Es probable que muy pocos hayamos escuchado sobre Franz Jäggerstätter, un campesino austriaco que vivió la Segunda Guerra Mundial y se opuso al nazismo de una manera muy particular.
Podríamos pensar que Franz fue el líder de partisanos o al menos de un pequeño grupo de resistencia a la dictadura hitleriana en Austria, pero no. Fue un hombre que se enfrentó solo a la ideología y propaganda nazi, ganándose el repudio de todos los que le rodeaban, despreciado incluso después de su muerte.
Franz Jäggerstätter nació en 1907 en Sankt Radegund, un pequeño pueblo cercano a Baviera, en donde creció y eventualmente se encargó de la granja de su padrastro. En 1936 contrajo matrimonio con Franziska Schwaniger con quien tuvo tres hijas.
Franz era católico, practicante desde su infancia y estaba convencido de su religión y del amor que le tenía a Dios. Por esto, cuando Hitler convocó las votaciones para la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938 fue el único de su pueblo en votar en contra porque creía firmemente que el nazismo era totalmente contrario sus convicciones.
Hacia 1940 fue llamado a cumplir servicio militar dos veces. No acudió. ¿Por qué ayudar a quien quería destruir el mundo? Ese año fue dispensado de sus deberes gracias al alcalde de la provincia, amigo suyo, quien declaró indispensable la presencia de Franz en la zona por lo que no hubo represalias por parte de los nazis.
Franz continuó denunciando las injusticias cometidas por los seguidores de Hitler en su día a día en los siguientes años, actitud que incomodaba a sus vecinos y en 1943 fue nuevamente llamado al frente. Ante la negativa de Franz a acudir a la convocatoria, quien explicó que era por motivos religiosos, fue arrestado. Quienes compartieron los meses de encierro con Franz mencionan que era un agente de paz, esperanza y que soportó los sufrimientos de la prisión con admirable paciencia.
Al poco tiempo fue trasladado a Berlín en donde fue acusado por insumisión por un tribunal militar y sentenciado a muerte. Fue guillotinado el 9 de agosto de 1943 a la edad de 36 años.
La historia de Franz permaneció en el olvido hasta que el sociólogo Gordon Zahn publicó su biografía In solitary witness. Life and dead of Franz Jägerstätter en 1964. El libro atrajo la atención de la Iglesia Católica, la cual después de una ardua investigación fue declarado mártir y beatificado el 26 de octubre del 2007.
La importancia de este personaje trasciende por la fidelidad a sus convicciones, la lealtad a sus creencias y la firmeza ante la adversidad. A pesar del repudio, la violencia y la intransigencia de su propia gente y de los nazis Franz luchó por hacer lo que él consideraba correcto y no volverse una pieza más de un sistema de asesinato y discriminación que costó la vida de tantos.
Hoy la historia lo reivindica y reconoce por sus ideales y nos invita a no ceder ante la adversidad y a seguir siempre a nuestra conciencia, tal como lo hizo Franz.
¿Te gustaría saber más de la vida de Franz Jägerstätter? Te recomendamos ver Una vida oculta dirigida por Terrence Malick (2009).
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