Este pasado jueves 22 de octubre el Presidente de la República Luis Guillermo Solís Rivera, inauguró el XVII Festival Flores de la Diáspora Africana en Costa Rica sobre Cultura Afrocostarricense, con eventos en diferentes regiones del país estimulando y celebrando la Multiculturalidad recientemente reconocida en la Constitución y una de las culturas invitadas a participar en esta actividad fue la Judía, además de la Indígena y China, a través de una exposición de fotografías, reseñas históricas, presentación de libros, música y comidas tradicionales junto con una serie de diferentes actividades que sirvieron para un convivió multiétnico y pluricultural entre la diversidad de costarricenses que habitan esta Nación.
Resaltando en su discurso inaugural que se siente sumamente orgulloso de haber nacido en un país donde convergen etnias y culturas tan diversas que enriquecen la idiosincrasia de sus habitantes y que por lo tanto se debe de respetar cada tradición y asumir sus creencias como ejemplo de convivencia y tolerancia a nivel mundial.
Donde estos espacios son fundamentales en el desarrollo y avance de una democracia como la nuestra considerada una de las más antiguas de América Latina, reflejando el crisol de ciudadanos que conforman un país como Costa Rica donde su participación en los diferentes sectores y ámbitos de la organización de esta sociedad, es imprescindible para estrechar los lazos entre cada uno de sus habitantes.
Y al cual tuvimos la oportunidad de agradecer en nombre de toda la comunidad Judía de Costa Rica por hacer posible el reconocimiento tanto de Judíos Sefarditas como Asquenazitas en la conformación de nuestra idiosincrasia a través de su presencia en la integración de la cultura de este país.
Ya que por casi dos siglos Costa Rica se pensaba como una Nación conformada prácticamente por “Españoles Puros,” los cuales se creían sin ningún nexo con los 800 años de ocupación Árabe que tuvo la Península Ibérica y echando por la borda más de 2 mil años de cultura ancestral indígena, la verdadera autóctona de esta región, siendo la representante de los pueblos originarios de lo que hoy conocemos como Costa Rica y que con el descubrimiento de América y la invasión española acompañada de la expulsión de los Judíos Sefarditas que venían huyendo de la inquisición, más grandes oleadas de negros esclavizados que se introdujeron para ayudar en la colonización del país, integraron lo que conocemos hoy como el origen del ser costarricense.
Ese que cada vez más se reconoce en las diferencias del otro pero a la vez se asume como igual, sin mediar más que la búsqueda de la convivencia, tolerancia y aceptación hacia lo diverso y que con el paso de los años y la rectificación de la historia está siendo capaz de reconciliarse con su pasado para así comprender mejor su presente.
Dejando de lado aquel ideal de una sociedad costarricense “Blanca y Pura” que no representaba ningún lazo y menos mezcla con indígenas, negros y judíos en un principio de la colonización de este país. Como el resguardo de una Utopía frente a una comunidad de “Sangre Limpia” y no “Sucia.” Siendo este el mayor mito construido y alimentado por un sector que fue llamado la “Generación del Olimpo,” esa que sentó las bases de la conformación de una población que gustaba de ser llamada la “Suiza Centroamericana.”
Marta Jhonson, asesora parlamentaria y la autora del Artículo
Así que mediante actividades como estas, es que Costa Rica está marcando una pauta muy importante en América Latina en avanzar hacia la construcción de una nueva República donde el ser diferente no sea visto como un detrimento del ser costarricense, ese que se reconocía como igualitico y hermanitico solo entre los mismos. Pero que ahora tiene la certeza de que es más Multiétnico y Pluricultural de lo que se pensaba.
(Especial para Diario Judío.com de México)
24 10 2015.
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