Imagina celebrar Pésaj con tu familia, rodeado de amigos y comunidad, solo para despertar horas después con el olor a humo y el sonido de gritos. ¿Es este el precio de ser judío en 2025? El ataque incendiario a la mansión del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, no fue un accidente ni un crimen al azar: fue un mensaje. Un mensaje de odio, dirigido no solo a un político, sino a toda una comunidad que sigue siendo blanco por su fe y su identidad. ¿Hasta cuándo?
La noche del Seder de Pésaj debería haber sido un momento de reflexión y unión para Shapiro y sus invitados. En cambio, se convirtió en el prólogo de un acto cobarde: Cody Balmer, el presunto autor, no solo intentó reducir a cenizas una casa, sino también el sentido de seguridad de miles de judíos en Estados Unidos.
Pero esto no es un caso aislado. Desde pintadas en sinagogas hasta agresiones físicas, el antisemitismo está resurgiendo con una virulencia que muchos creían extinta. Y lo más alarmante es la normalización del discurso de odio en redes y calles. Shapiro lo dijo claro: *”No nos van a intimidar”*. Pero la pregunta es: ¿por qué seguimos teniendo que demostrar valentía solo por existir?
– ¿Recuerdas cuando el ataque a la sinagoga de Pittsburgh en 2018 conmocionó al país? Pues los reportes de crímenes de odio contra judíos han aumentado un 60% desde entonces (según el ADL).
– Balmer no actuó solo: lo alimentó un clima de permisividad. Basta ver comentarios en foros oscuros o incluso en plataformas mainstream donde se justifica la violencia.
Esto no es solo “un problema judío”. Es un termómetro de la sociedad que queremos construir. ¿Vas a permitir que el odio gane terreno? Cuéntanos: ¿has sido testigo de actos antisemitas en tu ciudad? ¿Crees que las leyes hacen lo suficiente?
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. Que no hablen solo las llamas, hablemos nosotros.
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