Entre el consuelo y la reincidencia.

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Reflexión.
                            “¡Consuélense, consuélense, pueblo Mío, ha dicho su D’os!. Hablen al corazón de Yerushaláim y
                               anúnciele que ha concluido su periodo (de exilio y) que su iniquidad ha sido perdonada, pues de la
                               mano del Eterno ella ha soportado lo doble de sus faltas
                                                          Libro de Isaías. Capítulo 40, versículos 1-2
9 de av.
El día después.
Hemos transcurrido los días de angostura y el 9 de av. Hemos ayunado y penado por la destrucción de los grandes Templos. Y como muchos pensamos la pregunta: ¿si es que podremos cambiar o modificar las conductas que llevaron a este colofón y mantener dicho cambio en el tiempo?
Poder realizar un cambio sustentable, y no solo ejecutar un espasmo de amor que solo es transitorio, aprovechando el quebranto de nuestra alma (del momento) por todos los castigos y penurias vividas por nuestro pueblo a lo largo de la historia.
Una fecha en
el calendario.
He escuchado que un Rabino dijo ayer en Shabat en la Sinagoga, que el capítulo semanal, la Parashá  Vaetjanán (Sabado de consolación), siempre debe caer en forma fija luego del 9 de av.
Y podríamos admitir, que el Creador del mundo y conocedor de nuestras falencias, desea que por lo menos una vez al año, tengamos un día calendario para recordar nuestros grandes infortunios y las causas que son nuestros errores y pecados que lo han generado.
Pero en el libro de rezos, todos los días tenemos un 9 de av en pequeño. Y el punto es cuanta atención ponemos en el significado de las palabras y el contenido de las oraciones.
Ya que diariamente mencionamos las actividades de sacrificios y de quema del incienso y tantos otros puntos que solo podían realizarse en el Beit Hamikdash que ya no tenemos.
El hombre aprende,
pero también repite errores.
Este punto siempre dará para el debate. En el judaísmo se sabe de nuestras contradicciones humanas, y por ende los rezos y el estudio deben ser continuados, como aquel servicio de “matiné” donde la palabra alude a funciones cinematográficas que se celebran por la mañana y/o por la tarde, pero que muchos usan para indicar una función que continua o se vuelve a mostrar y se repite en el tiempo.
Por ende, todos los días debemos tomar la píldora que nos indica la Torá, en su justa dosis, a los fines de poder tener niveles óptimos de recuerdo en nuestra sangre y en nuestro cerebro y corazón.
Hábitos arraigados.
En mi actividad médica, uno se percata que difícil es en muchos pacientes poder lograr que abandonen los malos hábitos. Entiéndase: tabaquismo, ingesta de alcohol y azúcares, sedentarismo etc.
Aquí, en el tópico que nos ocupa, se trata de abandonar o dejar de lado o superar malas inclinaciones a reincidir en nuestras faltas.
Final.
Hashem y su Torá no confían en el ser humano. Por lo tanto, el adiestramiento y la práctica del idishkait debe ser diaria y constante, tipo militar. De tal forma, que nuevos canales de respuestas se puedan internalizar y hasta hacer automáticas o reflejas. Hacer una gimnasia de un judaísmo que se nos convierta en visceral. De lo contrario, sería mucho más fácil tropezar siempre con la misma piedra.
Esta breve exposición, puede entenderse desde el pesimismo hasta el realismo, o algún grado moderado de optimismo con cierta reserva.
Aunque sabemos que en el ser humano los mandatos de o preceptos deben repetirse, y esto lo vemos en la temática del Deuteronomio (el último libro del Pentateuco). Es aquí donde el Todopoderoso con su Profeta Moshé nos convoca a repasar muchos temas nuevamente.
Lo tratado en estas breves líneas es propicio para el debate, de ahí el título de la presente.Persistir en el estudio y en la reflexión en forma cotidiana. Un nuevo desafío a la comodidad humana.
La historia no nos ayuda demasiado, y el Padre Celestial aguarda constancia de un ser que está siempre signado por la inconstancia. Igualmente, el final de la historia humana es abierto, y solo me resta citar las palabras de María Leticia Ramolino(1750-1836) madre de Napoleón Bonaparte, cuando le informaban acerca de las victorias de su hijo el gran Emperador y Conquistador, a lo que ella lacónicamente (de forma breve, exacto, y conciso) respondía: “Ojalá eso dure”.
Y esa es la madre de todas las batallas de cada judío, la que se desarrolla en su interior, por la persistencia de la memoria y contra la amenaza de caer en el olvido.
Shavua Tov.

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