Luego de unos meses muy duros en la antigua Sefarad, parte de la Península Ibérica ha hecho su mayor esfuerzo por salir adelante. Así todos sus ciudadanos han contribuido en mantenerse lo más ecuánimes y unidos frente a la pandemia del Coronavirus y ser solidarios unos con otros en torno a esta crisis sanitaria que tiene en vilo al mundo entero.
Lo anterior se dice fácil aunque no lo es, ya que el país se encuentra sumido en una fuerte incertidumbre como muchas otras naciones, no solo desde el espectro sanitario, sino también dentro del ámbito político, económico y social. El cual según las críticas autóctonas no vaticina tiempos mejores a futuro y donde es posible que la brecha social se incremente aún más, junto a la problemática en torno a su economía que es visible que se resquebraje por completo en los próximos años.
Sin embargo la esperanza y espíritu de lucha de este pueblo se percibe a cada paso que da, ya que se resiste a desfallecer como una nación pluricultural, multiétnica y plurilingüe, ante las vicisitudes de esta nueva realidad que nos embarga a todos por igual.
De esta manera es importante destacar como la unión hace la fuerza y así se debe de mantener toda España, unida hoy más que nunca y no dividida por posturas ideológicas o nacionalismos de extraño cuño. De igual forma como nación la antigua Sefarad, ha marcado un hito dentro de la constitución identitaria de toda Europa en cuanto a sus patrones de convivencia que se han presentado hoy y siempre como diferenciados.
Porque para finalizar esta Monarquía Constitucional se ha convertido con el paso del tiempo en un símbolo de resistencia y utilizo esta palabra no de forma advenediza. Porque España ha resistido a todo siglo tras siglo, conquistas, saqueos, pestes, guerras, dictaduras, terrorismo en fin. De esta forma el mensaje que hasta hoy nos debela su idiosincrasia es ese mismo el de no darnos por vencidos, el de seguir adelante pese a todo y contra todo pronóstico…
(Especial para el Diario Judío.com de México.)
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