En 1947, David Ben-Gurion, en pleno “mamlachtiyut” (literalmente se traduce como “creación de un estado” en Hebreo) logró acordar 4 principios fundamentales con el partido político ortodoxo Agudat Yisrael lo que hasta el día de hoy se conoce como el “Acuerdo de Status Quo.” Estos acuerdos se basaron en 4 principios básicos: el futuro Estado de Israel se comprometería en observar el Shabat en todas sus instituciones públicas y las leyes dietéticas judías (kashrut) serían respetadas en las cocinas y celebraciones concernientes al estado israelí. También, el futuro estado financiaría las escuelas religiosas además de que éstas gozarían de autonomía administrativa y educativa, y las cortes rabínicas mantendrían sus poderes en materia de casamientos y divorcios (leyes familiares). Por ende, los casamientos civiles no existirían en Israel. A pesar de ello, y aunque Israel no celebra matrimonios civiles, el gobierno reconoce las nupcias llevadas a cabo fuera del país; por ejemplo, en 2015 más de 10,000 matrimonios civiles fueron reconocidos por el estado. Muchos de estos matrimonios son llevados a cabo en Chipre debido a la cercanía que tiene con Israel y por el bajo costo que representa llevar realizar este tipo de eventos en la isla.
Sin dudas, el Estado de Israel es una mezcla del mundo moderno democrático y occidental el cual constantemente buscar mutar sus bases fundacionales, junto a sus 15 leyes básicas, para que los religiosos y los seculares puedan convivir en un mundo que cada día se globaliza más a través de la información, la tecnología y el mundo de los mercados liberales. Israel, es un Estado Judío, sí. Pero también, es un estado para los judíos, que demuestra que convivir en un marco de diversidad social y cultural es posible. Israel no solo es un ejemplo para el mundo hoy día, sino que incorporó la ideas de aquellos judíos estadounidenses que durante las vistas para la redacción de lo que posteriormente sería la Declaración de Balfour se opusieron a un estado judío homogéneo.
Y si, aquí estamos, en un Israel económicamente próspero, pero que por los pasados 2 años ha aumentado el valor de los hogares en un 7% mientras que en Judea y Samaria las casas son más baratas. Un Israel que los judíos Ultra-Ortodoxos no reconocen, un Israel que aún así permite que sus detractores dentro del mundo Ultra-Ortodoxo y árabe ostenten representantes en la Knesset (parlamento) y un Israel donde el Judaísmo Conservador y Reformista es rechazado. Un Israel donde hasta se respetan las opiniones de intercambio demográfico que Avigdor Lieberman propone y un Israel donde hace falta luchar enérgicamente para que el racismo hacia los Etíopes, Yemeníes, Cristianos y otros grupos minoritarios se acabe en el país. Y por qué no, un Israel imperfecto y con muchos problemas que nos acerca más a tener una guerra civil ideológica, que a lograr la paz con los árabes y los Palestinos. Pero de lo que sí estoy seguro es de que aunque esos tópicos sean un poco ásperos, Israel como nación, como sociedad y como Estado Judío, prevalecerá. Ahora, ¿por qué los árabes rechazan que Israel sea un estado judío para lograr la paz, por qué la comunidad internacional les apoya? El artículo 2 de la Constitución de la República de la Argentina dice así: “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.” ¿Si una futura constitución israelí dijera que Israel es un Estado Judío, atacarán a Israel? Sin embargo, nunca he escuchado una crítica en el mundo moderno contra la Argentina por esto o contra alguna de las teocracias islámicas debido a este tipo de denominaciones de estado. A pesar de ello, Israel nos enseña que las aspiraciones de ser un Estado Judío no se limitan a que el judaísmo, dentro de su concepto demográfico, religioso, cultural y lingüístico, sea un ente de opresión social homogénea y dictatorial. No. Sino que busca demostrar que las teocracias y el hecho de que Israel sea un Estado Judío, no les limita a no tener que respetar los demás grupos étnicos y religiosos para lograr su meta de tener un estado propio y judío. No en Uganda o en la Argentina como algún día buscaron los Congresos Sionistas, sino en Eretz Israel.
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