Yeshayahu Leibowitz nació en Riga, entonces parte de Rusia, el 21 de enero de 1903 en un hogar de clase media que era “un mundo en el que el Judaísmo y la cultura europea estaban entretejidos”, él y su hermana recibieron las enseñanzas primarias en su casa al tiempo que estudiaban Judaísmo, estudio que profundizarían durante toda su vida, siguió sus estudios formalmente en la secundaria y en 1919 la familia huyó de la guerra civil en Rusia y se estableció en Alemania.
Estudió química y filosofía en la Universidad de Berlín y se doctoró en 1924, de ’26 a’28 estudio medicina en Heidelberg. Presentó el examen para el doctorado en Basilea por el devenir político, por la discriminación antisemita; emigró a Palestina en 1934 como profesor de bioquímica en la Universidad Hebrea de Jerusalén, llegó a ser director de química biológica y orgánica y profesor de neurofisiología en la escuela de Medicina; todo su trabajo académico – pronto fue reconocido como maestro brillante y cientos de alumnos acudían a escucharlo- solo era parte de sus actividades, también tenía grupos que lo buscaban para comentar la lectura de la Torá y conferencias en televisión y radio y era editor en jefe de varios volúmenes de la Enciclopedia Hebraica.
Después de retirarse de su puesto académico continuo con un seminario de Historia y Filosofía de las Ciencias en la Universidad. Pero fueron sus intervenciones políticas las que le dieron la mayor notoriedad en el escenario político israelí. Escribió: “soy un hombre de fe para quien ser significa creer y quien sustituye credo por cogito en la máxima cartesiana honrada por el tiempo”. (Judaísmo, valores Humanos, y el Estado Judío. 1996).
Su argumento desde 1968 era que Israel debía retirarse de los territorios ocupados en la Franja Oeste y Gaza. ”nuestra seguridad ha sido disminuida más bien que aumentada como resultado de la conquista de esta guerra.” (Los Territorios,1968).
Un país puede reflejar las características de la nacionalidad predominante demográficamente, así era en
Israel antes de la guerra de 1967. Obviamente, ya no puede ser así con la anexión de los territorios ocupados que la socava
Era pesimista respecto a los prospectos de paz: esperar al acuerdo palestino lleva a posponerlos indefinidamente. Un status quo llevará a la corrupción progresiva de la sociedad israelí, alienación de los judíos de la diáspora, posiblemente a una guerra catastrófica con los países árabes. Mientras los cambios en el balance militar y la ocupación continua resultan en el deterioro de su lugar en la comunidad internacional.
Para Leibowitz, La capacidad de pensar políticamente la política: la habilidad de desprenderse del impacto emocional de los datos y tomar en consideración sus implicaciones prácticas para todos los afectados; evaluar políticamente con una visión de largo alcance, su disposición a atacar la “política nacional”, los objetos de su adoración fetichista como la tierra histórica de Israel son elementos de una combinación racional.
La trascendencia de Dios define que los hechos históricos o naturales no pueden ser santos, por lo tanto, la fe no puede ser una conclusión, es una decisión cualitativa, un compromiso por el que uno se liga al Judaísmo que es una forma de vida dictada por la Halaja, las mitsvot integran el ámbito de lo sagrado y todo lo que queda fuera no merece adoración.” (Judaísmo..25) religión y política son diferentes, deben separarse.
Leibowitz fue llamado ‘conciencia de Israel’; tal vez por ser el crítico más incisivo, caustico, controversial de la política y la cultura Israelí, de las políticas del gobierno, el establecimiento religioso y las concepciones dominantes, siempre fiel a sus ideas sin compromisos con sus principios.
En la celebración publica de sus 80 años, Isahia Berlin dijo. “…la posición inamovible del profesor Yeshayau Leibowitz que ha mantenido moral y políticamente durante muchos años junto a mucha presión por ser sensato y no luchar contra la sabiduría convencional presente. Nunca ha traicionado sus convicciones que lo trajeron a este país. Fue y es sionista. Cree que es posible y correcto crear un Estado Judío libre, democrático, tolerante, socialmente harmonioso y soberano. Una comunidad autogobernada, independiente, de ciudadanos iguales social y políticamente gozando libertades civiles, libre de explotaciones de un grupo a otro y sobre todo libre de esa clase de control político de un grupo mayoritario que nosotros, judíos, hemos sufrido tanto tiempo y tan cruelmente como extranjeros en todos los países…creo que de él se puede decir más que de cualquier otro, que es la conciencia de Israel. El campeón de esos principios que justifican la creación de un movimiento y un
País soberano alcanzado a un costo tan alto para ambos, la nación y sus vecinos.” (Haaretz, 4.3.1893).
Leibowitz agradeció las palabras de Sir Berlín, no negó su actividad pública y sus posiciones morales y políticas, pero rechazó los motivos que le atribuye, no es humanista aunque su posición puede coincidir
Con el humanismo, sus razones son distinta y escribió: ”como entiendo el humanismo la persona humana es el valor supremo y finalidad de lo que el hombre puede conocer, luego todo pensamiento y acción deben ser juzgados y evaluados en relación a este fin. Desde el punto de vista del Judaísmo el hombre como criatura natural como toda realidad natural es de valor neutro, su existencia puede ser evaluada solamente por su posición frente a Dios como se expresa en su modo de vida. el Judaísmo sólo reconoce la expresión que acepta el yugo del Reino del Cielo y el yugo de la Torá y sus mitzvot.”
Leibowitz expresa su posición infatigable ante la ocupación de los territorios en términos de consideración política y religiosa no humanitarios. Llama al público a un rechazo consciente a la guerra con Líbano en 1982 y después a la conquista de los territorios palestinos. Las exigencias de la ocupación son un desperdicio de fuerzas mentales y físicas, no dejan nada para tratar lo que debería ser el centro de atención de un Estado Judío. Esas exigencias de dominio político y militar están convirtiéndolo en un estado policía con sus males inherentes. Los intereses del Estado tienden a convertirse en fines en sí mismos con lo que dan lugar a la forma más insidiosa de idolatría del mundo moderno.
La habilidad de Leibowitz para provocar controversias públicas se hizo patente en 1993, cuando volvió a llamar a los soldados a rechazar el servicio en los territorios usando un lenguaje provocativo. El discurso siguió al anuncio de que recibiría el premio Israel (el premio civil más prestigioso del país) en reconocimiento al trabajo realizado durante su vida. Anuncio que provocó una apelación a la Suprema Corte de Justicia y la amenaza de Itzhac Rabin de boicotear la ceremonia. Leibowitz evito a todos más vergüenzas rechazando el premio.
Yeshayau Leibowitz murió el 18 de agosto de 1994.
En los últimos meses se oyen cada vez más voces que llaman al filósofo: Profeta.
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