso o líquido; añadir un poco de miel si se prefiere más dulzón.
3. Calentar una sartén con el comino, dejar que suelte su aroma y retirar. Añadir más aceite y freír los garbanzos uno o dos minutos. Añadir el ajo y remover. Saltear durante 5-6 minutos hasta que se doren bien y escurrir sobre papel de cocina; llevar a una ensaladera y aderezar en caliente con el comino, el pimentón, sal y pimienta.
4. Combinar el queso desmenuzado con la cucharada restante de aceite de oliva, más pimentón y pimienta, con un poco de ralladura del limón si se desea. Mezclar con los garbanzos y añadir la vinagreta de tahini.
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