La Torá nos ordena ser felices: “Se alegrarán con todo el bien que Dios les ha dado”. Aquí cabe la pregunta: ¿por qué necesitamos una orden para alegrarnos, dado que instintivamente debiéramos ser felices cuando tenemos cosas buenas?
La naturaleza del hombre es querer más de lo que posee en el presente, como dicen nuestros Jajamim: “Quien tiene cien, quiere doscientos…”.
Nuestros momentos de felicidad están mezclados con la tristeza por aquello que nos falta. Sin embargo, la Torá nos ordena alegrarnos con lo que tenemos y esforzarnos para ello.
La falta de alegría con lo que tenemos es destructiva, física y espiritualmente.
“Actuar todos los días con alegría y motivación, aun cuando sea sólo exterior, al final te influye en ser una persona alegre” (Rab Zelig Pliskin).
Es lindo estar alegre, y reconocer aquellas cosas que así nos ponen. Pero falsear un estado de ánimo, es decir, aparentar estar alegre cuando en realidad no lo estamos, ¿no es mentir?. ¿Por qué debo mostrar que estoy de una forma que es falsa?. ¿No sería mejor enfrentar aquello que me pone mal con la verdad?. Enfrentar un estado de ánimo malo, mostrando cómo estoy de verdad, es mejor que ocultarlo y falsear una alegría que no está. Ser coherente con mi estado de ánimo real me llevará a la verdadera felicidad más rápido que simular. Con todo respeto, es lo que creo.