La palabra libertad se escucha constantemente. La hemos escuchado tanto en forma personal, individual como grupal lo cual nos habla de la diversidad de vías que los seres humanos adoptan para construir sus vidas dentro del concepto de libertad.
Varía la gama de posibilidades entre aquellos que deciden dar libertad a sus pueblos o personas sojuzgadas en sus territorios o se conforman con una búsqueda personal que lo lleve a tener mayor tranquilidad cotidiana.
Libertad, soledad, compromiso, son algunas variables que se cruzan entre sí. Mayor compromiso menos libertad. Mayor libertad menos compromiso y más soledad. Son situaciones que escogemos o nos han tocado sin tener conciencia de ello. Cada una de estas posibilidades implica un camino y desde luego no la completud y absoluta paz y tranquilidad a la que aspiramos tener. Perseguimos una utopía imposible que nos da vueltas en la cabeza.
La libertad también implica romper con ciertas lealtades que nos frenan para conseguir salir de determinado círculo. José había luchado por conseguir la libertad y una vez que lo logró empezó a sentirse demasiado solo. Persiguió su ansiada libertad y ahora no sabía que hacer con ella. Entre los lazos que rompió buscando su camino había roto con su novia; ésta era una relación en donde el se sentía atrapado ya que le restaba posibilidades de vida por el compromiso que implicaba mantener una relación íntima. Toda relación implica cierta pérdida de libertad. No podemos tener la misma libertad solos o acompañados pero tampoco la misma soledad. Los paquetes vienen completos y no podemos quedarnos solo con una parte.
Podemos pensar que lo que José anhelaba era ese sentimiento inconsciente de felicidad y bienestar del cual todos hablamos y pocos han llegado a sentir en forma constante. Es importante darnos cuenta que esos sentimientos nos llegan únicamente por momentos y que la madurez implica asumir las contradicciones en las que navegamos constantemente; sólo nos queda respirar profunda y amorosamente cuando al sentirnos tranquilos y serenos.
José, en su proceso de soledad la empezó a extrañar de forma intensa y le pidió que volviera con él. Ella que dependía totalmente de José le dijo: Yo solo quiero estar contigo, eres la mejor persona del mundo y haré todo lo que me pidas. Esta sumisión lo vuelve al lugar en que se siente atrapado y empieza a buscar su libertad. En nuestras relaciones no podemos colgarnos de los otros ni permitir que se nos cuelguen hasta la asfixia.
El equilibrio entre libertad y compromiso nos coloca en un espacio en que podemos combinar y disfrutar de ambas posiciones sin buscar en forma fantasiosa lo que no es obtenible. Me parece que no existe la libertad sin soledad y si no queremos estar muy solos hay que sacrificar un poco de esa libertad absoluta.. He encontrado personas que renuncian a sus raíces para tomar como modelos a pseudos revolucionarios que imponen sus convicciones en forma irreal y no muestran sus vidas privadas llenas de fracasos. Se aprovechan de fantasías jóvenes, inmaduras irrealizables que los hacen pensar que tendrán grandes ganancias afectivas, económicas y sociales.
Recuerdo a un joven de 22 años que me dijo: Era tal mi ansia de libertad que rompí con mi madre. Era mucho más fácil sin ella. Pronto se dio cuenta que no era tan fácil como pensaba y decidió que no podrá cumplir con sus metas separándose en forma grosera y abrupta de todo lo que recibió al nacer. ¿No quiere la mayoría de la gente librarse de la clase de vida que les ha tocado en suerte? Pero no se libran y se convierten en prisioneros de su libertad. Quieren ser libres y piensan como esclavos. Muchos tienen un sueño de fundar una nueva vida sin presiones y en plena libertad. La presión muchas veces es más interna que externa, sensación que oprime el alma.
Agregó en su relato, que cuando era más joven creyó que su inteligencia era suficiente para conseguir lo que quisiera. En su proceso de vida se dio cuenta que no era el más listo y que encontrar el éxito que buscaba no compaginaba con la libertad que buscaba. Se dio cuenta que lo único que había encontrado era un sufrimiento intenso gratuito.
Afortunadamente, se dio cuenta que era un mundo del que podía escapar y que no era demasiado tarde. A lo mejor podría hacer las paces con él y su mundo real como los jóvenes que logran aceptar lo que la vida tiene que ofrecer siendo realistas, y concentran toda su energía en lo que van adquiriendo.. ¿Su problema fue que sobrestimó su valía en el mercado; fantaseando con lo que pensó le correspondía. A veces pensamos que lo correcto es aburrido y evitamos aceptar compromisos que nos ayudan a recorrer el camino de la vida.
Así como hay personas tienen tanto trabajo que no les queda tiempo ni para respirar y mucho menos para encontrarse a sí mismos. No saben a donde van pero lo quieres hacer rápido. Hay otras que tienen demasiado poco que hacer y demasiado tiempo de ocio. Así surge la necesidad del equilibrio.
El ritmo acelerado de la vida moderna puede ser una forma de llenar los espacios vacíos por tanta libertad y falta de compromisos. Una realidad demencial que produce depresión y aburrimiento. En este proceso muchos pierden su real esencia y se convierten en la clase de personas que ellos han criticado. La permisividad, la anormalidad disfrazada de ideología, la protesta perpetua se puede convertir en grotesco. Antes uno tenía que reprimirse ahora lo normal es no reprimirse y gritar hasta enloquecer para apagar la rabia interna. Es importante no cruzar los límites fundamentales que requiere una vida civilizada.
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