1 – ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?
En absoluto; más aún, yo cambiaría su pregunta por: ¿por qué el judío ha debido constituirse sobre caminos hechos al andar? Ignorado, envidiado, incomprendido, en un intento de adaptarse pero también perfilar su propia identidad, el pueblo judío actúa como un gran alfarero que por diferentes contingencias internas y externas se ve compelido a construir-deconstruir su obra, ensayando y reescribiendo así su destino de pueblo elegido. En tal sentido, su dinamicidad y amor profundo a la vida son la espuela pero también el fuelle que alienta y da sentido a los caminos que tentativamente acomete frente al Otro.
2 – —Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos–no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?
Más que constructores, a mi entender, habrían actuado de guías, corporeizando la ley y mandato divino a través de su palabra compartida con otros en sermones, asambleas, etc. Hoy no sé el lugar que habrían tenido, al caracterizarse en gran medida las interacciones sociales por una palabra vacía, sin contenido, devaluada por la estulticia del hombre y ajena en muchos casos a una palabra divina revelada en el mensaje ofrecido por los profetas.
3 -—Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ese su parecer?
Sí, estoy totalmente de acuerdo con el aserto que se deriva de su pregunta. El ser-pensar judío ha estado buscando su tiempo, su historia, que en el fondo para mí no representa más que el anhelo del judío de sentirse en comunalidad con sus semejantes, ya judíos, ya gentiles. Esto, sin embargo, hay quienes lo han interpretado como una actitud soberbia y aislada del pueblo judío, quien, autosuficiente, se retroalimentaría de sí mismo; quienes así sienten y piensan, sin embargo, ignoran la genuina naturaleza de la comunidad judía y su sentido de relación-comunión con otros Hombres.
4- —¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia ucrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?
De nuevo asiento completamente con usted. Sí, es sin duda una historia sagrada, de confianza en el hombre y en su capacidad de transformar su destino. Dios, alojado en cada uno de nosotros, se hace carne a través de las acciones, de la escritura que una y otra vez sume al ser humano en el difícil camino de vivir y ser fiel a sí mismo y al credo religioso, ético, etc., con el que cada día se relaciona con los otros.
5 -—¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?
No lo sé, aunque atisbo que lo que da sentimiento de colectividad al pueblo judío es la fuerza que dimana de cada individuo judío cuando lo que se juega es la propia supervivencia como grupo, como identidad social y cultural. Pienso así en la Shoá, en la que acciones individuales ayudaron a que la colectividad judía perviviera como grupo y luego planeara convertirse en estado-nación.
6 -—Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?
Algo de su pregunta ya lo respondí antes, en su primera pregunta. No obstante, ahondando algo más en ello, hay como usted dice una relación amor-odio hacia el judío, a quien superficialmente se vincula con unos estereotipos y prejuicios en nada fieles a la realidad. El judío, también, a mi modo de ver, debiera reflexionar acerca de su propia condición, pues hay abundante literatura que evidencia un menosprecio dentro de la propia comunidad judía hacia judíos eslavos, pareciendo así que la falsa imagen del judío se alimenta desde fuera, pero también desde dentro, donde los “hermanos” parecen disputar su lugar frente a la comunidad judía y Dios por extensión.
7 -Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? Esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.
Curiosa y a la vez interesante esa mezcla, sí, en efecto. Al fin y al cabo, el judío, como todo ser humano, es una entidad en la que conviven razón y divinidad, materialidad y sentido de transcendencia. Sin ambos, en desigual litigio, al pesar más en algunos sujetos lo divino, lo sagrado, sobre lo racional, y viceversa; el judío, vuelvo a insistir, como todo ser humano, no se interrogaría, no interpelaría a los otros en las acciones que cada día emprende, en un intento de armonizar lo aprendido y/o interiorizado, ya sea su posición-actitud vital religiosa o laica.
Excente entrevista está con el doctor Francisco Balbuena . Buenas las preguntas ,mejores las respuestas .