El fundamentalismo ha cobrado una fuerza extraordinaria para todo occidente, con su correspondiente violencia e irracionalidad.
Asimismo ha cundido una actitud islamofóbica generalizada, en el mundo.
Actos terroristas en los que han sido víctimas civiles en escenarios de horror, tanto en Pakistán, como en Nigeria y Kenia entre otros, ocupan de momento los titulares de los medios de difusión.
Bien decía Amoz Oz, famoso escritor israelí, que el fanatismo es una especie de gen del mal, presente en la naturaleza humana.
Esta “guerra santa” que se ha vuelto popular en tiempos recientes busca la expansión militante de la religión islámica y la conversión de los infieles, es decir los que no se sometan a la sharía ó ley islámica.
Para los fundamentalistas la jihad pretende lograr que el mundo quede bajo el dominio del islam.
Sin embargo, parece increíble que haya seres humanos pensantes de la talla de Pilar Rahola ó el periodista Sergio Valdés, quienes expresan que ser sionista es ser bien nacido y agradecido por los científicos, intelectuales, músicos, arquitectos, matemáticos y médicos, que han destacado en diferentes campos, haciéndose acreedores de galardones.
Sergio Valdés dice en su interesante artículo, que él siendo español y católico es sionista porque detesta que le impongan ideas; porque ama la libertad y porque si cae Israel, caemos todos.
Y a propósito, cada vez son más los judíos que ganan Premios Nobel. El Prof. Francois Baron de tan sólo 80 años y sobreviviente de la Shoá obtuvo el Premio Nobel de Física. James Rothman y Randy Schekman obtuvieron el de Medicina.
Es un verdadero orgullo que este 11 de noviembre que se festeja el Día Mundial de la Ciencia para la paz y el desarrollo nos recordemos de la contribución a nivel de todo el orbe, que han hecho los judíos y sobre todo israelíes en este aspecto.
Y como siempre, el lector tiene la última palabra…
“: Fundamentalismo islámico; gen del mal en el mundo – http://t.co/7NWhNqHZqW” // Leer!