1) ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?
Como creyente en las Sagradas Escrituras (AT y NT) creo que el Eterno ha estado guiando, y lo seguirá haciendo, al pueblo de Israel en todo su devenir histórico. La historia del pueblo de Israel nace de la voluntad soberana y revelada de YHWH, por tanto, a pesar de las aparentes contradicciones, veo un propósito prediseñado, con todas sus complejidades interpretativas, en la formación de este pueblo único entre la familia de las naciones.
2) Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos– no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?
Los profetas de Israel lo que han hecho ha sido recoger y proyectar el mensaje recibido de Aquel que lo recibieron. Han sido voceros de la Voz, transmisores de una Voluntad más alta que la propia, por tanto, el origen de la historia lo encontramos en el Autor de la vida. Entiendo que de Él parte todo y hacia Él está orientado todo el desarrollo histórico, no solo el de Israel como pueblo, sino el de todas las naciones.
3) Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ese su parecer?
La singularidad del pueblo judío, nos guste o no, tiene una razón de ser que trasciende a su propia búsqueda individual. Desde el principio de su historia, arrancando en el llamamiento de Abraham, ha estado vinculado al tiempo y el espacio. Durante mucho tiempo ambos parámetros
estuvieron relacionados estrechamente, luego, siendo arrebatados de la tierra y el templo, han mantenido su fidelidad al cumplimiento del tiempo para que una vez más fueran unidos para poder realizar el propósito providencial que le ha sido dado. Hoy vivimos en el ajuste de esta tensión. Si a la necesidad del espacio (tierra), le añadimos el tiempo adecuado (volverse a su Dios) y la revelación necesaria (su Mesías) tendremos una convergencia que redundará en beneficio de todas las naciones. Simplificándolo. Israel en su tierra, a su Dios y su Mesías traerá como resultado vida de entre los muertos a todos los pueblos. Esta es la conclusión del apóstol Pablo en los capítulos 9 al 11 de su epístola a los Romanos.
4) ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia ucrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?
Yo creo que no se puede entender la existencia de Israel si la separamos de su matriz básica: la soberanía del Eterno escogiendo a un hombre, una familia y un pueblo para bendecir a todas las familias y a todos los pueblos de la tierra. En este sentido, cuando Israel ha comprendido su rol profético ha sido luz para las naciones; y cuando ha fallado en su cometido también ha sido un faro para ver reflejado en él los errores clásicos de todos los pueblos. De una u otra forma, Israel es luz mediante su obediencia a la Torá, y mensaje para aprender en cabeza ajena en su desobediencia.
5) ¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?
Una vez más lo veo a la luz de la originalidad del Creador y también de su diversidad. Dios es original y diverso en su creación. De la misma forma, en el pueblo que escogió para sí hay un marcado signo de individualidad y a la vez una visión de conjunto, de identidad como pueblo con propósito, aunque en ocasiones no alcance a comprenderlo plenamente y se generen las controversias interminables adjudicadas a Israel, como si los demás pueblos no participaran del mismo conflicto y contradicciones.
6) Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?
Como español soy testigo de esos descalificativos ancestrales que siempre me duelen. Es propio de una actitud celosa y envidiosa, innata en el ser humano. Por un lado se perciben los privilegios del pueblo judío por su llamamiento divino para cumplir una misión única entre los pueblos; y por otra, surge la envidia de su singularidad. Ambos casos vienen dados, creo yo, por una falta de comprensión de la revelación de la Sagrada Escritura, y una ceguera producida por la no aceptación del mensaje (mensajes) que el Eterno ha querido y quiere dar a través de Israel.
El antisemitismo es tan viejo como la oposición del hombre a la revelación de Dios en su palabra. También es una manifestación de rechazo al Eterno a través del odio al mensajero por ser canal de su propósito. El antisemitismo, en su esencia nuclear, es una derivación de la oposición del hombre caído en pecado hacia el Creador. Cuando se superan estas barreras es más fácil encontrar la respuesta redentora que Dios ha provisto para todas las familias de la tierra mediante la simiente que nacería como hijo de Abraham, el Mesías judío Jesús de Nazaret.
7) Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? Esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.
Una vez más vemos que la existencia de Israel como pueblo no puede separarse de su elección divina. Tengo la impresión de que en la conciencia de los judíos hay una seña de identidad que los hace distintos, no por sus habilidades o superioridades, sino por la soberana Providencia del Eterno que así lo quiso. Israel está vinculado, para siempre, con la salvación de todos los pueblos, con el Mesías y el reino mesiánico que ha de venir. En realidad, el anhelo de Israel es el mismo anhelo de todos los pueblos, porque el Rey de Israel que vendrá es también el Rey de todas las naciones.
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