Festival de Bayreuth: Richard Wagner, antisemita, admirador y negador de los artistas judíos

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Cada verano, más de 60.000 aficionados de todo el mundo acuden al Festival de Bayreuth . Un lugar en donde la historia nacionalsocialista es omnipresente. De un lado está el busto de Wagner en bronce, obra del escultor nazi Arno Breker, y en el otro hay placas conmemorativas de todos los artistas que trabajaron en Bayreuth y que fueron perseguidos por los nacionalsocialistas. La mayoría de ellos judíos.

“Nadie niega hoy que Wagner fuera un furibundo antisemita”, dice Sven Friedrich, director del Museo Wagner de Bayreuth. Richard Wagner murió el 13 de febrero de 1883 y Adolf Hitler nació apenas seis años después, en 1889. La conexión ideológica entre Wagner y Hitler sigue siendo empero objeto de investigación. Lo cierto es que Adolf Hitler fue un entusiasta de la música de Richard Wagner e instrumentalizó su obra. Hitler siempre fue un predilecto invitado a la casa del hijo de Wagner, Siegfried, y su esposa Winifred.

Richard Wagner, pintura de Ernst August BeckerRichard Wagner, pintura de Ernst August Becker


Wagner y Marx

“Ni en los escritos de Wagner ni en los diarios de Cosima, su esposa, hay pruebas de que Wagner tuviera la intención de caricaturizar a los judíos”, afirma Sven Friedrich. Según la ideología racista nacionalsocialista, los judíos se reconocían por sus presuntos “rasgos”.

En el último tiempo sobre todo se hace hincapié en ver a Wagner en el contexto de su época. Y se analiza su postura, por ejemplo, contrastándola con los escritos de Marx. Wagner y el filósofo Karl Marx fueron desde muy jóvenes contrarios al capitalismo y a los judíos denostados como los supuestos “dueños del dinero”. En abril, el simposio “Marx y Wagner – El capitalismo y el sentimiento alemán”, realizado en el Museo Histórico Alemán de Berlín, estuvo dedicado a este tema.

Karl Marx, una imagen del año 1875Karl Marx, una imagen del año 1875

Wagner y el antisemitismo en el siglo XIX

“Libertad, igualdad, fraternidad”: bajo este lema de la Revolución Francesa, Napoleón dispuso a principios del siglo XIX que los judíos también fueran reconocidos como ciudadanos con iguales derechos y deberes. Gracias a la Constitución del Imperio Alemán se le concedieron derechos civiles a los judíos. Una circunstancia que molestó al antisemita Richard Wagner.

Ya en 1850, Wagner había escrito un panfleto bajo seudónimo, “Das Judenthum in der Musik” (El judaísmo en la música), en el que niega a los judíos su propia identidad artística. “El judío nunca ha tenido un arte propio, por lo tanto nunca una vida de contenido artístico”, escribió. Los judíos solo pueden “repetir como loros” e imitar a otros artistas. Pero tuvieron bastante éxito en ello, admite.

Wagner advertía del supuesto peligro que eran los llamados judíos “asimilados”, que se mezclaban con la sociedad de una nación. Eso asustaba a los nacional-conservadores. “Esa leyenda impulsó el mito de que existía un poder judío que quería usurpar el poder”, dice Sven Friedrich. Wagner abogaba por expulsar a los judíos de Alemania. En el judaísmo, que para él encarnaba la unión de la industria y el capital, veía la causa del declive de la cultura y la política.

La ambivalente relación con amigos judíos

Sin embargo, hubo muchas personas de fe judía que apoyaron a Richard Wagner y sus proyectos musicales. Wagner incluso veneraba a algunos de ellos, como el amigo poeta judío Heinrich Heine, de quien le fascinaba la capacidad para caricaturizar a los alemanes.

Al igual que con Heine, Wagner relativizó más tarde su amistad con el gran compositor de ópera alemán Giacomo Meyerbeer, un judío que introdujo al joven Wagner en la sociedad parisina. Wagner afirmaba que Meyerbeer, como judío, no podía escribir música verdadera. Es de suponer que su odio a los judíos también incluía una parte de envidia hacia el exitoso compositor.

Dinero para el “Anillo del nibelungo”

Wagner tenía sentimientos paternales hacia el joven judío Carl Tausig, virtuoso del piano y alumno de Franz Liszt, e incluso lo acogió en su casa. Más tarde, Tausig ayudó a realizar el Festival de Bayreuth de Wagner con el ciclo de ópera “El anillo del nibelungo”: se fundaron asociaciones de Wagner para financiarlo, y Tausig también vendió boletos de patrocinio para recaudar dinero.

Hermann Levi, director de la ópera de la corte real de Luis II de Baviera, también trabajó con la orquesta de Bayreuth en el nuevo Festspielhaus. Era muy respetado por los Wagner, pero cayó repetidamente en desgracia porque, siendo hijo de un rabino, se negó a ser bautizado como cristiano. Wagner le acosó, así como al pianista judío Joseph Rubinstein, que trabajaba para el compositor como arreglista.

La familia Wagner y Hitler

Los hijos de Wagner también crecieron con sus ideas antisemitas. Algunos miembros de la familia lo criticaron, otros siguieron las opiniones de Wagner. Su hija Eva se casó con el publicista inglés Houston Stewart Chamberlain, cuyos escritos nacionalistas apuntalaron las ideologías de los nazis. Su hijo Siegfried se casó con Winifred Williams, que también vino de Inglaterra. Adoraba y apoyaba a Adolf Hitler, quien a su vez se encargó de que el Festival de Bayreuth pudiera seguir celebrándose en los primeros años durante la Segunda Guerra Mundial.

Se dice que Adolf Hitler desconocía los escritos antisemitas de Richard Wagner, pero sin embargo existe esta relación entre Wagner y Hitler. Una gran masa uniforme y homogénea con un líder a la cabeza era el concepto global de la ideología nacionalsocialista, dice Sven Friedrich.

“El antisemitismo -y más tarde también el antisemitismo racial, concebidos por Wagner -, se convertiría en teoría cultural, en fundamento de la identidad nacional alemana”, explica Friedrich. “Y esta es realmente la escandalosa conexión entre el arte y la teoría del arte y el antisemitismo. Esto le dio al antisemitismo en Alemania esta particular fuerza impulsora ideológica que llevó al Holocausto”. Friedrich destaca la importancia de seguir estudiando la historia y concluye que “llegar a las razones de llevaron a la Shoa es algo que le debemos a las víctimas”.

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