España/Sefarad 39a. parte: Djudeo-Espanyol vs ladino

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El valor de una definición:

Antes de conocer los resultados de nuestra encuesta debemos agradecer a todos nuestros lectores – literalmente de todo el mundo- que se tomaron el tiempo para responderla y enviarnos sus opiniones.  Gracias por el tiempo, por el esfuerzo y claro, por preferir diariojudio.com.

Claro que para hacerlo de suspenso, antes de comentar los resultados de sus respuestas debemos volver al tema inicial:


¿Tiene alguna diferencia cual término usemos o es lo mismo Chana que Juana?

Y para responder esta pregunta que mejor que usar ejemplos de otros “sinónimos” o términos que intentan reflejar la misma realidad pero cuya connotación es totalmente diferente dependiendo de la percepción que cada uno de ustedes tenga de esos términos.

Vamos a empezar por los más simples para terminar con los que tiene la mayor carga emocional y, de entrada estipulemos que nosotros no apoyamos ni uno ni otro termino de estas comparaciones solo los mencionamos para que Ustedes vean como, el término por sí solo, si conlleva una enorme carga emocional e ideológica que afecta la manera en que reaccionamos a las cosas o las comprendemos ilustrando así el gran conflicto que el uso ladino o Djudeo-Espanyol conllevan.

Es más, déjenme insistir para evitar malos entendidos:

Todos los ejemplos que menciono fueron seleccionados porque sabemos que generarán controversia entre algunos lectores mientras que a la mayoría le resultaran inocuos porque no reflejan ni son parte de su realidad cotidiana.

Aun así, en cada binomio hay por lo menos una palabra que resultará agresiva o denigrante para algunos lectores así que, si es Usted “políticamente correcto”  ya no siga leyendo porque de seguro alguna comparación le va a ofender demostrando nuestra afirmación de que el término que se use si hace diferencia en cuanto a nuestra actitud hacia lo que se está tratando de definir.

Escojamos algunos ejemplos por países:

¿Cree Usted que en Estados Unidos sea lo mismo definir a los migrantes llamándoles “ilegales” o “indocumentados”? ¿Qué tal “Indians” vs. “Native-americans”? o ¿“Negro” vs. “Afro-americano”? ¿“Mexicano” o “Hispano”?

Pasando a Francia, ¿Cree Usted que haya diferencia entre el término “Judío” e “Israelita”?

Pasando a Israel, ¿Cree Usted que haya alguna diferencia entre el uso de “territorios ocupados” y “territorios administrados”?

Y regresando a México ¿Cree Usted que haya una diferencia entre “indio” e “indígena”? y ¿qué piensa respecto a los términos “negro” y “morocho”?

En resumen, en todos estos países aunque ambos términos describen en cada caso lo mismo, nosotros, al usarlos o leerlos en cada uno de esos países le damos a cada una de las palabras un valor diferente donde por lo general la primera acepción es negativa y la segunda más o menos neutral o por lo menos, menos negativa.

Esto ha sido siempre bien sabido y comprendido por líderes de todos los tipos que usan “etiquetas” para definir negativamente a sus contrincantes, buscar ser positivamente identificados por sus seguidores, confundir a todos para beneficio propio, o evitar connotaciones instintivamente negativas.

Para eso se inventó en Francia el término “israelita” que en realidad no significaba nada pero que se inventó para definir a quienes queriendo integrarse a sus países deseaban conservar su cultura o religión sin la connotación negativa que el término “juif” Judío ha tenido en ese y otros países y reemplazarlo por “israelita” que sin decir nada por lo menos agrede menos o así lo consideraron quienes lo inventaron.

Es más, en toda Europa, la “guele late” que los alemanes usaron para marcar a los judíos decía siempre “judío” en el idioma local nunca israelita, hebreo, ni nada por el estilo.

En Israel en particular este tema es de especial importancia. Por eso se insistió siempre en que las personas cambiaran (hebraizaran) sus nombres (Sheindl-Yaffa, Leibl-Ari, etc.) y todos los que salían como representantes, mensajeros, maestros o en cualquier calidad representativa del Estado Hebreo debían cambiar sus apellidos a la forma hebraizada de los mismos o de plano inventarse uno nuevo en hebreo consientes, quienes dictaron esta política, que al hacerlo, los representantes del Estado de Israel serían identificados como israelís y no como “diaspóricos” lo cual servía para superar connotaciones negativas de la época y crear una nueva mística nacional.

Es curioso como hoy, por múltiples -y muy discutibles causas- se busca lo contrario, o sea que la gente confunda los términos israelí y judío pero, mejor no desvariemos y regresemos a los dos términos que dieron lugar a este artículo; ladino y Djudeo-Espanyol.

De acuerdo con las respuestas de nuestros lectores, el término “Ladino”,- para quienes contestaron desde Latino-América-, conlleva una connotación negativa (“indio ladino”) mientras que para los originarios de países donde se habla este idioma el “Ladino” no tiene ninguna connotación negativa.

Por otro lado para quienes contestaron desde Israel y México el término “correcto” debería ser ladino mencionando en más de un 70% desconocer el de Djudeo-Espanyol.

Para quienes hablan el idioma y contestaron desde Estados Unidos o Europa la diferencia es muy clara:

Ladino no se habla, ni es un idioma, “Ladino” es como se conoce la transliteración a fonemas latinizados para que quienes no saben leer Hebreo puedan leer la Biblia.

“Baruj Ata…” es ladino, Usted está leyendo, la transliteración, la “latinización” de dos palabras hebreas o sea, está usted hablando hebreo pero leyéndolo en letras latinas.

“Eskosher entre la javeransa y el entosigar”, esto es Djudeo-Espanyol (también conocido como “Djudezmo” término que algunos diccionarios sefardís definen como “astuto” en contrapunto con el “Ladino” que contiene una connotación negativa en las colonias españolas .

Sirva pues como resumen para hoy y como introducción para la próxima semana determinar que el término lexicológicamente correcto para definir el idioma sefardí hablado por los descendientes de los judíos expulsados de la península ibérica hace 500 años es Djudeo-Espanyol.

Djudeo-Espanyol es además un término que claramente establece las raíces de la lengua, (los judíos de España) sin ambigüedad alguna.

Djudeo-Espanyol es un término que no tiene ninguna acepción negativa en ningún país, en ningún momento.

Djudeo-Espanyol es lo que podríamos llamar en publicidad un término orgullosamente sefardí.

Con orgullo de origen, orgullo de ‘marca’ y solo buenas –o cuando menos ninguna connotación negativa- relacionada a él, Djudeo-Espanyol es pues el término que debemos de usar cuando nos referimos a la lengua de los sefardís.

El porqué esto se vuelve especialmente importante el día de hoy ante su posible renacimiento en su tierra de origen y todo lo que esto conlleva será el tema de la próxima semana donde además podremos ver el video del día en el que, los defensores del Djudeo-Espanyol tuvieron que confrontar a quien, desde una posición política intento – con bastante éxito como hemos visto- quitarles su ‘marca’ e imponerles el término genérico de ladino que como los productos sin marca, “son iguales a los de marca pero no”.

Hay quienes les dan una apreciación, mas todos los que respondieron nuestra encuesta sobre la diferencia entre “ladino” y “Djudeoespanyol” aprendimos que –en su inmensa mayoría- los europeos y brasileños provenientes de casas donde se habla el idioma conocían la diferencia entre uno y otro término mientras que los latinoamericanos e israelís, sobre todo los más jóvenes creían que ambos eran sinónimos o peor aun que solo uno de los términos era válido.

Así pues, si Usted es orgulloso de ser sefardí, si Usted quiere expresarse correctamente, si Usted quiere que sea notorio que sabe de lo que habla, a partir de ahora use el término Djudeo-Espanyol para referirse a la lengua de los sefardís, consciente de que la mayoría de sus interlocutores le cuestionará el uso de la misma pero al mismo tiempo, consciente también de que al usarlo lo hace Usted con alevosía y ventaja y con la intención de presumir, de entrada, su orgullo de pertenencia y su interés en la continuidad de su cultura.

Acerca de Daniel Ajzen

Como reportero ha escrito para los principales diarios de México, incluyendo Excelsior, Novedades, UnoMasUno y las principales revistas mexicanas. Sus reportajes internacionales han sido reproducidos por O Globo en Brasil y La Nación en Argentina. En televisión, fué reportero para 60 Minutos y Hoy Domingo, condujo su propio programa y ha producido incontables programas de radio y televisión con gran éxito. Fué Director de Noticias Internacionales para Telesistema Mexicano hoy Televisa. Como reportero y productor de radio, ha recibido numerosos premios, incluyendo el reconocimiento al "Mejor Programa Cultural de Radio en México" en dos ocasiones. Ha sido catedrático para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Iberoamericana. Sus libros han sido usados como libros de texto. Para Internet, ha creado importantes sitios web como SaveTheMusic.com Jewishwebsite.com eastlandofficesupply.us etc. y con su experiencia en comunicaciones, noticias y producción, creo Wordmedianetworks.com e Hispanopolis.com; el primer centro hispano de contenido multimedia y chaptersync.com la primera plataforma para administracion y sincronizacion de contenidos en medios sociales para organizaciones no lucrativas y franquicias.

1 comentario en «España/Sefarad 39a. parte: Djudeo-Espanyol vs ladino»
  1. Jevre mejicana, saben lo que hacer un “saju”? es algo en Ladino como apoyar, ayudar, dejarnos ser.

    Soy artista visual o plástica. he expuesto en Italia, España, Estados Unidos, e Israel. Me daría mucha alegría que pudieran mostrar algunos de mis cuadros en vuestro Diario y si hubiera o hubiese éxito con las imágenes, realizar una exposición en México donde nunca expuse, pero en pocas horas de traslado desde el aeropuerto me vi por varias horas el museo de antropología, tema del que fui docente en mi estancia en Israel sobre Los rollos del Mar Rojo. agradezco vuestro tiempo y paciencia.

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