España/Sefarad 14a. parte: Calahorra, kilómetros de obras de arte y un pequeño pergamino

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Calahorra, extraña población de la que nunca antes había yo escuchado ni una palabra y en la que sin embargo, me encuentro con una plazuela con una estatua de Sancho y Don Quijote regalo de uno de sus hijos que hizo su América en México.

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Placa en la estatua de Sancho y Don Quijote, regalo de uno de sus hijos que hizo su América en México.

Calahorra, el nombre no me es tan ajeno porque conozco familias que llevan este nombre como apellido. Ninguna en la ciudad misma, a las que conozco todas viven en el exilio y todas son sefaradís.

Aquí, en Calahorra, la inquisición, la expulsión y el presente adquieren tonalidades diferentes a las de otras ciudades quizás porque aquí, la erudición y el estudio siempre estuvieron presentes por lo menos en las familias más distinguidas del periodo romano lo cual me permite suponer una presencia constante y numerosa de judíos en la región.


Así , por ejemplo, el Calagurritano más famoso, Juan de Jesús María, fraile que organizó el Carmelo descalzo en Italia es descrito como “un profundo místico que llevó a su orden – los carmelitas- a la labor misionera fue, dice la descripción oficial, un gran teólogo, profundo místico y exquisito humanista como sus maestros Santa Teresa y San Juan de la Cruz” (ambos judíos conversos, o sea, sin la conversión, no hubiera existido, por lo menos uno de los grandes teólogos de la España Católica).

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“El Cristo de la Pelota”, Calahorra.

En Calahorra está el Cristo de la Pelota, que con todo respeto despierta mi curiosidad más por el nombre que por otra cosa y me explican que es porque esta escultura, se desclavó y señaló con su brazo extendido al culpable de un homicidio durante un juego de pelota quedando con el brazo extendido hasta la fecha.

E igual por todo Calahorra hay iglesias, edificios, monumentos, que recuerdan la historia de la península desde Roma hasta la actualidad con colecciones de arte eclesiástico de siglos hasta las muestras de las balas, que durante la guerra civil acribillaron a los niños en una de las plazuelas hasta llegar a la Catedral cuyo claustro está habilitado como museo con una colección interminable de retablos, esculturas, pilas bautismales, marfiles, piezas de oro y plata, urnas, copas y piezas inigualables de un valor extraordinario que lo mantienen a uno – o por lo menos a mi- anonadado mientras se recorre pieza tras pieza en esta exhibición que parece interminable y al final de la cual, por allá, hasta el fondo, una pequeña vitrina contiene un pedacito de pergamino, que hasta hace unos años era la cubierta de libros de registros locales hasta que alguien descubrió que en realidad, era un pedazo de una Torah, abandonada en lo que era una sinagoga y que fue convertida en iglesia y utilizada para forrar libros que se iban necesitando cayendo en el olvido hasta que el presente renacimiento la encontró y puso en exhibición.

Y de alguna manera esta imagen ilustra la situación en la nueva España donde tras recorrer cientos de iglesias, monumentos, obras de arte, pinturas y esculturas impresionantes llega uno a la Catedral, en este caso la de Calahorra, cuyos orígenes místicos se refieren a la época Romana y cuya última exhibición material data de la Sefarad judía.

En esta misma Calahorra puedo ver las caras de algunos de los curas que nos muestran el pergamino sobreviviente sorprendidos ante el hecho de que este humilde pedazo de piel grabado resulte, para algunos, más interesante que los cientos de cuadros, esculturas y obras de arte que adornan el camino al pergamino.

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Torah hallada en Calahorra.

O sea, hay quien ve estas obras como enmarcando el camino al verdadero tesoro de la catedral y quienes ven un pedazo de piel arrumbado al final de una gloriosa calzada de arte centenario y en ambos caso, ambos visitantes tienen razón y ambos ilustran la España de hoy donde no importa si los tesoros enmarcan el camino al pergamino o si el pergamino es uno más, quizás el menos valioso de los tesoros incluidos en esta exhibición que junta, en su totalidad, muestra una nueva España donde lo que por siglos fue desperdicio es ahora importante tesoro que acompaña una larga lista de alrededor de 150 documentos hallados en los registros locales sobre transacciones, contratos, cartas de privilegios, condenas, etc. que sumados presentan una imagen de una comunidad judía bien integrada, tan antigua como la conquista romana y que representó el 25% de la población antes de la expulsión contando con miembros tan ilustres como Abraham Ben Ezra quien escogió esta ciudad para pasar la ultima parte de su vida.

Calahorra ejemplifica la realidad inherente a la expulsión porque aquí, desde el Siglo XII el Cabildo de la Iglesia mantuvo un pleito con la comunidad judía que solo culmino con la expulsión y que se debía a que, de acuerdo con las leyes de aquel tiempo, la Iglesia cobraba diezmos por las tierras propiedad de católicos pero no de los judíos quienes no se salvaban del pago pero lo pagaban a los reyes lo que provocó que cada vez que un judío adquiría una parcela la Iglesia echaba el grito al cielo hasta que Alfonso VIII decreto que los judíos que adquirieran tierras de cristianos deberían pagar el diezmo –aunque no los excluyo del impuesto real- por lo que los nuevos propietarios hicieron todo lo posible para evitar uno u el otro –con el rey siempre a favor de que se le pagara a el primero- llegando el pleito a la mesa del Papa Inocencio IV que otorgó, en la Bula de Perusa, la razón al Cabildo lo cual, claro está, no resolvió nada en esa España donde el conflicto entre una iglesia romana y las noblezas locales era constante y solo concluyo cuando los Reyes Católicos destruyeron y absorbieron a los reinos circundantes usando, además de las armas, la sutil fuerza de la expulsión, que al dejar a los reyes locales sin profesionales, doctores, contadores, financistas y como hemos visto soldados verdaderamente fieles al Rey (si no por otra razón porque no había otra opción que los otros soldados – los cristianos- si tenían- ) los dejaron desarmados, vulnerables y finalmente los absorbieron en un reino que siempre tuvo dentro la tensión de los reinados locales y las culturas disímbolas que lo conformaron y que por eso hoy surge como nación de naciones donde cada minoría tiene su lengua, su cultura y su espacio incluyendo a la que fue expulsad ay que poco a poco, gota a gota, regresa, no a reclamar territorios pero si un espacio donde renacer y reconstruirse: Sefarad.

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Vista Panorámica

Calahorra demuestra pues que la expulsión no fue motivada por razones religiosas, ni siquiera por la necesidad o deseo de imponer una fe sobre otros sino simplemente por el deseo de la Iglesia de poder cobrar impuestos a todos y de una corte, la de Castilla, de poder dejar a sus contendientes sin apoyos y , con la salida de los judíos ambos, Monarquía e Iglesia conseguían sus objetivos.

El costo, claro está, lo conocemos hoy pero seguro entonces ni se lo imaginaron.

España tuvo una clase profesional intelectual mucho más limitada, bajo una atmósfera mas reprimida que le impidió crecer y competir con las otras naciones que en el curso de los años le “comieron el mandado” y la condenaron a ser uno de los puntos menos energéticos y menos creativos de una Europa que estalló en creatividad y poderío y que no llevó a España con ella.

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Donde vea Usted este símbolo, ahí está la Red de Juderías.

Hoy quizás cambien un poco los paradigmas. España se abre, se ilumina, deja brotar la creatividad y unicidad de sus minorías en un país donde realmente creo que hay mas minorías que mayoría y abre, aunque tímidamente, sus puertas a los sefaradís para que vuelvan, como ciudadanos de un país, libre, democrático que solo puede avanzar para reclamar lo que por herencia le correspondería y –por error histórico perdió-: Un ligar predominante en el mundo.

Hoy tomados de la mano, catalanes, andaluces, gallegos, sefaradís, castellanos y españoles de aquí, allá y acullá tienen el deseo, la visión y la energía para brillar como brillaron antaño y nosotros tenemos la satisfacción de poder ser no solo testigos, que ya es un merito, sino mejor aun, coparticipes de este momento histórico.

Acerca de Daniel Ajzen

Como reportero ha escrito para los principales diarios de México, incluyendo Excelsior, Novedades, UnoMasUno y las principales revistas mexicanas. Sus reportajes internacionales han sido reproducidos por O Globo en Brasil y La Nación en Argentina. En televisión, fué reportero para 60 Minutos y Hoy Domingo, condujo su propio programa y ha producido incontables programas de radio y televisión con gran éxito. Fué Director de Noticias Internacionales para Telesistema Mexicano hoy Televisa. Como reportero y productor de radio, ha recibido numerosos premios, incluyendo el reconocimiento al "Mejor Programa Cultural de Radio en México" en dos ocasiones. Ha sido catedrático para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Iberoamericana. Sus libros han sido usados como libros de texto. Para Internet, ha creado importantes sitios web como SaveTheMusic.com Jewishwebsite.com eastlandofficesupply.us etc. y con su experiencia en comunicaciones, noticias y producción, creo Wordmedianetworks.com e Hispanopolis.com; el primer centro hispano de contenido multimedia y chaptersync.com la primera plataforma para administracion y sincronizacion de contenidos en medios sociales para organizaciones no lucrativas y franquicias.

1 comentario en «España/Sefarad 14a. parte: Calahorra, kilómetros de obras de arte y un pequeño pergamino»
  1. EN AVILA EMPEZO…..

    NO PODEMOS OLVIDAR,QUE LA MÀS GRANDE MÌSTICA DE LA IGLESIA CATÒLICA ES SANTA TERESA DE AVILA UNA ANUSIM,NIETA DE JUAN EL TOLEDANO,ATACADA POR LA INQUISISIÒN ,DEFENDIDA POR FRANCISCO DE BORJA DUQUE DE GANDÌA.

    EN SU TIEMPO Y MUCHOS MÀS LA MÀS GRANDE ENTRE LAS GRANDES.

    Responder

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