¡Ganó Goliat!

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En el interminable debate acerca de la imagen problemática que Israel tiene en los medios de comunicación internacionales, un argumento frecuentemente repetido es aquél que afirma que, alguna vez, Israel era visto como un David luchando contra el Goliat árabe, mientras que, en los últimos años, esa imagen se ha invertido: Los palestinos son descriptos ahora como una pequeña y valiente nación que combate por su libertad con barriletes incendiarios y globos de helio y, en cambio, Israel es representado como el gigante, equipado con Cúpula de Hierro, cazas F-35 y armas nucleares.

La opinión pública de occidente instintivamente apoya al encantador personaje oprimido que vence al bárbaro y blindado gigante. No es difícil comprender la razón de esto. Cuando el pastor de Belén mató al guerrero filisteo de Gat, su victoria no sólo fue honrada al cederle el rey la mano de su hija, y, en última instancia, al lograr él mismo su propia coronación, sino que también tuvo una consecuencia directa en ese particular territorio donde se forjan las percepciones. Después de todo, los ganadores son los que escriben la historia, y la perspectiva de David es la que se ha establecido como la narrativa correcta.

Pero supongamos por un momento que Goliat hubiera salido victorioso, y que los filisteos hubieran sido los destinados a contar la historia a las generaciones futuras. Dicha historia se narraría más o menos así: Una nación avanzada, cuyos habitantes participaron en el desarrollo de la ciencia y la cultura occidentales, llegaron en barcos desde Europa hasta las costas de la Tierra de Israel, levantaron allí sus ciudades y, con la ayuda de su alta tecnología militar, intentaron derrotar a los primitivos hombres de las colinas. La guerra duró varias generaciones, hasta que los pastores fueron derrotados y el reino establecido en la zona costera se apoderó de todo el territorio.


¿Suena irritante? Ese es precisamente el problema: No son los hechos que marcan la pauta, sino el modo en que son presentados. Si se nos enseña que los filisteos no eran circuncidados y que siempre fueron malvados perdedores, habremos de tratarlos con asco y ni siquiera estaremos dispuestos a escucharlos, incluso si parte de su historia nos recuerda nuestra propia narrativa.

La batalla por la Hasbará (Esclarecimiento) no ha cambiado mucho desde los tiempos bíblicos. Los medios de comunicación internacionales que transmiten desde Israel han venido exclusivamente a cubrir el conflicto. A ellos no les interesa Israel en su carácter de entidad independiente. Desde su punto de vista, el Estado judío forma parte de una ininterrumpida historia sobre la guerra y la paz, no un avanzado país occidental de alta tecnología, tal como se lo describe en los medios de comunicación israelíes.

La historia tiende a ser presentada en detrimento de Israel: los que comparan a Israel con Goliat y a los palestinos con David conservan la secreta esperanza de una victoria del pastor sobre el guerrero. El esfuerzo de la hasbará de Israel por convencer al mundo de que es David suena como un cuento filisteo destinado a probar que los arrabales de la antigua Ashkelón, donde Goliat era célebre, se parecían más a Atenas que a Belén, donde el pastor hebreo caminaba con sus ovejas.

Las excusas habituales para los problemas que aquejan a las relaciones públicas de Israel resultan del todo patéticas y se centran en los asuntos más ridículos: La mayoría de los políticos hablan en un inglés defectuoso, Tzáhal no le permite al público ver las fotografías de inmediato, los palestinos son unos mentirosos y la ONU una organización hipócrita. Pero incluso si Liberman, nuestro ministro de Seguridad, fuera tan elocuente como Netanyahu, eso no sería de mucha ayuda para cambiar la imagen. El problema se encuentra en la presentación de los hechos. Esta configuración hace que Israel se perciba como el maligno ocupante y colonizador, mientras que los palestinos aparecen como los justos combatientes por la libertad.

La ocupación norteamericana en Afganistán se presentaba en occidente como una justificada guerra de defensa contra Al-Qaeda. Las últimas guerras contra Hamás en Gaza, en cambio, se describen como un despiadado ataque en contra de una población inocente, por lo que la matanza de civiles en la franja palestina es condenada como un crimen de guerra. La justificación que intenta probar que Israel actuaba en legítima defensa, con el objetivo de detener los ataques de misiles palestinos, resulta tan convincente para occidente como la historia alternativa de Goliat.

Esto no significa que Israel siempre tiene razón y que, simplemente, está atravesando un momento difícil al tratar de justificar su conducta. En las circunstancias actuales, la configuración de la historia es mucho más poderosa que los esfuerzos por parte de sus relaciones públicas. Un millar de quejas ante la BBC, Sky News, y la CNN, protestando por los errores en la información, no modificarán esta realidad. A lo sumo, sólo lograrán hacer más cáustico el trato para con Israel y sus representantes.

Entonces, ¿qué debemos hacer? La conclusión aparentemente inevitable afirma que si queremos ser bien vistos en occidente, tendremos que ajustar nuestra conducta a esas normas occidentales y darnos cuenta de que bloqueos, asesinatos selectivos y territorios militarmente ocupados no son bien vistos. Pero también podemos imaginar un final diferente de la historia bíblica: El faraón egipcio llega al valle de Elah, en Lajish, la noche anterior a la batalla decisiva, hace llamar al rey Saúl y a los cinco líderes filisteos para una conferencia de paz, y logra establecer un acuerdo para dividir la tierra entre el reino de la costa y el reino de las colinas.

Este desenlace ahorraría una gran cantidad de sangre y muerte, pero, en cambio, suena mucho menos heroico y emocionante que la historia que ha sido la base de nuestra civilización. Tal vez esa sea la razón por la cual esta otra versión resulte mucho menos popular que la esperanza de ser vencedores y justos a la vez.

Acerca de Alberto Mazor

Educador, profesor y maestro; más de 30 aňos de experiencia en educación formal e informal, dentro y fuera de Israel.Escritor y periodista, Últimos libros publicados:"Dos aňos en el desierto"; Ed. Milá; Bs.As; 2005."Sobre encuentros y despedidas"; Ed. Milá; Bs.As.; 2006.Ambos fueron presentados en la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires bajo el título "Libros sin Fronteras" en 2008.Numerosos artículos sobre historia del pueblo judío, análisis político de Oriente Medio y pensamiento judaico fueron publicados en "Proceso" de México, "Excelsior" de México, "Nueva Sion" de Argentina, "Revista Horizonte" para América Latina, "Radio Jai" de Argentina, "Paz Agora Br" de Brasil, "Semanario Hebreo" de Uruguay, "Semana.co.il", "Argentina.co.il", "Porisrael.org" y en decenas de portales, sitios y blogs de Internet en Israel, América Latina y España.Instrucción académica:Licenciado en Educación Social, Historia, Filosofía, Historia del Pueblo de Israel, Historia de Oriente Medio y Pensamiento Judaico; Universidad de Haifa.Maestría en Ciencias Políticas; Universidad de Haifa.Título de docente para universidad y escuelas secundarias; Universidad de Haifa.Idiomas: hebreo, espaňol, portugués, inglés.Ocupación:2009 - 2010* Director editorial de www.semana.co.il y www.argentina.co.il2008 - 2009* Director de Contenidos de la empresa Zeeng - Comunicación en alta tecnología: www.zeeng.com2003 - 2008* Director del proyecto educativo-vivencial "Coexistencia Pacífíca" entre judíos y árabes del Kibutz Metzer y la aldea árabe Meisir. Organización de seminarios en todos los idiomas para grupos de jóvenes estudiantes de Israel y de todo el mundo y diferentes organizaciones en general. Galardón CICLA 2009. www.metzer.org.il/dukium/index.htm* Director ejecutivo y de contenidos de "Latina Media Group", empresa que construye y difunde portales comunitarios latinos en Internet en español, portugués y hebreo: www.latinamediagroup.com2000 - 2003* Representante de la Dirección Sionista Mundial en México y América Central. Director del Departamento de Aliá del la Agencia Judía en la zona. Responsable por la hasbará israelí en toda la región, desde México a Panamá.1997 - 2000* Centralizador de recursos humanos del Kibutz Metzer y de susindustrias. Responsable por la instrucción académica de sus miembros.1993 - 1997* Secretario General del Movimiento Juvenil Educativo Hashomer Hatzair y la Unión Mundial de Meretz. Director del Departamento de Educación y Latinoamericano del movimiento. Director de todos los grupos de jóvenes que llegaban a Israel en diferentes planes educativos. Organizador de los viajes a Polonia y sus seminarios.1985 - 1993Profesor, educador y maestro en la Universidad de Haifa y en laescuela secundaria regional israelí Mevoot Irón.1980 - 1984Sheliaj Educativo-Comunitario de la Agencia Judía en la Comunidad Sefaradí de México, en el Movimiento Juvenil Educativo "Dor Jadash" y en el Colegio Sefaradí de México.

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