La presentación del proyecto de declaración de independencia del Estado Palestino en la próxima Asamblea Anual de las Naciones Unidas nos permite cerciorarnos nuevamente de ciertos comportamientos problemáticos departe de instituciones judías y sus líderes en la diáspora. Su incondicional identificación con el Estado de Israel les hace repetidamente perder el juicio respecto de normas aceptadas internacionalmente de lo que debe ser el comportamiento de una agrupación social o mutual cuyos objetivos es proteger los intereses de un grupo étnico radicado en un país y que puede estar identificado o relacionado con otra nación. En reiteradas oportunidades, especialmente desde que se percibe la creciente influencia de Israel y del Lobby judío americano en el mundo, se permiten el omni-privilegio de pisotear preceptos de sociabilidad en pos de la defensa de los intereses de Israel dentro de un estado extranjero que los acoge.[1]
La difusión y defensa pública de los intereses de una nación en el territorio de otra es un derecho, inclusive una obligación, de la representación diplomática respectiva. Los cánones de comportamientos de embajadas y cuerpos diplomáticos fijan las reglas y procedimientos por los cuales cada país puede promover temáticas de su interés en otros países donde está presente.
Asociaciones de inmigrantes o agrupaciones sociales y mutuales identificadas con países extranjeros, aparte de su preocupación por sus asociados locales, pueden y deben invertir esfuerzos, junto o separado de sus embajadas, en promover y profundizar el intercambio cultural comercial, científico y en todo campo en beneficio de ambas naciones. En casos de desastres naturales o inclusive guerras a estas instituciones les está permitido el aporte moral y material en su apoyo. Hay un campo el cual les está prohibido extralimitarse. Es totalmente inadmisible que una institución local o sus líderes declaren o tomen posición respecto de conflictos internacionales que involucren al país extranjero con el cual se sienten identificados. Una transgresión de este tipo necesariamente trasmite, en el mejor de los casos, un claro mensaje de cierta doble lealtad, y en el peor, hasta de deslealtad. Lo que está permitido a nivel personal a cada ciudadano, le está prohibido a instituciones con intereses o a sus líderes.
La misión de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) es “promover el bienestar y el desarrollo individual, familiar e institucional de la vida judía en Argentina, para asegurar la continuidad, sostener los valores de nuestro pueblo y afianzar el sentido de Comunidad. Fortalecer los principios básicos de democracia y pluralismo, impulsando una convivencia creativa desde las particularidades que conforman la sociedad” (Portal: AMIA.org.il). Estas claras limitaciones no le taparon la boca a su presidente, Guillermo Borger, cuando criticó públicamente a la Presidenta del país por haber tomado una decisión a favor de la independencia del Estado Palestino: “Borger expresó su preocupación y malestar por la decisión del gobierno argentino de reconocer un Estado Palestino con sus fronteras de 1967” “(AJN 12-2010).
De la misma manera, Aldo Donzis, titular de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) cuya misión declarada es “luchar contra toda expresión de antisemitismo, de discriminación, racismo y xenofobia, preservar los derechos humanos, promover el diálogo interreligioso y la convivencia armónica entre todos los ciudadanos” (Portal DAIA), no dudó también en criticar duramente al ejecutivo argentino por la misma decisión al “no colaborar con las negociaciones de paz” no sin degradarlo groseramente al tratarlo de ignorante pues para expresarse en este conflicto “se debe tener un conocimiento muy profundo”. (INFOBAE – DERF, 20-1-2011).
Lamentablemente las extralimitaciones de líderes judíos en la diáspora no se circunscriben únicamente a los ejemplos citados. Hay otros casos mucho más extremos que ya sobrepasan las sospechas de doble lealtad para acercarse a deslealtad o mucho peor dado que toman parte activa en tratar de influenciar en la toma de decisiones a favor de un país extranjero con el cual declaradamente se identifican totalmente. Días atrás se informó que “un grupo de legisladores chilenos advirtió al Canciller chileno los riesgos que representa reconocer un eventual Estado Palestino dentro de las fronteras de 1967”. La nota pasaría desapercibida, salvo que el acto de los legisladores “es el resultado del trabajo y la gestión política de la Comunidad Judía de Chile e independiente del trabajo que estén realizando las comunidades latinoamericanas, invitamos a estas a trabajar en la misma dirección y seguro que se obtendrán buenos resultados, destacó Marcelo Isaacson, Director Ejecutivo de la Comunidad Judía de Chile” (Iton Gadol, 30-8-2011).
No cabe duda que la próxima votación en la Naciones Unidas es una circunstancia extrema donde ciertas instituciones y líderes hacen relucir sus verdaderas intenciones que convierten prácticamente en inconcebible su continuar en funciones y hasta es probable que algunos lleguen a catalogarlo de quinta columna. Tal es el caso del Concejal de San Pablo – Brasil, Pablo Floriano Pesaro, quien lideró la reciente reunión del Comité Internacional de Parlamentarios Judíos en USA (A esto se le puede agregar la consigna “Parlamentarios judíos del mundo uníos” DK) para advertir la ONU que “el plan palestino pone en peligro la paz en medio oriente” (Iton GAdol 6-9-2011). En esta ocasión “Pesaro explicó lo que se necesita para ser político. El legislador brasileño expresó su orgullo de representar al Estado de Israel. Este no es solo mi derecho y el deber de venir a mis raíces, sino también de las creencias, afirmó”. (Iton Gadol 8-9-2011).
No menos desfachatada y un ejemplo claro de transgresión de normas internacionales de diplomacia es la advertencia que el Congreso Judío Mundial en nombre de todos los judíos del mundo envió nada menos que a las Naciones Unidas. “Un eventual reconocimiento de un Estado palestino podría conducir a una guerra civil entre las facciones políticas palestinas y un posible aumento de los ataques contra Israel” (Iton Gadol 9-9-2011).
Bajo esta forma de comportamiento nadie se debe sentir sorprendido que existan sectores que asocien la doble lealtad al comportamiento de la comunidad judía en la diáspora. Pareciera que el liderazgo judío todavía no se compenetró de la importancia, significado y asociación de ideas que necesariamente traen a la memoria las sospechas y los escándalos de espionaje judío a favor de Israel como es el caso de Jhonatan Pollard, Stewart Nozette, Steve Rosen y Keith Welssman.
El empecinamiento de los líderes de las comunidades judías del mundo de persistir en aferrarse a derechos extraordinarios, necesariamente acrecentará su ya conocido aislamiento de las sociedades donde conviven.
Ojalá me equivoque.
[1] Un claro y actual ejemplo del grosero uso del Lobby judío americano para interferir en políticas de otros países se puede leer en la nota “Israel castigará a Turquía” (Iton Gadol 9-9-2011) “Durante la visita de Lieberman a Estados Unidos este mes, se espera que el Ministro de Relaciones Exteriores se encuentre con líderes del lobby americano y proponga una cooperación anti turca en el Congreso”. Entre otras el artículo menciona que Lieberman también planea organizar encuentros con jefes del grupo rebelde kurdo PKK en Europa para “cooperar con ellos en cualquier área posible”. Este grupo se lo consideraba hasta hoy como terrorista, pero desde el momento en que actúa en contra de un “enemigo de Israel” se convirtió en Kosher.
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