“Ecos de los Ayeres Creativos”…¿es correcto el título? No, no lo es. Le falta el posesivo “MIS”, particularmente si Menajem Mondlak habla de Educación, ese enorme y quizás más importante tema de la vida judía. ¡Cómo me hubiera gustado que el Lerer Mondlak me hubiera dicho en el salón de clases lo que leemos hoy en la obra de referencia!
Los conceptos que expone son la más nítida manifestación de pedagogía, tratada con amplitud y profesionalismo, pero a la vez con una enorme bondad. Sorprende el uso que hace de la psicología, pero lo que impacta aún más es la manera en que hermana la educación y el judaísmo. Su labor docente no se limita a la enseñanza ni se detiene en el ámbito meramente cultural; nos lleva en una atmósfera de un judaísmo convencido, noble, exigente de valores y costumbres familiares.
Para Menajem Mondlak, la Historia Judía no es una colección de artefactos antiguos para ser reverenciados; es el trazo de vida pasada y base de futuro, pero hay un sesgo por demás interesante y sólido: reclama que en la enseñanza de la Historia se ha omitido el contenido ideológico. Entonces, Lerer, creo que Usted no puede prescindir de la política; Jabotinsky, y por ende, Menajem Begín, están presentes en su discurso, pero me doy cuenta que también de la Historia deben mostrarse aspectos sociales, geográficos, culturales y económicos. Con todo respeto, estoy totalmente de acuerdo.
El valioso documento, del cual no puedo separarme, nos lleva a un terreno que impacta de modo especial: el trato que el profesor Mondlak otorga a su colegas y compañeros, a esos luchadores que marcaron un capítulo de enorme trascendencia en nuestras vidas en formación. Habla de ellos como amigos entrañables, como partes de un esfuerzo, y lo hace con bondad, con sentimientos sólidos, reconociéndoles sus indudables méritos, dando una muestra de su propia modestia, cuando sabemos que Mondlak es un gigante.
Desde nuestros días de escolapios y hasta la fecha, creíamos tener definidos los conceptos “Idishe” y “Yavne”, comenzando por laico y religioso. Así, supuestamente pragmático. Nada más lejos de la realidad. Menajem Mondlak se encarga de dar a cada institución educativa su valor y trascendencia, ilustrando puntualmente el “leit-motiv” de su creación y existencia.
(Aquí quiero detenerme un momento para preguntarme lo que pensará el Lerer Mondlak con respecto a la problemática del Nuevo Colegio Israelita. Ya me imagino…)
Sigo embebido en “Ecos…”
El manejo del lenguaje, en cualquier idioma y en todo escrito, refleja el nivel de su autor.
En este caso, nos encontramos con un estilo profundo, directo, sin parábolas, elegante y puntual. Como extraordinario maestro que es, justifica sus ideas con explicaciones claras, precisas, llenas de esa sabiduría que tiene dispuesta a compartir con el lector- alumno, con un valor enorme que se percibe entre líneas: la atmósfera judaica en la enseñanza.
De pronto, Menajem Mondlak lleva al lector a la Tragedia. Exige que se vea, reclama que la sienta en toda su espantosa magnitud, en la explicación de lo inenarrable.
Para decir “Nunca Más”, el maestro nos recuerda que existen las palabras de los Zeitlin, Hillel y Aarón, y las de J.N. Bialik Nos regresa a la Historia Judía, a nuestros grandes antepasados sabios, a nuestro concepto religioso, al atavismo, a nuestro Destino.
Protesta fuertemente al recordar que hay entre nosotros unos que señalan a nuestras víctimas (Z”L) como débiles, y tiene la lucidez, dentro de todo el dolor que lo envuelve, para recordarnos los valores, los fundamentos de nuestro Pueblo y nuestros ideales, acudiendo a nuestro Libro, a nuestra trayectoria, a los principios del hogar judío y lo que debe ser. Llega un momento en el que Menajem Mondlak vierte su dolor por todos los ámbitos de la vida judía y nos hace levantar el rostro hacia Ha’Shem, para que lloremos lo nuestro, sí, pero con la certeza de que estamos destinados a continuar luchando, construyendo, afincados en nuestra Historia, siendo el humanismo nuestra mejor arma.
Sorprende el maestro Mondlak cuando nos confiesa no tener palabras para hablar del Holocausto y nos dice porqué. Sin embargo, en unas cuantas páginas describe lo que a otros les tomó volúmenes enteros. El impacto de su prosa es abrumador.
Oiga, Lerer, ¿quisiera Usted hablarnos del Estado de Israel?
Por supuesto, muchacho. A eso iba.
Aquí Menajem Mondlak nos recuerda que él es partidario de la paz, pero que a veces, muy a lo idish, se lamenta que “nishdo mit vemen zu reidn”, y nos remite a la fortaleza y convicciones del Pueblo. Tiene esperanzas, como todos, pero basadas en la energía y calidad moral que éste trae desde siempre.
Se dice que cada judío es un sionista “sui-generis”; que cada uno tiene su propio concepto del Estado de Israel. Ciertamente, Menajem Mondlak tiene el suyo, y es una mezcla de nacionalismo, religión y amor, todo ello cubierto por el manto de nuestra Historia, y como el maestro que es, lo detalla con su lenguaje bueno, inteligente y puntual.
Gracias, Lerer, por darnos la felicidad a través de su intelecto y su pasión por lo nuestro.
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Comentario aparte merece la labor de quienes intervinieron en la traducción de “Ecos…”Fue una labor de extraordinaria calidad, de conocimiento absoluto del idioma original y de enorme respeto a las ideas del autor.
Para leer más sobre el libro: “Ecos de los ayeres creativos”, del Prof. Manuel Mondlak, oprima aquí.
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