Si le preguntamos a alguien por qué motivo se casa, es posible que no tenga un motivo bien definido. Proponemos que- idealmente- un hombre contrae matrimonio para estar dedicado a otra persona. Lo mismo debe ser por parte de la esposa, debe estar entregada al 100% por su esposo. Ése es el matrimonio ejemplar. Cuando alguien posee un sentimiento de responsabilidad por el otro, no lo defraudará nunca. Es necesario invertir en esa responsabilidad, no es algo que viene automáticamente. Es algo que requiere esfuerzo, pero el resultado es el goce y un sentimiento de satisfacción.
Como ejemplo, veamos shabbat: Si tomamos un tipo de la calle y le explicamos qué es shabbat, qué se puede hacer y qué no, le tendríamos que decir algo así como, “mira, no puedes cocinar; si hace calor, no puedes prender el ventilador; debes subir los diez pisos a tu departamento a pie, por escalera…”. Seguramente se escaparía lo más rápido que pueda. Por otro lado, si lo trajésemos a casa para que compruebe la belleza de una hermosa cena de shabbat, con los mejores platillos, deliciosos vinos, acompañados de canciones y conversaciones profundas, probablemente, su reacción sea otra: Quisiera probar eso en su casa. Si intentase hacer una cena como la descrita, pero sus hijos están ocupados en sus quehaceres, él mismo distraído en su teléfono y su esposa terminando de cocinar, no obtendría los resultados que él mismo quisiese. Para deleitarse de shabbat hay que dedicarse y entregarse por completo. De no ser así, probablemente sea una pérdida de tiempo.
Lo mismo sucede en el matrimonio, el hombre debe darle a su mujer todo lo que necesite. La esposa tiene que dedicarse a su marido enteramente. Es una labor ardua y continúa, dura años. Pero el beneficio es la satisfacción de una vida plena. Es indescriptible.
Rab Itsjak Kalifon
Buena semana
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