Las groserías se utilizan para expresar enojo, fastidio o rencor hacia algo o alguien. En el sentido cultural, son usadas para ofender o comunicarse de manera informal entre conocidos. En cada país son diferentes, pero todos reconocemos cuáles son y se nos ha enseñado a no decirlas, por lo menos en ciertas situaciones.
En muchas familias se acepta hablar con groserías. Sin embargo, debemos esforzarnos por brindar las mejores oportunidades de vida a nuestros hijos, darles un buen ejemplo y ayudarles a dar amor al mundo.
Con esas herramientas, podremos estar tranquilos de haber fundado una base sólida sobre la cual construir su vida.
Dice la Torá: “Y le enseñaras a tu hijo ese día”. En otras palabras, lo que tu hijo vea de ti, es más importante que lo que escucha de ti”.
“Las palabras enseñan, pero el ejemplo te arrastra”.
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