Para que la historia no se repita y para homenajear a las víctimas. Esta es la razón de ser de los memoriales del Holocausto como el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, no para que tú pases el rato, te diviertas o cumplas hasta la última recomendación de TripAdvisor. Pero pese a conocer su oscuro pasado, que atenta política, filosófica y emocionalmente contra todo lo que nos han enseñado que es la ética, hay mucha, demasiada peña que se pasea por los lugares del genocidio como si fuesen Eurodisney, palo de selfie en mano y con la empatía desconectada.
El artista Shahak Shapira denunció este fenómeno en la página Yolocaust contraponiendo algunos selfies alegres colgados en redes sociales con fotos reales del Holocausto. El proyecto se viralizó tanto que llegó a las 12 personas que se habían sacado las fotos, y todas ellas pidieron perdón y retiraron las imágenes de sus redes. Así que cuando reflexionamos sobre el tema, no nos hace tanta gracia. ¿O es el escarnio público lo único que invita a reflexionar? Meses después de lanzarse Yolocaust, el youtuber Patrick Ney contó en un vídeo que quedó horrorizado al ver la actitud de algunos visitantes. “Cuando caminamos hacia el crematorio en Auschwitz, una pareja del grupo en el que yo estaba decidió que era un buen momento para empezar a besarse”, cuenta el inglés. Minutos más tarde, y aunque el guía había pedido que no se hicieran fotos a los zapatos y los restos de pelo humano, eso fue lo primero que hizo uno de los turistas. Sin ir más lejos, este mismo verano pillaron a unos graciosetes intentando llevarse ladrillos de este campo de concentración.
Si te parece moralista o tiquismiquis pedir respeto en lugares como este o el Monumento a los judíos de Europa asesinados, piensa lo siguiente: Nadie te pide que llores ni que te pongas hipócrita. Puede que estando de vacaciones o en un finde exprés no te apetezca cabrearte con la humanidad. Si lo que buscas es no dejar de atiborrarte de estímulos placenteros, perfecto, pero respeta al resto y a la memoria histórica. Porque si lo que intentas es hacer el turisteo en estos sitios sin “adentrarte” en lo que estás viendo y lo que simboliza, comportándote como en una excursión escolar, no solo es una experiencia inútil y vacía para ti, sino que también molestas a quienes tienes alrededor, a quienes ven tus fotos y a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.
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