Yo nací siendo príncipe de la Tierra; por mandato
de Dios. Soy dueño de la tierra, de los mares, de
lo que vuela sobre los cielos… En la Tierra por
mandato Divino, todo me pertenece.
Todo lo que necesite, todo lo que desee me será
dado, pero antes tengo que trabajar para
lograrlo…
Así pasaron muchos años hasta que mi pelo se
volvió blanco… Trabajé siempre por lo que
deseaba y casi siempre lo conseguía…
Pero vino a mí el cansancio, la apatía, las falsas
preocupaciones del porvenir. Empecé a sentirme
pobre, muy pobre…
Los hombres sabios de la tierra se reunieron para
buscar una solución a mi problema… Después de
una reunión entre ellos finalmente llegaron a una
conclusión y me dijeron:
– Eres dueño de todo lo que te rodea pero no te
basta…
–Te deprime de un tiempo para acá el tener que
luchar por tu subsistencia y bienestar.
– Ya no quieres luchar ya no quieres preocuparte.
– Tenemos ya la solución para tus “problemas”:
– Cuando te vayas más allá de esta vida, estarás
en un lugar donde no existirá por que luchar, no
habrá de que preocuparse, no habrá deseo que
saciar, ni carencia que satisfacer. Tampoco habrá
crecimiento espiritual.
Simplemente tendrás tranquilidad, ya sin metas
que perseguir ni logros que alcanzar por toda la
eternidad.
Nissim Mansur T. [email protected]
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